El investigador del ICVV, Juan Fernández Recio, liderará un estudio basado en la Bioinformática Estructural con el objetivo de entender mejor los organismos vivos a través de la aplicación de métodos computacionales. Este grupo desarrollará su trabajo para entender mejor la vid y sus variedades, analizará el terreno de las levaduras y los efectos del vino en la salud.
La Bioinformática Estructural ha llegado al Instituto de Ciencias de las Vid y el Vino ICVV de la mano del investigador Juan Fernández Recio, que a partir de ahora tendrá como objetivo el desarrollo y aplicación de métodos computacionales para entender mejor a los organismos vivos en un momento clave en el que se dispone de cantidades ingentes de datos biológicos que necesitan organizarse y analizarse.
“Nosotros vamos a enfocarnos principalmente en tratar de entender el producto de la información genética, que son las proteínas. Unas proteínas que presentan una gran variedad de estructuras y cuyas funciones son muy importantes en procesos biológicos de interés para las ciencias de la vid y del vino lo que nos va a permitir abrir muchos campos de trabajo”, indica Fernández Recio.
El investigador afirma que a través de la Bioinformática Estructural se va a poder entender mejor la vid y sus variedades colaborando con los grupos de José Miguel Martínez Zapater o Javier Ibáñez que han recopilado una gran cantidad de datos de variantes genéticas, “y en los que será interesante estudiar por ejemplo el efecto a nivel molecular de mutaciones que dan lugar a diferentes variedades de uvas”.
El grupo de investigación del Instituto de Ciencias de las Vid y el Vino ICVVtambién entrará en el terreno de las levaduras, con el grupo de Ramón González, que trabajan en la selección de “variedades mejoradas para la vinificación, por ejemplo para ser más resistentes, o producir metabolitos más interesantes, y será interesante saber qué proteínas son las responsables de estos efectos para intentar modelarlas, entenderlas mejor a nivel molecular, lo que permitirá una intervención más racional”, añade .
“Nosotros vamos a enfocarnos principalmente en tratar de entender el producto de la información genética, que son las proteínas. De interés para las ciencias de la vid y del vino lo que nos va a permitir abrir muchos campos de trabajo”, indica Fernández Recio.
Y el tercer gran campo en el que desarrollará su trabajo tiene que ver con los efectos del vino en el organismo humano, tanto a nivel de percepción sensorial, con el grupo de Purificación Fernández, que tratan de conocer mejor cuáles son los componentes del vino que dan lugar a sus diferentes propiedades, “y su interacción con las proteínas salivales o receptores gustativos, por lo que estamos empezando a tratar de entender cuáles son las moléculas que activan cada uno de estos receptores, con la complejidad añadida de que a nivel poblacional también nos encontramos con diferentes variantes genéticas que hacen que el gusto lo perciba cada persona de manera diferente”.
Junto a ello, también trabajará en el tema del vino y salud, con el grupo de María José Motilva, que pondrá en marcha “estudios epidemiológicos sobre los efectos del vino en la salud humana que permitirá identificar las proteínas dianas, que hay que intentar modelar para complementar la información estructural, existente a través de métodos computacionales”.
Al final lo que Juan Fernández Recio y su equipo perseguirá es construir modelos moleculares de sistemas de interés biológico y biotecnológico “y para ello desarrollamos nuevos métodos computacionales, con el objetivo fundamental de mejorar la construcción de modelos de proteínas y de los complejos que forman. Cada proteína tiene una estructura molecular específica, que es la que determina su función, y muchas veces no se conoce, aunque se pueda inferir, de otras proteínas homólogas, que ya tengan estructura. Pero en muchos casos hay y habrá que simularlas computacionalmente”.