Bodegas Fernández de Piérola celebró los diez años de éxito de su tempranillo blanco. El vino de esta variedad tiene una singular historia, puesto que no es un tipo de uva al uso, sino que procede de una mutación de la clásica tempranillo (tinta). Cuando una agricultor descubre ese cambio, arrancan los estudios para conocer la variedad que acababa de ser descubierta. Y en esta bodega decidieron apostar por hacer un vino de tempranillo blanco.
«Mutación fortuita y milagrosa. Esa podría ser la definición de lo que ocurrió en aquella finca de Murillo la tarde en la que un agricultor se percató de que dos uvas moradas se habían transformado en blancas. Algo casual. Increíble. La naturaleza estaba ofreciendo una gran y grata sorpresa. Un fenómeno extraordinario». Así explican desde Bodegas Fernández de Piérola el origen de la variedad tempranillo blanco.
A partir de aquí comienzan los estudios. Una nueva variedad acababa de nacer. Esta bodega con base en Moreda de Álava (Rioja Alavesa) decidió apostar por esta uva, completamente desconocida hasta ese momento. Y es que explican que si algo les caracteriza es la innovación. No lo dudaron un segundo “hicimos una apuesta intensa por algo que desde el principio nos generó interés y entusiasmo. Nos gusta innovar y lo intentamos hacer constantemente. El tiempo nos ha demostrado que íbamos por buen camino. Hoy en día, el tempranillo blanco, el vino que sale de esta uva, es uno de los más representativos de nuestra bodega.”, afirma Carlos Bujanda, propietario.
Para ello, cuando se cumplen diez años de su primera plantación, quisieron celebrarlo con los primeros que creyeron en esta nueva variedad: sus clientes. Una forma de agradecer así la confianza que depositaron desde el primer día.
Carlos Bujanda: “Hicimos una apuesta intensa por algo que desde el principio nos generó interés y entusiasmo. Hoy en día, el tempranillo blanco, el vino que sale de esta uva, es uno de los más representativos de nuestra bodega”.
Para ello organizaron un acto que se celebró en la realidad natural propia de la vida de Rioja Alavesa, rodeados de viñas y muy próximos al compromiso que tiene la empresa con la sostenibilidad. Es la única bodega estatal que se autoabastece al cien por cien de energía limpia generada por un molino eólico propio.
Así dicen que «naturaleza, sostenibilidad y uvas, son los elementos que dieron sentido al momento. Este es, sin duda, uno de los rincones más especiales que se pueden disfrutar en Fernández de Piérola».
En el evento se contó con la presencia de Chema San Segundo, uno de los grandes referentes de España en cuanto a innovación se refiere, quien se define como “uva blanca que he mutado en varias ocasiones, ya que soy abogado, escritor, inspirador y ahora innovador”.
Para la bodega se trata de «un fenómeno de la naturaleza para celebrar el décimo aniversario de otro fenómeno de la naturaleza: la uva morada convertida en blanca«.
El tempranillo blanco de Fernández de Piérola
Para su elaboración se parte del mosto yema, se hace un desmangado estático, para fermentar durante unos 19 días en depósitos de acero inoxidable.
Se realiza trasiego de borras, con posterior mantenimiento de lías finas para ganar en volumen.
Notas de cata
- Color: Amarillo paja
- Aroma: Intensos aromas varietales: frutas tropicales (plátano, piñas licuadas) y ciertos recuerdos herbáceos.
- Paladar: Carácter voluminoso y envolvente, equilibrado en su acidez / alcohol, que intensifica frescura y juventud.