Investigadores y viticultores de 10 países europeos coinciden en que la conservación de variedades en vías de extinción es fundamental, pero no suficiente para evitar su desaparición. Así, a través del proyecto On-Farm destinado a evitar la pérdida de diversidad vitícola proponen la elaboración de una base de datos con todas la variedades raras, antiguas, minoritarias o en peligro de extinción y que las bodegas que las utilizan sean reconocidas con un distintivo que reconozca su labor.
El proyecto On-Farm, iniciativa en la que han participado 17 grupos de investigación de diez países europeos, tiene como objetivo evitar la pérdida de diversidad vitícola. Para ello propone realizar una base de datos en la que se incluyan variedades de vid antiguas, raras o poco conocidas y en vías de extinción, aún cultivadas por algunas bodegas. A pesar de que todas ellas se conservan en colecciones vivas de distintas instituciones científicas, no es suficiente para evitar su desaparición.
La propuesta incide en que lo más eficaz para preservar este material único y que forma parte del patrimonio agrario y cultural de distintas zonas europeas es que «las bodegas apuesten por el cultivo de estas variedades y elaboren con ellas vinos especiales y de alta calidad«, señala Carmen Martínez, jefa del Grupo de Viticultura de la Misión Biológica de Galicia (MBG-CSIC).
Es condición imprescindible para la inclusión en este registro de una de estas variedades y la bodega que la esté cultivando, que un grupo de investigación especializado en la caracterización de variedades de vid, garantice la identidad varietal y la existencia de su cultivo en los viñedos de la bodega en cuestión. Las bodegas inscritas podrían utilizar un sello distintivo que las identifique como conservadoras de alguna de estas variedades minoritarias.
De la mano de la MBG-CSIC, han entrado a formar parte del proyecto “On-Farm” las siguientes bodegas y variedades: En la D.O. gallega “Rías Baixas”, las bodegas Pazo de Galegos con la variedad Cascón, Terras Gauda con Caíño Blanco y Loureiro Blanco, Valmiñor con Castañal y Caíño Tinto y Viña Moraima con Ratiño. En la D.O. asturiana “Cangas”; la bodega Vítheras con las variedades Albarín Blanco, Albarín Negro, Carrasquín, Moscatel de Grano Menudo Rojo y Verdejo Negro. Por último, el viticultor José Enrique Pérez con la variedad Albarello en la también D.O. de Galicia “Ribeira Sacra”.
“On-Farm” fue presentada por vez primera en el XII International Conference on Grapevine Breeding and Genetics, que tuvo lugar en Burdeos en julio de 2018, organizado por la International Society for Horticural Science (ISHS) y que se ha publicado recientemente en la revista científica “Acta Horticulturae”, figurando como coautores científicos de Albania, Austria, Francia, Croacia, Alemania, Italia, Portugal, Serbia, Montenegro y España.
Diversidad vitícola, conservación del patrimonio agrario y desarrollo sostenible
El proyecto On-Farm, recuerda que este tipo de variedades de vid representan un enorme valor con respecto al patrimonio agrario y cultural, la adaptación a las condiciones ecológicas, la diversificación de productos y la comercialización de especialidades con un mayor beneficio económico. Acciones todas ellas incluidas entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la comunidad mundial para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible.
Los trabajos e investigaciones realizados también se incluyen en el Programa Cooperativo Europeo de Recursos Fitogenéticos (ECPGR), cuyas acciones prioritarias en la preservación de recursos genéticos son aplicables también a la vid. Éstas abarcan desde el inventariado de viñedos a la definición de categorías de amenazas en las que se encuentran las variedades (en peligro, peligro crítico, vulnerables,…) y la superación de obstáculos que permitan el cultivo de variedades raras, poco conocidas o antiguas.
En la misma línea, los investigadores recuerdan que en las dos últimas décadas el interés por este tipo de cultivos ha aumentado considerablemente. De hecho, los expertos han destacado el resurgir de variedades de uva minoritarias, algunas de ellas olvidadas o incluso en peligro de extinción, promoviendo su uso por parte de bodegas y viticultores.
Productores y consumidores muestran cada vez más interés, no sólo por disfrutar de un buen vino, sino por conocer la historia que hay detrás, el origen geográfico y genético de las variedades, etc.