El cambio climático ha impactado significativamente en la viticultura de Champagne, obligando a los productores, como la Maison Ruinart, a adaptarse con prácticas sostenibles para preservar la calidad del vino y la biodiversidad en la región.
En las últimas décadas, la actividad vinícola de Champagne ha enfrentado desafíos considerables debido al cambio climático. Los viticultores y enólogos han sido testigos de alteraciones en los viñedos que afectan profundamente la producción de vino, planteando la necesidad de revisar las prácticas tradicionales.
El aumento constante de las temperaturas durante la maduración de las uvas ha acelerado el ciclo vegetativo de la vid y ha llevado a vendimias más tempranas. Esto se ha traducido en mayores niveles de azúcar en las uvas y una disminución en la acidez del mosto. Además, eventos climáticos extremos como las heladas primaverales pueden dañar los cultivos en crecimiento.
Indicadores para entender y paliar los efectos del cambio climático
Para comprender mejor y mitigar los efectos del cambio climático, los viticultores y enólogos de Champagne ahora utilizan diversos indicadores climáticos y bioclimáticos. Estos indicadores les permiten evaluar el impacto del cambio climático en los viñedos y adaptar sus prácticas para mantener la calidad de los champagnes.
Un indicador crucial es el índice heliotérmico de Huglin, que refleja las condiciones climáticas durante el ciclo de crecimiento de la vid. Este índice ha ido aumentando gradualmente, acercando Champagne a las características del clima templado de regiones más al sur.
Frédéric Panaïotis, chef de cave, explica que “como enólogos, debemos adaptarnos con humildad a una nueva realidad climática, profundizar en nuestros conocimientos y ajustar nuestras prácticas con agilidad para seguir revelando la singularidad del terroir de la región de Champagne”.
La temperatura media del champagne ha aumentado 1,3ºC entre 1991-2020 en comparación con el periodo de referencia de 1961-1990. La temperatura media del champagne fue de 11,7ºC durante el periodo de 1991-2020, mientras que durante el periodo de referencia anterior fue de 10, 4º. Esto ha llevado a una reducción del ciclo de la vid. Como consecuencia la Maison Ruinart y otros productores están tomando medidas para adaptarse al cambio climático. Han adoptado prácticas de viticultura más sostenibles, como el mantenimiento de dosel más amplio para proteger las uvas del calor y la vitiforestación, que crea un microclima en los viñedos.
Jean-François Jourdain, director de los viñedos de Ruinart en Taissy y Sillery, declara que “todo empieza en el viñedo, donde florecen nuestros frutos. La implementación de prácticas de viticultura más sostenibles es esencial para proteger el medio ambiente, la calidad de nuestro terroir y de nuestras uvas.”
La Maison Ruinart también ha reducido el uso de insumos químicos y ha obtenido certificaciones de Alto Valor Medioambiental y Viticultura Sostenible en Champagne. Además, han llevado a cabo proyectos de agroforestación en sus viñedos para promover la biodiversidad y combatir la erosión del suelo.
Uno de los proyectos más destacados es el viñedo histórico de Taissy en la Montaña de Reims, que se ha convertido en un laboratorio al aire libre para probar la agroforestación a gran escala. Más de 20.000 árboles y arbustos se han plantado para promover la biodiversidad y crear microclimas.
A pesar de los desafíos, la Maison Ruinart sigue comprometida con la sostenibilidad en todas las etapas de producción. Han implementado prácticas eco-amigables en la bodega y en el transporte, reduciendo su huella de carbono.
El cambio climático está transformando los perfiles aromáticos del vino, lo que ha llevado a la creación de nuevos vinos, como el Blanc Singulier, que reflejan esta nueva realidad.
“La fuerza de la Maison Ruinart reside en sus tres siglos de historia y savoir faire. El equilibrio entre sus raíces y sus compromisos es la clave de su longevidad, lo que la convierte siempre en una casa contemporánea”, declara Frédéric Dufour, presidente de Maison Ruinart.