Un total de 16 centros de investigación de España, como el IMIDRA madrileño o el IRTA y el INCAVI catalanes, trabajarán de forma conjunta en el Proyecto Minorvin. Un esfuerzo conjunto con el que se pretende pone en valor la biodiversidad existente en 51 variedades de uva de vinificación minoritarias de todas las regiones recuperadas en España. El objetivo es evaluar su potencial sobre la mitigación de los efectos del cambio climático en la viticultura.
El cambio climático está llevando un incremento de temperaturas y reducción de lluvia. Estos efectos pueden dar lugar a vinos de mayor graduación alcohólica y menos acidez. Todo esto conlleva una erosión genética del cultivo y, como consecuencia, un grave peligro de extinción en las variedades autóctonas.
Concretamente, una de las grandes preocupaciones en el ámbito vitivinícola mundial es la disminución del número de variedades de vid cultivadas y la desaparición de otras muy antiguas. Esto viene causado por factores como el bajo número de variedades admitidas en las Denominaciones de Origen o las ayudas a la reconversión de los viñedos, que potencia la eliminación de aquellos más viejos y con más diversidad genética.
Por este motivo, 16 centros de investigación de España se han unido para desarrollar Minorvin, un proyecto que quiere poner en valor la biodiversidad existente en variedades minoritarias de vid recuperadas en España evaluando su potencial sobre la mitigación de los efectos del cambio climático en la viticultura.
Para conseguir este objetivo, se evaluará en 51 variedades minoritarias de toda España, actualmente infravaloradas, su resistencia a la sequía, su tolerancia a enfermedades fúngicas muy dependientes de la climatología (mildiu y oídio) y su potencial enológico para diversificar la producción de vino.
Regiones vinícolas catalanas
En Cataluña, el INCAVI y el IRTA trabajarán estudiando el potencial vinícola y enológico de 8 variedades minoritarias de las regiones vinícolas catalanas. Y efectuando los análisis sensoriales de todos los vinos que se acabarán elaborando de las 51 variedades investigadas en todo el estado a través de los laboratorios y el panel oficial de cata de los vinos de Cataluña.
Esta colaboración se enmarca dentro del i2VI, grupo de trabajo conjunto del IRTA y el INCAVI que ofrece al sector vitivinícola toda la potencia en I+D del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Catalunya.
Cuatro subzonas en Madrid
Por su parte la Comunidad de Madrid fomenta los trabajos de investigación para paliar los efectos del cambio climático en el cultivo de la vid, a través del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA).
La Denominación de Origen (D.O.) ‘Vinos de Madrid’ es una de las 91 denominaciones de origen reconocidas en España. Cuenta con más de 9.000 hectáreas de cultivo repartidas por 70 municipios divididos en cuatro subzonas: Arganda del Rey, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias y El Molar, esta última aprobada recientemente por la Unión Europea.
Las diferencias de clima y suelo se traducen en notables diferencias en la uva y en el carácter de los vinos producidos, por lo que cada subzona goza de unas características particulares. La nueva subzona de El Molar es la única que se encuentra en el norte de la región.
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