Algo que puede parecer tan ajeno al sector, resulta que no lo es. Por un lado porque nadie imaginaría que un virus, en concreto el coronavirus COVID-19, podría afectar a la actividad vitivinícola, pero así es. Los aranceles al vino de Trump o el Brexit son asuntos de los que hemos estado pendientes para saber de qué manera impactarían, pero ahora ha llegado un virus al que toca seguir de cerca.
Aranceles al vino o Brexit son términos desgraciadamente familiares en los últimos tiempos para la actividad vitivinícola, al que hay que sumar ahora el coronavirus y sus efectos en el mundo del vino. Tomamos la temperatura al tema del momento para conocer su riesgo de contagio.
Acciones de contención: eventos y ferias cancelados
Como previsión a reducir el ritmo de los contagios, muchos eventos se han ido posponiendo y/o cancelando. La pauta es seguir las recomendaciones del país donde se celebran o incluso superar esas recomendaciones.
Es el caso de ferias en países asiáticos, las primeras en «caer». Por ejemplo ProWine (Asia) Singapur que se celebraba a finales de marzo pasa a realizarse del 13 al 16 de julio y Foodex Japan también ha sido cancelada. De igual forma Vinexpo Hong Kong que originariamente iba a ser en mayo de 2020 se traslada del 8 al 10 de julio de 2020. Así empezó a impactar el coronavirus en el mundo del vino.
En Europa la feria internacional por antonomasia del sector, ProWein que iba a tener lugar del 17 al 19 de marzo se suspende este año y pasa a celebrarse del 21 al 23 de marzo de 2021. En España se ha visto afectado el Salón Gourmets previsto en Madrid entre el 30 de marzo y el 2 de abril, que ha anunciado nuevas fechas: del 15 al 18 de junio de 2020. En Italia esta estela de posponer eventos la ha seguido también Vinitaly que de abril se retrasa a junio (del 14 al 17).
En cualquier caso y por verlo desde un punto positivo aquellas empresas afectadas bien porque exponían o iban a desplazarse gozan de más tiempo para preparar estos eventos y posiblemente afrontar mucho más preparados su presencia o visita con acciones de promoción más meditadas, con más información y con un plan estratégico.
¿Cómo puede afectar al consumo de vino?
Es pronto para ver las implicaciones pero hay expertos que apuntan que evidentemente puede haber un descenso del consumo. En todo caso puede ser puntual y por un tiempo limitado en función de lo que dure o tarde en resolverse la situación y según mercados.
Posiblemente ante una reducción del consumo en hostelería, bares o restaurantes, en caso de que haya una disminución de las vida en las calles, sea el momento de pensar en otros canales de venta, algo que no implica el abandono de los anteriores, pero quizás toque atender más la venta en los lineales de los supermercados y minoristas… O poner más atención a la propia venta online o en otras plataformas de venta online.
Juan Park, director de la consultoría Wine Intelligence apunta que «a medida que más y más mercados se vean afectados por el virus, continuaremos viendo cambios en la industria del vino«. Menciona que la cancelación de ProWein 2020 «ya afecta a los planes de desarrollo empresarial para muchas empresas a nivel mundial, y esperamos que otros mercados sigan los pasos de los mercados asiáticos: el consumo disminuirá». Esto último en el sentido de que se vea más limitada la vida diaria o se pida una mayor permanencia en los hogares.
Hay fuentes que apuntan a que en países como China la «cuarentena» ha llevado a descensos en las ventas de vino en restaurantes y bares, a menor turismo que nuevamente afecta a las ventas de vino. Sin embargo en cuanto a las compras de vino para consumo en el hogar, precisamente esa cuarentena que no les ha permitido salir, parece que se ha traducido en compras online. Así el coronavirus, que perjudica gravemente a los minoristas offline, puede transformarse en “la situación perfecta para el crecimiento del comercio electrónico”, según los analistas de AllianceBernstein en un informe.
Como dato positivo hacen otro aporte, como que las compañías que sufren pérdidas por la epidemia pueden recuperarse rápidamente de la demanda acumulada una vez que el brote se alivie. «En este sentido, durante lo peor de la epidemia de SARS en 2003, las ventas cayeron pero se recuperaron en unos pocos meses», según un informe del economista del Grupo DBS Ma Tieying.
Para Alfonso Velasco, CEO de Red Bottle, aunque por ahora la exportación de los vinos españoles ha afectado sobre todo a los productos que viajan a China –lugar donde el coronavirus mutó por primera vez- la lógica apunta a que la incertidumbre se extenderá a otros países donde el contagio afecte en mayor medida. “La exportación se ha resentido, no hay duda, porque si bien la mercancía está llegando sin problema a su lugar de destino, el consumo se ha ralentizado”.
A pesar de todo, los técnicos de Red Bottle se muestran optimistas con la esperanza de que la crisis no dure mucho más tiempo y prosperen las investigaciones de una vacuna que pueda contrarrestar el COVID-19. “Las bodegas más que miedo tienen incertidumbre. Venimos de una crisis terrible desde 2008 y estamos curados de espanto. Lo que ocurre ahora es que no sabemos cuánto tiempo va a durar, hasta dónde va a llegar y cómo nos va a afectar este problema”, termina diciendo Alfonso Velasco.
La situación en China no es como para perderla de vista, es el quinto país en consumo de vino y con una tendencia al alza, sin embargo parece que el brote allí y en otros países asiáticos como Corea del Sur se va controlando.
El siguiente país al que mirar es Italia, en una situación delicada, que en turismo es un país relevante y como productor y consumidor de vino también. Aún es pronto para conocer el impacto que el coronavirus tendrá en su economía y en el mercado del vino.
Y por supuesto España también está en el punto de mira, en un estadio aún preliminar, que habrá que seguir de cerca para valorar lo que va suponiendo según las decisiones que vaya tomando el Gobierno y el Ministerio de Sanidad.
Sobre el resto de mercados estamos en la misma situación, es pronto y de hecho hay escasa información, pero tras considerar la Organización Mundial de la Salud que nos encontramos ante una pandemia global, es posible vislumbrar que antes o después más territorios se verán afectados. Según los casos de contagio de esos países, su importancia como importadores o exportadores de vino y el tiempo que cueste que combatan la crisis, con el tiempo se podrá medir cómo se van comportando.
Medidas para actuar frente al coronavirus en espacios abiertos al público
Estas recomendaciones con muy interesantes para espacios que permanecen abiertos a público, caso de las bodegas que potencian el enoturismo y abren sus instalaciones y hacen visitas guiadas, catas y otras actividades. Por supuesto esto también es válido para tiendas y comercios especializados en vino.
En una de nuestras publicaciones hermanas, Profesionalhoreca, hacen un artículo muy ilustrativo sobre las «Medidas para actuar frente al coronavirus en la hostelería», algunas perfectamente o en parte aplicables a bodegas, dado que muchas cuentan con restaurantes, bares o «wine bars» y se vuelcan en el enoturismo.
Fuera mascarillas y aislamiento: potenciar la marca y la imagen corporativa
Es el momento de seguir haciendo visibles a las marcas y las empresas, mediante acciones de comunicación y marketing para que al consumidor no se le olvide que seguimos estando ahí.
A estas prácticas se pueden añadir otras estrategias, como apoyarse en redes sociales por ejemplo, donde se pueden hacer concursos o encuestas para que el nombre de nuestros vinos, bodega y su imagen sigan grabándose en la mente de potenciales clientes.
Y la anécdota: hay un vino llamado «Coronavirus»
Pues sí, cuando hay una «crisis» más de uno busca convertirla en oportunidad y ya podemos contar que existe el vino «Coronavirus«, del que poco más sabemos. Lo tiene La Tienda del Espía, pero no hay mucha información, ni datos de quién lo produce, origen o uvas con las que se elabora.
Un misterio de vino que en su web anuncian como «el antídoto coronavirus para la gente que no tiene miedo» y que para más cachondeo dicen por ahí que venden junto a una mascarilla. Así que este es un ejemplo claro de quienes se apuntan al dicho de que una crisis es una oportunidad y de que si no la hay o tarda en llegar, se busca o se crea.
Independientemente de cómo sea este producto, su calidad o su posibilidad de éxito, es curioso que precisamente sea con un vino con el que se quiera sacar provecho de esta situación tan delicada.