Aumentar la rentabilidad del sector vitivinícola con herramientas que permitan maximizar el rendimiento de las subparcelas y conseguir uvas de mayor calidad. Con este principal objetivo desde el Itacyl trabajan aplicando novedades de la viticultura de precisión como la teledetección espacial. El Instituto de Castilla y León ha puesto en marcha estas técnicas avanzadas de análisis de datos, en colaboración con la bodega Martín Berdugo, en el marco del proyecto Vidimag.
El Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) trabaja desde hace tiempo en la monitorización del viñedo para aumentar la rentabilidad del sector vitivinícola mediante la aplicación de herramientas de viticultura de precisión para mejorar la gestión de las distintas subparcelas durante todo el proceso de cultivo. Estas tecnologías avanzadas, como la teledetección espacial, permiten el análisis de series temporales y monitorización de las necesidades del cultivo para saber qué se necesita en cada momento y conseguir así viñedos más eficientes y, en consecuencia, uvas y vinos de mayor calidad.
En el marco del proyecto Vidimag ‘Evaluación de técnicas de monitorización para la gestión integral del viñedo en viticultura de precisión’, y en colaboración con la bodega Martín Berdugo, se han llevado a cabo experimentos de campo en viñedos con espaldera vertical, sistema que se ha convertido en un estándar en la viticultura actual.
Tal y como ha explicado el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla y León, Jesús Julio Carnero, “estas investigaciones han permitido analizar sobre el terreno diversos factores como el estado hídrico del cultivo, su función fotosintética, la fenología, la influencia de diferentes suelos y las características de la planta”.
De forma paralela, se ha realizado análisis de imágenes de satélite de la constelación Sentinel-2, de acceso gratuito y gestionada por la Agencia Espacial Europea (ESA), que, mediante la aplicación de técnicas avanzadas de análisis de datos (análisis PCA y PLS sobre series temporales de imágenes de satélite), han servido para analizar la evolución temporal de la parcela de viñedo.
A este respecto, Carnero ha manifestado que “el análisis de las imágenes ha permitido comprobar distintos factores que podrían afectar al rendimiento de cada zona del viñedo para gestionar su superficie de manera diferencial y certificar que los datos estimados por los modelos matemáticos son coherentes y aplicables al viñedo comercial”.
Y ha añadido que “este nuevo enfoque basado en las nuevas tecnologías y que requiere de conocimientos especializados, puede aportar grandes beneficios al viticultor dado que genera un ahorro de tiempo y costes, permitiendo cubrir un área extensa en un instante y gestionar tratamientos y manejos del cultivo de forma diferencial a lo largo de la parcela”.
Catorce figuras de calidad vínicas certificadas
La viña, vid o parra es una planta leñosa trepadora cuyo fruto, la uva, es comestible y desde la antigüedad se emplea para la elaboración de vino y otras bebidas alcohólicas. En Castilla y León, su cultivo adquiere una importancia notable, tanto por la superficie plantada, que en 2020 rozó las 73.000 hectáreas, como por el valor añadido que genera el proceso de vinificación.
Las catorce figuras de calidad vínicas certificadas en la Comunidad dejan patente la calidad de los vinos elaborados, algo que no sería posible sin una materia prima, la uva, de calidad. Y para obtenerla es necesario un proceso de cultivo perfectamente controlado que permita maximizar la eficiencia de los viñedos.
Todo ello, junto con las cada vez mayores restricciones en el uso de fitosanitarios, convierte la monitorización del viñedo y de los cultivos en un proceso fundamental y en ello están trabajando en Itacyl. Debido a la baja rentabilidad del sector agrícola con respecto a otros sectores y a la gran extensión de las parcelas de cultivo, esta monitorización es especialmente difícil sin recurrir al uso de nuevas tecnologías.