Los depósitos para vino cumplen un papel vital tanto para su elaboración como almacenaje. El hormigón es una gran opción tanto para la crianza como para la fermentación vino, sobre todo para aquellos vinos centrados en el varietal y expresivos del terruño, pero hay más ventajas…

¿Cómo se ha llegado a que el hormigón tenga un buen papel en la crianza y fermentación del vino? La historia de la vinificación se remonta al Cáucaso hace unos seis mil años, cuando se inició la domesticación de la vid. Aunque inicialmente se consumía la uva como alimento, la transición al consumo de vino condujo al desarrollo de recipientes para fermentar y almacenar el líquido.

En sus inicios, los recipientes eran rudimentarios y poco estancos, construidos con materiales locales. A lo largo del tiempo se perfeccionaron las técnicas y se utilizaron materiales como el barro, la cerámica, la piedra, la madera y, más tarde, el hormigón. La elección del material dependía de la ubicación geográfica y las condiciones climáticas.

El hormigón, compuesto por cemento, agua y agregados como piedra y roca triturada, se introdujo a finales del siglo XIX y se popularizó en la primera mitad del siglo XX. Su eficiencia térmica, hermeticidad, optimización de espacio y capacidad para construir volúmenes significativos en diferentes formas lo hicieron preferido sobre otros materiales, como la madera.

A medida que avanzaba el siglo, el acero inoxidable relegó al hormigón debido a problemas de corrosión y dificultades en el revestimiento. Sin embargo, hoy día existe mayor conocimiento y mejores técnicas para revestir y tratar los depósitos minimizando el ataque ácido de la pared, garantizando una higiene enológica óptima.

Dados los avances en su producción y la tendencia actual de buscar vinos más varietales, en los últimos años ha resurgido el interés en el cemento en la vinificación de alta calidad. Su neutralidad aromática y porosidad lo convierten en una opción para vinos centrados en el varietal y expresivos del terruño.

Desafíos para el vino en el futuro

El cambio climático presenta desafíos, y el hormigón destaca como una solución enológica eficiente térmicamente, crucial para vinos producidos en condiciones climáticas extremas. Además, en tiempos económicos difíciles, la sostenibilidad y el menor costo del cemento en comparación con la madera lo hacen atractivo para las bodegas.

En conclusión, el hormigón ha sido, es y seguirá siendo un material destacado en la historia de la vinificación, adaptándose a las necesidades cambiantes y desempeñando un papel esencial en la producción de vinos de calidad.

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