Conseguir variedades de uva más resistentes a las altas temperaturas y sequías, enfermedades fúngicas, variedades apitenas que permitan la elaboración de vinos de baja graduación alcohólica y atender la demanda del actual consumidor. Con este objetivo desde el IMIDA han puesto en marcha un programa de mejora de monastrell que ya ha permitido iniciar el proceso de registro de seis variedades de gran calidad fenólica.
El Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA) de la Comunidad Autónoma viene desarrollando desde el año 2000 un programa de mejora cuyo objetivo es la obtención de nuevas variedades de uva de vinificación descendientes de monastrell que, además de sus cualidades, aporten los caracteres necesarios para afrontar los retos del futuro.
En este sentido, se trabaja para conseguir variedades más resistentes a las altas temperaturas o la sequía (estreses abióticos) o a enfermedades fúngicas como oídio y mildiu (estreses bióticos). Actualmente, las nuevas líneas de investigación tienen como objetivos, además, la obtención de variedades apirenas (sin pepitas), que serán destinadas a la elaboración de vinos jóvenes poco astringentes, o la selección de cruces para la elaboración de vinos de baja graduación alcohólica.
Todo ello, además, dando respuesta a los nuevos retos sociales y a las demandas de los consumidores que buscan productos más saludables y respetuosos con el medio ambiente.
Un trabajo de dos equipos del IMIDA con impacto en el sector del vino de Murcia
Estos trabajos, desarrollados conjuntamente por los equipos de Mejora Genética Molecular y de Enología y Viticultura del IMIDA han permitido ya iniciar el proceso de registro de un total de seis variedades de uva, cinco tintas y una blanca. Concretamente, las variedades tintas se caracterizan por un alto contenido fenólico (que da lugar a vinos de alta calidad), con carácter mediterráneo, característica muy demandada por el sector. A su vez, la variedad blanca presenta una acidez alta, con un aroma fresco y de calidad.
El director del IMIDA, Víctor Serrano, junto al director general de Agricultura, Industria Alimentaria y Cooperativismo Agrario, José Gómez, visitaron recientemente, junto a los Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen de Yecla, Jumilla y Bullas y distintas organizaciones agrarias, la finca Hacienda Nueva del IMIDA, en la localidad de El Chaparral, en Cehegín, donde se están llevando a cabo los trabajos.
Los asistentes pudieron comprobar cómo se realizan los procedimientos de emasculación y polinización para llevar a cabo los cruzamientos de monastrell con otras variedades, dentro del programa de mejora. Las nuevas variedades registradas por el IMIDA, que estarán a disposición del sector en los próximos años, suponen un valor añadido respecto a las actuales del mercado, debido a sus resistencias.
Además tendrán un claro impacto socio-económico sobre el sector. Concretamente, su mayor productividad (que redundará directamente en la rentabilidad de los cultivos) y la mejora que implicarán en la calidad de los vinos de la zona, influirán positivamente en la consolidación y potencialización de las tres Denominaciones de Origen de los vinos de Murcia, incrementando la exportación y contribuyendo de forma significativa a la riqueza económica del sector en la Región de Murcia.
Actualmente, el programa de mejora de monastrell se enmarca en un proyecto financiado por fondos europeos, titulado ‘La variedad monastrell: adaptación a un nuevo escenario edafo-climático’. Este proyecto, iniciado en 2019, cuenta con una financiación de 604.534 euros.
Entre 10 y 15 años hasta obtener una nueva variedad comercial
El procedimiento hasta tener disponible una nueva variedad a nivel comercial suele durar entre 10 y 15 años. En primer lugar, se realiza un proceso de selección muy riguroso y exigente para comprobar que la nueva variedad supera en calidad a los parentales y a cualquier variedad disponible en el mercado. Posteriormente, y tras comprobar su estado sanitario y que está libre de virus, tiene que pasar la evaluación de 4 años por la Oficina de Registro de Variedades Comerciales. Paralelamente se van haciendo ensayos para ver su comportamiento en distintas zonas de cultivo, con plantaciones más grandes, gracias a la colaboración de viticultores y bodegueros interesados.
Además, una vez registradas, para que sean vinos comercializables deben aparecer en el listado de variedades autorizadas de uva de vinificación para la Región de Murcia. Para conseguir esta autorización, previamente y durante 4 años, hay que hacer un estudio que demuestre que la variedad en cuestión produce vino de calidad en las distintas condiciones edafoclimáticas.