La Ruta del Vino de Rueda ya cuenta con reconocimiento oficial desde el martes 25 de febrero con el respaldo de la Secretaría de Estado de Turismo y Acevin (Asociación Española de Ciudades del Vino) y entra a formar parte del selecto club de productos turísticos formado actualmente por 20 Rutas del Vino.
A partir de ahora, el trabajo de la Ruta del Vino de Rueda se centrará en articular, difundir y promocionar las excelencias enoturísticas de esta Denominación de Origen, integrando en un producto turístico joven y atractivo los recursos patrimoniales, gastronómicos, de ocio y tiempo libre que conforman una ruta «modélica», según el Comité de Gestión de las Rutas del Vino de España.
La nueva ruta se ubica en pleno corazón de Castilla, circunscrita a la Denominación de Origen Rueda, extendiéndose a lo largo y ancho del margen izquierdo del río Duero. Abarca la provincia de Valladolid, colindando con Ávila y Segovia, y está integrada por 13 municipios que ofrecen una clara muestra de la riqueza turística e histórica de esta región vitivinícola por excelencia. Las condiciones climáticas y las características orográficas de sus suelos convierten a esta zona en privilegiada para el cultivo de la vid, especialmente la uva autóctona Verdejo, y confiere a sus vinos una personalidad única con características inimitables.
Sus orígenes vitivinícolas se remontan al siglo XI y, desde entonces hasta hoy, el cuidado de la vid y la elaboración de vino han dotado a esta tierra de una cultura y tradición que se ve reflejada en todos los aspectos de su personalidad, desde sus gentes a sus manifestaciones artísticas, sin olvidar, por supuesto, la gastronomía, que adquiere un papel protagonista. La Ruta del Vino de Rueda constituye un viaje imprescindible para todos aquellos que deseen conocer nuevas sensaciones, siempre con el vino y su entorno como protagonistas.
La historia de la zona y sus vinos
La historia ha dejado un importante legado patrimonial en la Ruta del Vino de Rueda. En el recorrido encontramos antiguos templos mudéjares, conventos y monasterios que asesoran espléndidos bienes inmuebles o los castillos-fortalezas como el Castillo de la Mota en Medina del Campo, que cuentan mil batallas libradas en campos de Castilla y la importancia político-económica de esta región en épocas anteriores, especialmente bajo la figura de Isabel La Católica.
El paisaje castellano, caracterizado por sus verdes campos y pinares, se transforma en la Ruta del Vino de Rueda, cediendo protagonismo a los viñedos ligados a la Denominación de Origen Rueda. Tras años de trabajo por el cuidado y protección de la uva Verdejo, la DO Rueda toma forma como tal en 1980, siendo la primera Denominación de Origen de Castilla y León en recibir este reconocimiento. Desde entonces los vinos blancos de Rueda han obtenido una importante fama internacional, con un carácter único.
Tradicionalmente se han elaborado vinos jóvenes, diferenciados por su peculiar color amarillo verdoso y sus aromas y paladar fresco, afrutado y elegante. Sin embargo, en los últimos años, algunas bodegas han apostado por la fermentación en barrica presentado caldos de gran calidad y amplias sensaciones y los vinos espumosos. Aunque la variedad Verdejo es la autóctona, en la DO Rueda podemos encontrar vinos blancos elaborados con otras variedades como el Sauvignon Blanc, Viura o Palomino Fino y, desde el año 2008, variedades que permiten elaborar vinos tintos y rosados.
Las opciones de la Ruta del Vino de Rueda
Esta ruta engloba un total de 14 bodegas, entre las que se encuentran bodegas tradicionales caracterizadas por sus galerías subterráneas, que se mantienen intactas desde la Edad Media, o bodegas modernas en primera línea de innovación y desarrollo, ofreciendo un recorrido por la cultura del vino desde la antigüedad hasta nuestros días.
En los comercios especializados, enotecas, hoteles y restaurantes se recibe un servicio impecable que mima y cuida al visitante. Hay diferentes propuestas en la Ruta del Vino de Rueda como relajarse con un tratamiento de vinoterapia en un balneario o endulzar la estancia con la repostería de sus obradores. Otro atractivo es el encanto de sus pueblos donde disfrutar de un tranquilo paseo por sus calles, observando su arquitectura tradicional y experimentando la simpatía de sus gentes. También se puede seguir el Camino de la Reina Isabel La Católica y recorrer la huella de Juana La Loca.
La cocina es otro de los platos fuertes de esta ruta. A la tradicional en la actualidad se le da un aire renovado, la innovación se une a la tradición para sacar el máximo partido a unas materias primas de primera calidad, como el lechazo asado con Indicación Geográfica Protegida (IGP) o el cochinillo, ambos asados en horno de leña, las lentejas de La Armuñas y los garbanzos de Fuentesaúco o las setas y hongos del otoño. Sin olvidar la selección de quesos elaborados a partir de leche de vaca, las cuajadas o el requesón y la repostería tradicional para endulzar el camino.