Valdeorras está moviendo ficha en el mundo del vino. Parte de la tradición y su saber hacer en el manejo del viñedo y de la defensa de su tierra para abrirse al exterior. ¿Se conocen lo suficiente sus vinos y paisajes? Ambos van de la mano. Abrir una botella de Valdeorras implica descubrir su esencia atlántica, sus suelos diversos y sus variedades. A ver si sabemos explicarlo tan bien como allí nos lo contaron.
Pensar en Galicia es evocar el mar, algo que no tiene Valdeorras, una zona de interior que compensa esa falta de costa con un gran río, el Sil. Esta comarca, las más nororiental de la provincia de Ourense, tiene mucho que ofrecer en forma de vinos, gastronomía y maravillosos paisajes.
¿Qué tienen de particular los vinos de Valdeorras?
Viticultura ancestral
Por un lado una tradición de siglos. La viticultura aquí es ancestral, puesto que los romanos que se instalaron para explotar sus recursos auríferos ya plantaron las primeras cepas y construyeron los primeros lagares. Y esas bases que ellos pusieron han continuado a través del tiempo hasta nuestros días. Por tanto hay saber y conocimiento del viñedo, una experiencia sumada a lo largo de la historia, pero no solo eso…
Clima atlántico con influencia continental
El clima sin duda destaca como otro factor importante que configura la personalidad de sus vinos, atlántico con influencia continental, esto es veranos muy cálidos e inviernos muy fríos, algo que influye en el viñedo.
Suelos de pizarra, graníticos, aluviales y arcillo-ferrosos
Y aquí llega uno de los condicionantes fundamentales: los suelos. Jorge Mazaira, director técnico de la DO Valdeorras atribuye a ellos un gran valor «en esto no pueden copiarnos porque los suelos no se los pueden llevar a ningún sitio». Y desgranó los tipos que se pueden encontrar y la forma en que inciden en la vid:
- De pizarra: Son suelos poco profundos de 35 – 50 cm. En ellos a las raíces les cuesta mucho bajar, son suelos difíciles, complicados y si no hay humedad, no hay producción, de modo que se equilibra y terminan por dar uno o dos kilos por cepa. Por tanto esto da un perfil diferente de vino: «esas uvas es comerlas y ya ves que es algo especial» dice Mazaira. Otra de sus características es que en estos suelos entre sus láminas la pizarra mantiene por capilaridad el agua. De modo que cuando hay problemas de humedad, en veranos que llueve poco, el agua se introduce y la planta puede absorberla, por lo que soporta mejor el stress hídrico. Nos cuentan que «hay zonas donde todo es pizarra, además disgregada, fruto de la evolución de muchos años».
- Afloramientos calizos: Van a dar vinos tintos cuerpo y estructura. El director técnico explica como curiosidad que son parcelas «que una madura una semana y otra la siguiente y así se produce, se puede medir técnicamente. Es una de las maravillas de Valdeorras, este tipo de suelos da personalidad».
- Suelos arcillo-ferrosos. Más oscuros, rojos, donde el canto rodado está en la parte de abajo, al ser más pesados, en ellos el agua se acumula y para los vinos tintos maduran bien, les da mucha estructura.
- Graníticos: a 600 – 700 m y donde hace años se decía que no se podía cultivar a esa altura, destaca Mazaira. «Evidentemente esto ha ido cambiando, las variedades que antes no se consideraban aptas para estas zonas, ahora sí es posible cultivarlas, ahora hay garnacha y godello a esos metros, hay que asumir riesgos en estos lugares. Hay laderas con una pendiente de un 15 o un 20% como máximo, por tanto son mecanizables, fácilmente trabajables».
- Aluviales: Corresponden a la zona llana, están pegados al río, son mucho más ricos en nutrientes. En este caso la planta como hay nutrientes y humedad produce mucha vegetación y Mazaira avisa que para su manejo «hay que tener más técnica, más podas en verde, más control de la producción. No se puede decir que es una mala zona , sino que hay que controlarla mucho mejor en cuanto a las técnicas de cultivo». Detalla que las raíces de la planta «bajan mucho para recoger toda la humedad y los nutrientes «. Por eso la importancia de llevar ese viñedo de una manera muy adecuada, «con más altura para que la planta ventile y de menor producción por cepa, entonces se equilibra».
¿Qué ampara la DO Valdeorras y cómo son sus vinos?
La comarca es muy pequeña, 35 km de punta a punta en la entrada de Galicia, «en la Denominación de Origen somos 45 bodegas, ahora mismo están funcionando 43, 1.975 viticultores y hay censadas 1.200 – 1.300 ha, esto es variable».
Es de las denominaciones más antiguas tras la de Ribeiro, tiene su primer reglamento en el año 1945 y en 1977 tiene una estructura de denominación de origen, así empieza el control de la calidad, de tratar lo que son las variedades, o de que no se puede plantar cualquier cosa.
«Hay un trabajo de muchos años» en la DO, destaca el director técnico. «El programa REVIVAL (Restructuración del Viñedo de Valdeorras) que arranca hacia 1976 coincide con el resurgir de todas las variedades, recupera la variedad godello, se hacen campos experimentales, no sólo con godello, también con mencía, merenzao y con alguna más. En ellos se ponen diferentes portainjertos y sistemas de conducción en diferentes alturas y se ve la calidad de esos vinos». En palabras de Mazaira: «A partir de ahí empieza a resurgir, de aquellas en toda la denominación hablamos de que no se lograban ni 10.000 litros de godello, el 50% era palomino y el resto garnacha tintorera prácticamente. Sí hacían lo que se consideraban vinos para todo el día, de 10°, con una acidez a veces insoportable, era un alimento, que se llevaba al que cultivaba la tierra, era su aporte de energía».
En el año 2009 en la DO Valdeorras se movilizaron con las variedades y se hizo reglamento o pliego de condiciones, entonces se abrió el abanico de posibilidades, porque hasta ese momento si alguien quería elaborar otro tipo de uva no se podía permitir dentro de la DO, tenía que estar fuera. «Por tanto era una pérdida de potencial, porque los demás lo estaban haciendo», indica Mazaira. Así admitieron las variedades blancas loureira, treixadura, albariño, torrontés y lado. Pero se puso como condición que los godellos fueran 100% godellos: «el motivo fue porque la godello ha sido la uva que nos ha traído hasta aquí».
Sobre la variedad mencía Mazaira resalta que «nos gusta mucho ese tipo de vinos, se consume mucho en Galicia el vino fresco, juvenil y de hecho cada vez nos sorprende más cuando salimos al exterior y vemos que lo que quieren es vinos frescos sin madera, con fruta… Y con la mencía es algo que va a funcionar«.
Los vinos por categorías son los siguientes:
- Blancos
- Elaborados a partir de las variedades blancas (preferentes: Godello, Loureira, Treixadura, Dona Branca, Albariño, Torrontes y Lado. Autorizada: Palomino)
- Si se elabora:
- Valdeorras Godello: con un 100% de godello.
- Valdeorras Castas Nobles: con un mínimo de 85% de variedades preferentes.
- Valdeorras Blanco: elaborados con las variedades preferentes o autorizadas blancas.
- Tintos
- Elaborado con uvas tintas preferentes (Mencía, Tempranillo, Brancellao, Merenzao, Sousón, Caíño Tinto, Espadeiro e Ferrón), o autorizadas (Gran Negro, Garnacha Tintureira y Mouratón).
- Si se elabora:
- Valdeorras Mencía: con un 85% de Mencía.
- Valdeorras Castas Nobles: con un mínimo de 85% de variedades tintas preferentes.
- Valdeorras Tinto: con las variedades preferentes o autorizadas tintas.
- Espumoso
- Un vino espumoso obtenido según el método tradicional, elaborado con un mínimo del 85% de uva de la variedad godello.
- Tostado
- Vino naturalmente dulce elaborado a partir de las variedades tintas o de godello.
- Producción Controlada
- Los distintos vinos tintos acabados de mencionar, y el Valdeorras godello que se elaboren con uva procedente de parcelas con limitación de producción.
- Crianza
- Todos los tipos de vinos blancos y tintos de Valdeorras sometidos al envejecimiento en barricas de roble podrán ser, según la legislación vigente, Barrica, Crianza y Gran Reserva.
La otra Valdeorras desconocida
La tradición vitivinícola de Valdeorras se extiende por toda la comarca, lo comprobamos de primera mano visitando las cuevas donde se hace y se conserva vino. Por ejemplo las Cuevas de Vilamartín, que se remontan a la época romana, ahora son propiedad de particulares del lugar que han sabido recuperarlas y conservarlas. Tienen hasta su propia fiesta, Festa Das Covas, que suele ser el primer sábado de agosto y abren al público general por un precio que permite visitarlas, beber sus vinos y degustar sus tapas. De igual forma en la población de Seadur no se quedan atrás y cuentan con sus propias cuevas y fiesta. Las de Vilamartín se excavan en la tierra, de tipo arcilloso y las de Seadur, en este sentido son más trabajosas ya que tocó vérselas con suelo de tipo granítico, que es mucho más duro. Aquí la fiesta es en Semana Santa y también se pueden visitar ese día previo pago de una entrada.
El presente y futuro de los vinos de Valdeorras
Actualmente se puede hablar de que Valdeorras y sus vinos están de moda, muchas bodegas han puesto su mirada allí y han decidido asentarse: Rafael Palacios y Telmo Rodríguez de La Rioja, Grupo Jorge Ordóñez que desde Málaga se ha extendido por puntos del territorio nacional y también produce aquí, Pago de los Capellanes de Ribera del Duero, o CVNE también de La Rioja ha sido la última que ha aterrizado y ha comprado otra bodega.
Llegamos a las campañas de promoción presentes, además de la asistencia a eventos y ferias para dar a conocer más sus vinos, Valdeorras recientemente ha puesto en marcha«Brindis de sensaciones» que presentaron José Luis García Pando, presidente y Marcos Prada, vicepresidente de la entidad. Con ella quieren fortalecer la marca, comunicar y promover el conocimiento de lo que hacen y elaboran.
Con vistas a lo que puede ser el futuro de Valdeorras, el minifundio es otra de las particularidades que puede parecer un handicap y de la que tal vez puedan sacar provecho: «una exclusividad que tiene Galicia, si somos capaces de vender esa exclusividad, tendremos algo que no es imitable en ningún sitio». Los vinos de parcela, pero de parcelas pequeñas o muy pequeñas: «será singular cuando podamos hacer solamente muy pocos ese tipo de vinos, a un precio que estaría entre 8, 10, 15 euros, pero sí son exclusivos en ese sentido». Es decir una producción muy limitada dada por la extensión reducida de donde proceden.
¿Y qué factores hacen más patente la diferenciación de Valdeorras? El director técnico lo tiene claro: «las variedades se las pueden llevar, el godello y el albariño están hasta en Uruguay… Pero la madre está aquí, la madera de poda, lo que se cortó de donde salen los injertos surgió de Valdeorras… Todo lo que se ve por ahí proviene de nosotros, la madre es inimitable, solo hay una, y eso somos y nos vamos a diferenciar».
Y dentro de lo que puede venir, opina que «el futuro es Atlántico y son nuestras variedades, las menos conocidas, que se están recuperando en toda Galicia y dentro de 20 años hablaremos de todo este potencial, porque no existen en ningún otro sitio del planeta, son nuestras, solo las sabemos manejar en Galicia. En Londres (London Wine Fair) cuando hablábamos de mencía ya la conocían por el Bierzo, por Ribeira Sacra y por nosotros, pero cuando mencionábamos brancellao, sousón, caíño, merenzao… decían eso qué es, es algo distinto, todo el mundo quería probarlo, porque no han tenido esa oportunidad».
«¡Poned un Valdeorras en vuestra vida que algo cambiará!» exclama Jorge Mazeira: «para compartir, para cerrar el día. ¡Vale para todas las ocasiones!».
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