Familia Torres, diseña e implementa, un sistema pionero que captura y reutiliza el CO2 de la fermentación del vino. Una eco solución con la que estima capturar 20 toneladas de CO2 al año y reutilizarlo como gas inerte, para proteger el vino en los depósitos. El sistema ya se ha puesto en marcha en sus instalaciones de Pacs del Penedès con excelentes resultados.
Familia Torres se posiciona en la lucha contra el cambio climático y diseña un sistema innovador para capturar y reutilizar el CO2 de la fermentación del vino. Se trata de un proyecto pionero de economía circular que permitirá a la bodega reducir su huella de carbono. Durante esta vendimia, Familia Torres ha puesto a prueba este sistema con la instalación de tres globos conectados a siete depósitos fermentadores con resultados muy satisfactorios. Por ello, su intención es ampliar la instalación de cara a la próxima vendimia.
Miguel A. Torres, presidente de Familia Torres, “cada tonelada que conseguimos recuperar y reutilizar supone una tonelada menos en nuestra huella de carbono y, además, un ahorro en la factura del suministro de CO2 de la bodega. Este sistema es eficaz y rentable y lo compartiremos con otras bodegas para que, entre todas, podamos reducir de manera significativa el uso de CO2 de origen fósil”.
Tras varios años de investigación y ensayos en el marco de las tecnologías CCR (Carbon Capture & Reuse), Familia Torres estima que podrá capturar y reutilizar unas 20 toneladas de CO2 anuales, el equivalente a un tercio del gas que adquiere la bodega.
Desde que puso en marcha el programa ambiental Torres & Earth en 2008, Familia Torres ha reducido el 34% de las emisiones de CO2 por botella en todo su alcance (directas e indirectas) y tiene el objetivo de llegar al 60% de reducción como mínimo en 2030.
La producción vinícola como sinónimo de sostenibilidad
Familia Torres, una bodega totalmente implicada en la lucha contra el cambio climático, ha compartido el funcionamiento de su nuevo sistema, con la intención de aunar fuerzas y de implicar al mayor número de bodegas posibles:
- Para empezar, El sistema se adapta a los depósitos fermentadores para que el CO2 liberado durante el proceso de fermentación del vino pueda ser conducido hacia unos globos de grandes dimensiones, colocados encima de estos depósitos.
- A continuación, y a medida que el vino fermenta y libera CO2, éste es capturado en el interior de los globos, que se hinchan.
- Finalmente, mediante un compresor de aire, el gas se comprime a una presión que permite ser transferido hasta otro depósito donde se almacena, para ser reutilizarlo posteriormente como gas inerte de relleno en los depósitos donde hay vino con el fin de evitar su oxidación.
Según Miguel A. Torres, presidente de Familia Torres, “cada tonelada que conseguimos recuperar y reutilizar supone una tonelada menos en nuestra huella de carbono y, además, un ahorro en la factura del suministro de CO2 de la bodega. Este sistema es eficaz y rentable y lo compartiremos con otras bodegas para que, entre todas, podamos reducir de manera significativa el uso de CO2 de origen fósil”.
La utilización de CO2 o de una mezcla de CO2 y nitrógeno para inertizar los depósitos de vino es una de las técnicas más habituales para proteger el vino. Por lo general, este CO2 es suministrado por un proveedor de gases, que lo adquiere principalmente de refinerías de petróleo, y por lo tanto tiene una huella de carbono asociada. En cambio, el CO2 de la fermentación no es de origen fósil, sino que es el mismo CO2 que la vid ha absorbido mediante la fotosíntesis, por lo que es prácticamente puro y se considera neutro en emisiones.