Alejandro Moyano, cofundador de Valdemonjas, realiza una crónica de la añada justo en el momento en que se encuentran organizado la campaña de vendimia 2014 en la Ribera del Duero, lugar donde se encuentra la bodega.

Ahora que llega la vendimia 2014 en la Ribera del Duero, el año pasado  decía por estas fechas que la añada 2013 de Valdemonjas nos tenía en vilo. ¡Qué razón tenía entonces! ¡Ni la demandada intermediación a San Judas Tadeo pudo remediarlo! Grandes expectativas que fueron frustradas en último momento, por unas lluvias tan inoportunas como insistentes. Nos queda el consuelo de que lo poco que nos quedó, ahora apunta grandes maneras en crianza.
El 2014 también promete maneras, una maduración óptima en forma y en tiempo, fruto de una climatología extraña que fue compensando unos extremos con otros, haciendo de ellos una media muy interesante. Partimos de una primavera precoz muy calurosa nivelada después por un verano que quiso ser en algunos momentos y, en otros, no fue. El resultado actual: un fruto interesante con una maduración pepita/hollejo/pulpa equilibrada.

«El vino que soñamos solo puede elaborarse desde una uva razonada y apasionada».

La historia nos dice que en Ribera del Duero nada está conseguido hasta el último día y no es menos cierto que no se consigue nada, si antes no hemos hecho lo que teníamos que hacer.
Si la viña tiene algo grande es que es agradecida, si la sabemos tratar, y rencorosa, si no la mimamos como se debe. La viña viene marcada por lo que se le hizo el año anterior: el ejercicio 2013 fue benévolo en lluvias, en temperaturas y en enfermedades; así, en 2014 viene cargada de vigor, fruta exuberante. Pasamos el invierno reformando, la primavera reconduciendo y el verano limitando una planta, que ansiábamos fuera capaz de expresarse en plenitud.
Los consejos de María y Jesús son juiciosos. Es evidente que los peleo uno a uno. Solo entiendo el conocimiento desde la razón y el debate. Sorprendidos en un primer momento, lo aceptan y el resultado no puede ser mejor. Hemos cambiado la estructura de la planta sin perder lo que siempre he buscado: un racimo criado en un ambiente protegido del sol de justicia de nuestro verano; una planta fresca capaz de una crianza compleja y equilibrada. La fruta y el alcohol en armonía con la acidez y la estructura, todo un reto. Todo esto no se hace sin coste, aunque lo que de verdad al final resulta más limitante es nuestra propia formación y nuestros “a prioris”.

«Si la viña tiene algo grande es que es agradecida, si la sabemos tratar, y rencorosa, si no la mimamos como se debe».

El vino que soñamos solo puede elaborarse desde una uva razonada y apasionada. Así lo vemos todos los que formamos parte de este proyecto: desde Iván, José Ramón, Miguel, Rubén, María y Jesús, en el campo; a Luca, Charo Alexis y Jorge, pasando por Ana, Silvia y Andrés, en el proyecto de bodega que está a punto de nacer. La pasión por lo que hacemos, estoy convencido, de que ha de verse en esa uva.

Si los principios son prometedores nos toca estar preparados para que puedan expresarse. Estamos pensando en una vendimia generosa, de fechas normales entre el 20 de septiembre y el 10 de octubre. Con el riesgo de un septiembre muy seco y temperaturas diurnas altas, vendimiaremos con el alba, la fruta nos lo agradecerá. Una vendimia pausada y razonada como idealmente ha de ser.
El 22 de septiembre, Dios mediante, día fruto en el calendario iniciático de los biodinámicos, estaremos en faena. ¡Os esperamos! ¡Llamadnos!