Un vino seductor, fresco y aromático, que muestra buena concentración, complejidad y equilibrio. Así es el nuevo vino ecológico Clos Ancestral 2019 de Familia Torres en el que ha incorporado la variedad recuperada moneu, procedente de la finca del Castell de la Bleda, un enclave con 2.500 años de historia vitivinícola. Moneu es una de las variedades pre-filoxéricas recuperadas por Familia Torres con gran potencial enológico y adaptada al cambio climático.
Familia Torres avanza en su proyecto de recuperación de variedades ancestrales con un nuevo vino ecológico del Penedès, que incluye en su cupaje la desconocida cepa moneu. Clos Ancestral 2019 es un vino inédito, el único existente que integra esta variedad que la centenaria familia de bodegueros ha rescatado del olvido y sometido a un largo proceso de estudio antes de plantarla en la histórica finca del Castell de la Bleda, en Santa Margarida i Els Monjos.
Moneu es una variedad originaria del Penedès, que Familia Torres localizó hace veinte años cerca del municipio de Querol y reintrodujo en la región en 2016, reinjertándola de modo experimental en cepas de hasta 40 años plantadas en vaso. Madura lentamente, resiste bien las altas temperaturas y la sequía que son consecuencia del cambio climático, y mantiene niveles moderados de alcohol y una marcada acidez a pesar de ser de las últimas variedades vendimiadas en el Penedès.
Clos Ancestral 2019 se elabora con tres variedades autóctonas cultivadas en ecológico: ull de llebre (tempranillo) de cepas de 40 años, garnacha y moneu. Tanto la ancestral moneu como la tempranillo proceden del Castell de la Bleda, mientras que la garnacha se cultiva en una finca cercana. Cada variedad se vinifica y se cría por separado. En el caso de la moneu, se realiza un trabajo muy minucioso, tanto en el viñedo como en la bodega, que incluye el uso de tinajas de barro y ánforas en una parte de la crianza.
El resultado es un vino seductor, fresco y aromático, que muestra buena concentración, complejidad y equilibrio. Su delicadeza le aporta una distinción inusual y mucha personalidad. 2019 fue una añada seca y con temperaturas habituales en general, aunque se elevaron por encima de la media durante el verano y sobre todo a finales de junio.
Según Miguel Torres Maczassek, quinta generación de Familia Torres: “Después de tantos años recuperando estas variedades, estudiándolas y conociéndolas poco a poco, es especialmente emocionante sacarlas a la luz. Hemos incorporado la variedad moneu al cupaje de nuevo Clos Ancestral como primer paso, y estamos seguros de que ayudará a fortalecer la identidad de los tintos del Penedès. Nuestra intención es ir incrementando la presencia de moneu a medida que vayan consolidándose las nuevas plantaciones, pero al mismo tiempo no queremos que sea un monovarietal al 100% para preservar la diversidad histórica del viñedo”. Y añade: “Clos Ancestral es un vino estrechamente ligado a este rincón del Penedès, al Castell de la Bleda; nos habla de la historia del lugar, de la tradición y del patrimonio vitivinícola del Penedès”.
Familia Torres empezó la búsqueda de variedades ancestrales a principios de los años ochenta con la voluntad de contribuir a recuperar el patrimonio vitícola de Catalunya. En la última década, la quinta generación ha dado un nuevo impulso al proyecto como solución al cambio climático al constatar que algunas de las más de 50 variedades recuperadas muestran, además de un gran potencial enológico, una gran capacidad de adaptación al nuevo escenario climático.
Finca dedicada al vino desde hace más de 2.500 años
Como viticultores con raíces en el Penedès desde el siglo XVI, Clos Ancestral rinde tributo a la historia vitivinícola de esta región, no solo por integrar una variedad cultivada antes de la filoxera, sino porque procede de una finca dedicada al cultivo de la vid desde hace 2.500 años, según evidencian los hallazgos arqueológicos descubiertos en el Castell de la Bleda.
La intervención realizada por el arqueólogo Xavier Esteve en el interior de la edificación en 2018 demuestra la existencia de un asentamiento ibérico, que dataría entre los siglos V y III aC, una villa romana, un castillo y una masía medieval, antes de la construcción en el siglo XVII del actual edificio, catalogado como ‘Bien cultural de interés nacional’.
La finca del Castell de la Bleda, ubicada cerca de la emblemática viña de Mas La Plana, cuenta con 16 hectáreas de viñedo plantado sobre suelos profundos, de textura franca. El viñedo se destina en su mayoría al estudio de la variedad moneu y está estructurado en varias parcelas en las que se experimenta con diferentes sistemas de conducción y marcos de plantación.
Moneu, junto con la blanca forcada, son las dos variedades ancestrales que Familia Torres ha plantado de manera más extensiva en el Penedès, tras haber sido aprobadas por el Consejo Regulador en 2018. En cuanto al resto de variedades recuperadas con gran potencial enológico, la querol y garró están plantadas en la DO Conca de Barberà, y la pirene y gonfaus en la DO Costers del Segre, en la finca Sant Miquel de Tremp, en el Prepirineo, y en la finca Purgatori, en Les Garrigues, respectivamente. El emblemático vino Grans Muralles fue el primer exponente del proyecto de recuperación de variedades ancestrales a finales de los años noventa, seguido del Forcada que salió a la luz en 2019, destinado a la alta restauración.
Precio recomendado: 14,90€. El vino está a la venta aquí.