El vino es un producto viajero, por eso la logística en las bodegas es algo que no se puede descuidar. Para que llegue  a su destino se enfrenta a varios retos: agilidad y protección del envío o conocer el marco regulatorio del lugar al que se dirige son detalles fundamentales a tener en cuenta. Por ello Alfredo Echevarría, director de Segment Marketing en España y Portugal en UPS, desgrana el tratamiento especial, la experiencia y las soluciones que pueden aportar para que el viaje del vino sea agradable y una ocupación menos para las bodegas.

Cuando disfrutamos de una copa de vino francés, estadounidense o argentino, no nos paramos a pensar en el viaje que ha hecho la botella hasta llegar a nuestro paladar. Hoy el mercado del vino, al igual que el resto de los sectores, deja de ser local. En los últimos años la demanda de vino español ha crecido exponencialmente más allá de nuestro país. Y es que según los últimos datos del Observatorio del Mercado de Vino español (OeMv), España es un líder en el mercado mundial de exportación de vino, similar a los volúmenes exportados en Italia o Francia, con un volumen de exportación de 22,8 millones de hectolitros. De acuerdo con la Comisión Europea en 2017, 6,4 millones de hectolitros de vino españoles fueron exportados fuera de la UE. En este sentido, es importante considerar cómo las bodegas nacionales están produciendo el nivel de exportación que hoy demanda el mercado global.

Los responsables de logística de las bodegas sufren muchos quebraderos de cabeza para hacer frente a las peticiones de sus clientes en los distintos puntos del globo. Y es que la logística del vino difiere en gran medida a la de otra industria ya que, al tratarse de alcohol, la complejidad de su exportación es un poco mayor.

Las botellas de vino, por sus características tanto de packaging como de contenido, demandan estrictos requerimientos de seguridad para que el vino no sufra ningún daño durante el transporte.

En primer lugar, hay que enfrentarse al marco regulatorio de cada país de destino que es aún más estricto que el referido a cualquier otro producto. Además, hay que gestionar también que en muchos países se exige por adelantado la confirmación de que un adulto va a recepcionar el alcohol. En segundo lugar, las botellas de vino, por sus características tanto de packaging como de contenido, demandan estrictos requerimientos de seguridad para que el vino no sufra ningún daño durante el transporte. Y, por último, el vino, al igual que los demás productos, tiene que dar respuesta a las demandas actuales del comercio: rapidez, facilidad y flexibilidad. Cumplir con todos estos aspectos sería muy difícil para las bodegas si lo hicieran por sí mismas. La mejor opción es externalizar esta gestión y confiar en un socio logístico que cuente con una dilatada experiencia en distintos mercados y con soluciones de envío específicas para la industria vitivinícola.
En los últimos años, cada vez son más las bodegas que apuestan por el ecommerce para vender sus productos más allá de España. Para ayudar a nuestros clientes exportadores de vino a llevar sus productos tanto a los distribuidores como a los consumidores finales, UPS aplica la experiencia de nuestros profesionales especializados en gestión de aduanas y creamos un equipo de expertos especializados en envíos de vino.

Además, desarrollamos una cartera de soluciones para el sector con el fin de agilizar al máximo y proteger los envíos, que va desde la creación de un packaging específico que cumple con los más altos estándares de calidad. Hasta hay una cobertura, UPS Capital, que garantiza a las bodegas la protección del producto. Y por supuesto una herramienta, Quantum View Notify®, que permite gestionar y asegurar la recepción de la entrega por parte de un adulto. Para culminar con una solución pionera en el sector, UPS Paperless Invoice, que elimina la necesidad de facturas comerciales en papel y permite transmitir los datos de la factura directamente a las oficinas de aduanas, acortando así los tiempos del envío. No obstante, más allá de las soluciones que un socio logístico puede aportar, la clave reside en acompañar a la bodega en su día a día y guiarla para que se despreocupe por completo de sus envíos y se centre en la producción de su producto.
En España contamos con vinos de muy alta calidad, elaborados tanto por grandes como por pequeños productores, y es que más allá del negocio que genera su exportación, impedir su disfrute al resto del mundo, sería un auténtico delito. Por ello, bodegueros y profesionales de la logística tenemos que fusionar nuestro conocimiento para que nuestros vinos locales lleguen a cualquier territorio en el menor tiempo posible. Y aunque cada vez tardamos menos en llevarlos a su destino, aún no hemos conseguido superar la rapidez con la que una botella llega a su última gota. Porque un buen vino, si se disfruta y comparte con amigos, se esfuma en un par de brindis; pero…quién sabe, quizá algún día alcancemos esa fugacidad.