La compañía ha reunido en Requena (Valencia) a algunos de los principales enólogos del Grupo Schenk para seleccionar de manera conjunta el vino conmemorativo de su noventa cumpleaños.


En unas intesas sesiones de cata en las que los enólogos llegaron a valorar más de setenta referencias de vinos característicos del territorio nacional y más particularmente de la zona mediterránea, los enólogos del Grupo Schenk se decantaron de forma unánime por un Bobal monovarietal para encarnar al vino 1927, una edición limitada de alrededor de 600 botellas que la bodega regalará con motivo de su 90 aniversario.

1927
Los enólogos del Grupo Schenk se decantaron de forma unánime por embotellar un 100% Bobal, destacando por encima de todo “su tipicidad única”

El vino elegido procede de una selección de uvas de la parcela El Ardal que estaba a punto de arrancarse y que Murviedro adquirió recientemente con la finalidad de conservar un patrimonio único de la zona: las viñas viejas de Bobal. Además, representa la primera añada de esta parcela, la de 2016, cuyas viñas dieron 1,5 kg por cepa, unas cepas que por su edad, más de 70 años, ofrecen una regularidad tanto en sus frutos como en la cantidad.

Hay que recordar que la de 2016 fue una añada seca, con poca pluviometría, lo que hizo que se conformara una racimo pequeño y compacto, con gran concentración de sabores. Asimismo, tanto la viticultura como la elaboración practicada con este vino, han sido de mínima intervención con el fin de que el producto resultante reflejara todo el potencial y las características del terroir.

De este modo, tras ser recolectada el 4 de octubre del año pasado, la uva fue fermentada a 25 ºC con la propia levadura que recubre la superficie de su grano y se le realizaron suaves remontados. Después de quince días de maceración se realizó el prensado. La fermentación maloláctica tuvo lugar en depósitos de acero inoxidable para, una vez acabada, trasegarse con sus lías finas a un fudre de 5.000 litros donde se realizó su envejecimiento durante seis meses.

El resultado de este proceso es un vino de color rojo púrpura intenso, propio de la variedad Bobal. Los aromas son predominantemente frutales y recuerdan a frutas del bosque, hierbas aromáticas, violetas y especias (azafrán). En boca, en primer término, despliega la fruta madura con un punto goloso (confitura de grosellas), buena acidez y frescor. El vino se muestra persistente, con unos taninos sedosos y un fondo mineral.