El Innovi lidera el proyecto Visens, colaborando con bodegas y empresas tecnológicas para mejorar la monitorización de fermentaciones y crianza en la viticultura catalana. La iniciativa en la que particpa también el Instituto de Microelectrónica de Barcelona del CSIC busca desarrollar microsensores y chips, promoviendo la eficiencia y sostenibilidad frente a los desafíos del cambio climático en los próximos 50 años.
La iniciativa liderada y coordinada por el Innovi, está respaldada por la Generalitat de Catalunya y tiene como objetivo principal mejorar la monitorización de fermentaciones y crianza en explotaciones vitivinícolas catalanas mediante el desarrollo de microsensores y chips y así aplicarlos a los procesos de fermentación y crianza del vino.
El proyecto busca desarrollar herramientas de bajo coste que permitan análisis más fiables, optimizar el uso de la energía y digitalizar el sector vitivinícola catalán. En este contexto, el IMB-CNM-CSIC está diseñando microsensores electrónicos con sistemas microfluídicos sobre silicio, integrando semiconductores que actúan como parte activa en la detección de especies químicas. Según Stella Vallejos, científica del IMB-CNM y líder del proyecto, estos microsensores son capaces de medir en tiempo real compuestos químicos tanto en fase vapor como líquida. De modo que estos microsensores pueden ser de gran ayuda en el control de la fermentación y crianza del vino.
Una monitorización continua durante la fermentación y la crianza del vino
La implementación de estos dispositivos de sensorización en depósitos y barricas permitirá una monitorización continua durante la fermentación y crianza del vino. Las pruebas iniciales se han llevado a cabo durante la vendimia de 2023, tras utilizar dispositivos comerciales en la vendimia del año anterior. Empresas como SC Robotics y Vega Instruments contribuyen con dispositivos capaces de medir parámetros como temperatura, densidad y nivel del vino.
Víctor Tirado, del Clúster INNOVI señala que «monitorizar las fermentaciones en continuo permite estandarizar la toma de muestra, reducir el error humano y, sobre todo, poder detectar el momento en que se produce alguna desviación y corregirla a tiempo». En la actualidad, se monitorizan las fermentaciones una vez al día y el objetivo de los nuevos sensores es generar datos cada 15 minutos para garantizar la máxima calidad del producto.
«Apostamos por la digitalización de procesos clave en la producción vitivinícola con un rango de soluciones que van desde las ya presentes en el mercado a novedosos sensores que permitan reducir el uso de aditivos como el sulfuroso«, subraya Tirado.
La iniciativa requiere del intercambio constante entre el equipo científico y el enológico de las distintas bodegas participantes en el proyecto. Por parte del IMB-CNM, están involucrados dos grupos con diferentes especialidades, uno en sensores de gases y otro en sensores para líquidos.
La colaboración entre el equipo científico del IMB-CNM y el sector enológico de las bodegas es esencial para adaptar las tecnologías al alcance de estas a los retos de los próximos 50 años. El proyecto, que inició a principios de 2022 y continuará hasta finales de 2024, busca modernizar las tecnologías vitivinícolas para afrontar desafíos relacionados con el cambio climático, como el consumo de energía, la disponibilidad de agua y el análisis de la vendimia. La implantación de opciones de sensorización no solo reducirá costes, sino que también aumentará la eficiencia y permitirá un control total de todo el proceso.
Visens (“Prueba piloto de integración de sensórica de nueva generación en bodegas catalanas como método de apoyo para la toma de decisiones”) es un proyecto financiado a través de la Operación 16.01.01 de Cooperación para la innovación del Programa de desarrollo rural de Cataluña 2014-2022 por el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Catalunya.
El Clúster Vitivinícola Catalán (INNOVI) lidera el proyecto Visens, en colaboración con el Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM-CSIC), las bodegas Celler La Vinyeta, Gramona y Vilarnau (González Byass), junto a las empresas SC Robotics y Vega Instruments.