Uruguay acogerá el 41° Congreso Mundial de la Viña y el Vino del 19 al 23 de noviembre de 2018. Asimismo se celebrará 16ª Asamblea General de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) en el Centro de Convenciones de la ciudad de Punta del Este, Uruguay.
La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) ya tiene en marcha el 41° Congreso Mundial de la Viña y el Vino y su 16ª Asamblea General. En esta ocasión la temática sobre la que se centrará será: “Proyectando el futuro: desafíos de la producción y el mercado”.
Uruguay participa en los trabajos de OIV desde 1984 y fue uno de los 31 Estados fundadores de la organización, firmando el acuerdo internacional por el cual se creó la Organización Internacional de la Viña y el Vino el 3 de abril de 2001. Hace 20 años, del 27 de noviembre al 1 de diciembre de 1995, la República Oriental del Uruguay fue anfitrión del XXI Congreso Mundial de la Viña y el Vino en Punta del Este.
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) del Uruguay, con el apoyo del INAVI (Instituto Nacional de Vitivinicultura de Uruguay) encargado de ejecutar las políticas vitivinícolas nacionales, presentó su candidatura en la 13ª Asamblea, entendiéndola como una oportunidad para que el sector vitivinícola mundial constate la evolución de la vitivinicultura de Uruguay en estas dos décadas.
Uruguay, país vitivinícola
La página web del congreso habla de la trayectoria, el clima y los vinos de Uruguay, que «ubicado entre los paralelos 30 y 35 de latitud sur -al igual que otras importantes regiones vitivinícolas del mundo-, goza de una posición geográfica privilegiada y una larga tradición familiar entre sus productores. Su suelo arcilloso y el equilibrado régimen de sol, lluvias y temperaturas, son condiciones óptimas para el desarrollo de viñedos, que descansan en tierras de topografía levemente ondulada».
Añaden que «su clima está marcado por la influencia fluvial y oceánica, en tanto el país está rodeado por los ríos Uruguay (Oeste) y de la Plata (Suroeste), y por el océano Atlántico (Sureste). En consecuencia, los vinos producidos en Uruguay son equilibrados en su estructura, alcanzando un buen balance natural entre acidez y fruta, y con taninos muy presentes pero suaves».
Sobre la cantidad de bodegas, hectáreas cultivadas de viñedo y otros datos como la principal variedad cultivada mencionan que «con casi 7.000 hectáreas cultivadas y cosechadas a mano, unas 190 bodegas de matriz familiar y larga tradición están produciendo vinos armoniosos y elegantes, priorizando la calidad por sobre la cantidad. Y si bien la producción uruguaya está marcada por la diversidad, el Tannat es su carta de presentación: esta cepa, originaria de las zonas de Madiran e Irouleguy (sudoeste de Francia), fue introducida en el país hacia 1870 por inmigrantes vascos, adaptándose perfectamente al suelo y al clima local«. Por eso confirman que «en la actualidad, Uruguay es el único productor en el mundo donde existen cantidades significativas de esta variedad en relación a su superficie total de viñedos».
En las últimas décadas, un número importante de productores vitivinícolas han desarrollado un intenso proceso de reconversión de viñedos y bodegas. Remarcan que «como resultado, los vinos uruguayos han sabido ganarse un lugar en el contexto internacional, obteniendo innumerables premios en concursos internacionales avalados por la OIV. Y este reconocimiento mundial viene acompañado de un incremento de las exportaciones de vino embotellado, habiendo crecido a tasas superiores al 30% en los últimos dos años».
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