El enoturismo se ha convertido en una de las grandes esperanzas del sector vinícola y no es para menos. El turismo enológico es un sector en auge que está revalorizando el turismo rural y ofreciendo un contacto directo con la agricultura y el campo. Es una manera muy instructiva y agradable de viajar, aprendiendo a la vez, sobre dos grandes actividades de España -como son el vino y la agricultura-. Además, ofrece a profesionales y amantes del vino, tanto nacionales como internacionales, la oportunidad de catar los mejores vinos españoles.
El sector turístico fue sin lugar a dudas una de las actividades más afectadas por la crisis derivada de la covid-19, que impidió la movilidad y provocó el cierre del canal horeca. El sector se vio obligado a reinventarse apostando por la digitalización, la publicidad y las redes sociales. En cifras, el enoturismo atrajo más de tres millones de visitas en el año 2019, generando 85,5 millones de euros. En el año 2020, del pistoletazo de salida de la pandemia, las visitas bajaron a 814.323, pero se han mantenido mucho mejor que otros sectores. Pese a ello, el enoturismo es esencial para recuperar el consumo interior, consolidar la recuperación del sector y aportar valor añadido a zonas más despobladas, como las de interior.
En este contexto, el nuevo canon de visita ha impulsado de manera importante las «Rutas del Vino», como herramienta para convertir el vino en experiencias. En esta situación nace la «Ruta del Vino de Gran Canaria«, a la que las rutas del vino de España dieron el visto bueno en julio de 2021 y que emprende el camino de la digitalización y la apuesta por las nuevas tecnologías. Así, en las islas, la Ruta del Vino es una experiencia alternativa en un ecosistema de muchos productos turísticos, respaldada por la Consejería de Sector Primario y Soberanía Alimentaria del Cabildo de Gran Canaria.
El paraíso canario: vino y enoturismo
La Ruta del Vino de Gran Canaria es un elemento turístico y de apoyo al desarrollo económico y social para el sector primario insular que incide en las zonas de cumbre y medianías. No obstante, los establecimientos de la «Ruta del Vino de Gran Canaria» se distribuyen por buena parte de la isla, con gran presencia en las zonas rurales. Además, según criterio de Susana García, directora de la Interprofesional del Vino de España (OIVE) y y Salvador Manjón, presidente de la DO Valencia y director de La Semana Vitivinícola, el elemento experiencial es esencial para hacer avanzar al sector. Hay infinidad de experiencias: catas bajo las estrellas, noches en espacios naturales, aperitivos entre viñedos, excursiones a bosques mágicos, conciertos con vino, paseos por bicicleta en viñedos…
Desde la Ruta del Vino Gran Canaria explican que «no descubrimos nada si hablamos de la originalidad de los vinos canarios, libres de filoxera y con varietales únicos. Todo esto, dentro de una gran potencia vitivinícola como es España, donde se cultivan 941.087 hectáreas de viñedo cultivadas, el 13% del total mundial. En el año 2021 el cultivo de viñedo en Canarias ha aumentado casi un 4%, 13.313 m² nuevos en la isla de Gran Canaria».
Todo este es el campo de trabajo del enoturismo y, por ende, de las Rutas del Vino. Esto, junto a los agentes del desarrollo rural, ponen a la Isla en el foco del enoturismo y a su Ruta en el lugar idóneo para combinar el vino y las experiencias.
Y es especialmente reseñable que, el vino genera a nivel estatal 427.700 empleos y aporta el 2,2 del PIB, casi 24.000 millones de euros de forma directa o indirecta. Por lo tanto, desde la Ruta del Vino Gran Canaria hacen hincapié en que «la importancia del sector del vino en España es innegable. Ahora se trata de fidelizar y llegar a nuevos públicos. Interesantes retos para un 2022 donde el enoturismo tiene un papel importante que jugar. También en Gran Canaria».