Tres años de obras, una inversión de 40 millones de euros y ya es un sueño hecho realidad: Perelada tiene una bodega integrada en el paisaje. No roba protagonismo a su entorno y construcciones históricas y sin embargo es un tesoro de unas dimensiones descomunales y esconde en su interior las últimas innovaciones para seguir haciendo grandes vinos.
Perelada es mucho más que una bodega, alberga un resort compuesto por la fortaleza medieval Castell de Peralada, rodeada por 77.000m2 de cuidados jardines, el Restaurante Castell Peralada, premiado con una estrella Michelin y el Museo del Castell de Peralada con su biblioteca, la iglesia del Carmen y el claustro gótico. Y a un entorno tan completo con casino, club de golf y hasta un spa y al que no parecía faltarle nada más, se suma un sueño, el de Javier Suqué Mateu, presidente del Grup Peralada, que lo explica de esta forma: «cuando empecé a trabajar a los 25 años en nuestro negocio vinícola, pensé que me encantaría hacer una nueva bodega en la antigua granja que diseñó Adolf Florensa en los años 40 en Peralada, junto al Castillo. Y ahora, tras muchos años de esfuerzo, y pensando en construir un legado para las siguientes generaciones, mi familia y yo hemos podido hacer este sueño realidad».
Efectivamente ese sueño hecho realidad se ha visto cumplido en 2022 con una construcción espectacular, pero que no es rompedora o quita protagonismo a todo lo anterior, ya que exteriormente pasa completamente desapercibida en el terreno, hasta que llega el momento de adentrarse en su interior y es posible descubrir todas sus sorpresas.
Impulsada y concebida por la familia Suqué Mateu junto a los arquitectos RCR Arquitectes (premio Pritzker de arquitectura 2017) busca expresar el máximo potencial de los suelos del Empordà y obtener vinos excepcionales. Sin duda su diseño y toda la tecnología que alberga elevan a estas instalaciones a una nueva categoría, es un edificio con alma y a la vez muy práctico para llevar a cabo todas las tareas que se desempeñan a la hora de elaborar vino.
El paisaje y la tierra vertebran el proyecto arquitectónico, pionero en diseño ambiental al integrarse de forma completamente respetuosa y produciendo el mínimo impacto en su entorno.
No solo es una construcción singular por su arquitectura, sino que también es pionera por su sostenibilidad, ya que se ha convertido en la primera bodega europea en obtener la certificación LEED® Gold, que acredita los altos estándares de ecoeficiencia energética que sus instalaciones cumplen en su construcción, funcionamiento y mantenimiento. El proyecto también ha atraído la mirada internacional hacia las mejoras que suponen sus innovadoras instalaciones para la calidad de unos vinos cuya personalidad viene marcada por el carácter y rasgos diferenciales de las distintas fincas de Perelada.
De apariencia discreta, sin artificios ni fachada, la nueva bodega de Perelada consigue dotarse de una personalidad tan serena y delicada como rotundamente expresiva y atemporal.
“La bodega levanta un suelo en movimiento sobre el terreno a través de la formalización en franjas y se entiende como un volumen ligado a su topografía, quedando absolutamente integrado y alejándose de la idea convencional de edificio«, ha explicado Rafael Aranda de RCR Arquitectes. «A partir del concepto propio de ‘La Granja’ como mirador sobre el paisaje, la obra salva el desnivel y une las dos cotas de los terrenos en los que se encuentra para prolongarse hasta los límites definidos por los caminos. La bodega posee la superficie y el volumen necesarios con una presencia exterior cuidada y respetuosa con el paisaje.»
La concepción totalmente diáfana del espacio interior responde al reto arquitectónico que supone la ausencia de pilares en los grandes espacios del edificio.
Imaginar una bodega moderna, funcional e integrada
Eugeni Llos, director de Perelada habla de los orígenes del proyecto y de la elección de RCR Arquitectes: «Se contactó con ellos porque a Javier Suqué le hacía ilusión que lo llevase un arquitecto local, en ese momento RCR eran unos arquitectos jóvenes de Olot que habían aparecido en algún libro internacional importante como arquitectos con gran proyección pero que aún no eran muy conocidos. Hicieron una serie de dibujos y de maquetas y lo primero que dijeron es que en este pueblo tan bonito y tan especial como es Perelada, lo lógico es que la bodega estuviera integrada en el paisaje y que no fuese una bodega que llamase la atención desde muy lejos. Les gustó mucho la idea de la ubicación porque hay un desnivel de 10 metros de altura. Así propusieron hacer una bodega súper integrada en el paisaje que prácticamente no se vea, de modo que está casi oculta».
Otro de los aspectos que pone en valor Llos es la sostenibilidad, un concepto muy usado actualmente pero que en este proyecto tiene su razón de ser y se tiene en cuenta a lo largo de todo el edificio. «Creemos que en el siglo XXI no se puede pensar en hacer vino, sin que sea de forma sostenible».
En cuanto a la integración en el paisaje, que no tenga su impacto o lo transforme o industrialice, una de las características que LEED valora. Así como curiosidad «esto ocupa 18.000 m2 si a esto unimos lo que ocupa el castillo y su jardín, más lo que es la bodega, ocupa más que el resto del pueblo, como que no tiene ningún sentido hacer algo con tanto impacto visual y menos en un pueblo como Peralada que es muy bonito, medieval, etc.«.
A su vez se ha aprovechado un edificio antiguo, ya existente, se ha integrado el proyecto en el marco del edificio histórico «La Granja», proyectado en 1941 por Adolf Florensa –gran impulsor de la reforma del casco antiguo de Barcelona que se inició en los años veinte-. Por tanto el diseño arquitectónico refuerza el carácter del lugar poniendo en armonía el paisaje con el edificio existente, cuna de la historia de Perelada.
Así los ejes del proyecto son una «apuesta por el territorio, hacer mejor vino, hacerlo de forma sostenible y hacerlo con una arquitectura atractiva», matiza Eugeni Llos.
En 2003 se tomó la decisión de contar con RCR pero en 2008 no hubo más remedio con la crisis financiera de ese año que dejar un poco aparcada la idea . Al retomarlo en 2016, justo al año siguiente, en 2017, «tuvimos la suerte de que RCR recibe el premio Pritzker de arquitectura, que es el premio Nobel de esta materia, hay uno al año a nivel mundial. Se empezó a dar en el año 1973, de forma que solo hay 50 Pritzker en la historia, de los cuales dos son españoles, Moneo y RCR«. Por tanto son «estrellas internacionales, con proyectos en medio mundo, pero yo diría que el que más próximo tienen en su corazón es este. Ya desde 2003 fue una apuesta, han tenido 20 años para trabajarlo y además es su proyecto más importante de cercanía«.
Javier Suqué pone el acento en la arquitectura y su uso sobre todo enfocado a quienes vayan a disfrutar de estas instalaciones: “Desde la óptica arquitectónica, siempre imaginamos una bodega de belleza atemporal que maridase la herencia de muchos siglos de historia con la vanguardia vinícola. Y que lo hiciera pensando en que nuestros visitantes pudiesen vivir una experiencia única”.
La belleza y la tecnología están en el interior
La nueva bodega incorpora un espacio singular para los vinos más especiales, es la zona que se conoce como el Templo –en un ambiente casi místico dedicado a la creatividad– da lugar a la creación de los vinos identitarios (como los icónicos Finca Garbet o la colección insignia Gran Claustro), reservas especiales y los denominados Ex Ex (Experiencias Excepcionales), que son el resultado de los programas de investigación de la bodega. El Templo dispone de depósitos de fermentación de hormigón, fudres de roble y barricas de 300 litros para crianzas especiales.
La bodega combina un gran componente artesanal en el cuidado y selección de la uva con la incorporación de distintos avances tecnológicos y mejoras funcionales. Con la misión de elaborar mejores vinos que aspiran a ser iconos del potencial del Empordà en el mundo, el proceso de producción de la nueva bodega Perelada prioriza aspectos como la sostenibilidad, la calidad, el equilibrio o la diferenciación. Por un lado, la producción por gravedad originado por el desnivel de diez metros permite reducir al mínimo la intervención mecánica. Por otro, el innovador sistema Oresteo de Intranox permite el remontado sin bombas ni mangueras, gestionando el CO2 generado en la fermentación del vino.
Asimismo, a lo largo de todo el proceso se pone especial atención en el nivel de temperatura y de humedad: desde la cámara frigorífica que conserva la uva recolectada a mano en las condiciones idóneas tras su entrada en la bodega, hasta el riguroso control durante las fases de vinificación, crianza y afinado de los vinos.
Todo ello propicia que las particularidades de cada vino permanezcan inalteradas y su personalidad se vea potenciada. En este mismo sentido actúan los 188 depósitos que posibilitan llevar al extremo la meticulosa selección de la uva en su momento de plenitud, separada en función sus particularidades intrínsecas, definidas por la complejidad y heterogeneidad de los suelos en las distintas fincas de Perelada.
“La nueva bodega supone un antes y un después tanto para Peralada como para la DO Empordà. Estamos ante un hito en una historia de tradición familiar, visión de futuro y amor por una tierra infinitamente rica en matices y paisajes”, ha explicado Eugeni Llos. “Perelada es la bodega con mayor reconocimiento del Empordà con una trayectoria que se remonta al 1923. Lo que nos hace diferentes es que buscamos extraer todo el potencial vinícola que tiene la zona para hacer grandes vinos. Hay muy pocas denominaciones de origen que tengan suelos tan diferentes como el Empordà, y nosotros queremos que esta riqueza y heterogeneidad del terreno quede reflejada en nuestros vinos. La nueva bodega pone de manifiesto nuestro compromiso con los vinos de calidad, y nos permite progresar llevando ese amor por cada pedazo de tierra a cada botella.”
Por su parte Delfí Sanahuja, enólogo jefe, que lleva ya 30 vendimias en Perelada a sus espaldas menciona lo que espera de los vinos que nazcan en esta bodega: “Queremos dotar a esta tierra con una bodega que reúne todas las condiciones para hacer vinos que pasen de la excelencia a la excepcionalidad. En Perelada ya elaborábamos vinos excelentes, pero la nueva bodega está concebida para crear vinos extraordinarios: cada uno de ellos, con su propia personalidad y la capacidad de ir más allá, de emocionar”. Y remata: “con esta bodega tenemos todos los medios para llegar donde queramos”.
Sostenibilidad ante todo: la primera bodega europea en obtener la calificación LEED® Gold
En 2021 fue reconocida como la primera bodega europea en obtener la calificación LEED® Gold –la mayor certificación mundial de edificación sostenible, concedida por el U.S. Green Building Council (USGBC)–, que acredita los altos estándares de sostenibilidad y eficiencia que sus instalaciones cumplen en su construcción, funcionamiento y mantenimiento. Entre los pilares del proyecto se hallan el empleo de la geotermia, el consumo eficiente de agua y electricidad, la elección de materiales y procesos sostenibles, el aislamiento térmico y el predominio de la iluminación natural.
Los fundamentos de la bodega con cimentación a gran profundidad permiten la interacción con capas geotérmicas. El edificio dispone de 538 pilotes a una profundidad de entre 8 y 20 metros, 331 de los cuales se utilizan como intercambiadores térmicos con el terreno con el fin de reducir los consumos de calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria —minimizando el consumo energético con un ahorro de cerca del 37%—.
Desde una visión integral del ciclo del agua, se reduce tanto dentro del edificio —con la combinación de grifos eficientes y agua pluvial— como fuera —al utilizar un sistema de riego eficiente y aprovechar el agua de lluvia para la jardinería—. Además, el depósito de acumulación de agua pluvial de 700 m3 y la red de drenaje que facilita la infiltración del agua hacia el subsuelo dentro de la propia parcela favorecen el ciclo natural del agua y reducen la saturación del alcantarillado y las depuradoras.
El edificio emplea una iluminación de muy bajo consumo y favorece la entrada y el aprovechamiento de la luz natural a través de la cubierta y mediante un sistema de gestión avanzada. Asimismo, el 100% del consumo eléctrico corresponde a energía renovable certificada.
La bodega también ha incorporado criterios ambientales en la selección de materiales, con la que se da preferencia a los reciclados y de extracción y producción local con el propósito de reducir la huella ecológica del edificio. Asimismo, toda la madera utilizada tiene el certificado forestal FSC® Forest Stewardship Council (sello de referencia mundial de garantía de madera certificada de calidad).
Por otro lado, el diseño arquitectónico ha sido pensado para reducir el consumo energético del edificio mediante un nivel elevado de aislamiento térmico. En el espacio dedicado a la crianza del vino en la bodega, por ejemplo, se produce el efecto cueva gracias a las ventajas climáticas generadas por contactos de muros y solera con el terreno.
La nave de la bodega se adapta al terreno respetando el paisaje, tanto formal como cromática y estéticamente. Esta condición también permite que la elaboración del vino sea mediante el flujo por gravedad de uva y mosto. Gracias a la concepción de la bodega dividida en dos niveles, cota superior (entrada de la uva) e inferior (vinificación, crianza y afinado del vino), se utiliza la fuerza de la gravedad para reducir el impulso mecánico.
El diseño de los exteriores de la parcela maximiza los espacios abiertos de sombra con especies vegetales de clima mediterráneo. Estas zonas verdes protegen del calor, a lo que también contribuye la utilización de pavimentos exteriores de colores claros.
El proyecto incorpora diferentes propuestas para reducir la contaminación derivada del uso del vehículo privado. Entre ellas, plazas de aparcamiento para vehículos de bajas emisiones, puntos de recarga de vehículos eléctricos y plazas de estacionamiento para bicicletas.
El edificio también garantiza una elevada calidad del aire gracias a la renovación constante del mismo y a medidas como el uso de adhesivos y pinturas de bajo contenido en Compuestos Orgánicos Volátiles (COV).
Perelada: muchos destinos enoturísticos en un solo lugar
La nueva bodega Perelada abre a la sociedad un legado de décadas de dedicación por parte de una familia, la Suqué Mateu, ligada a un terroir que enamora por su diferencial heterogeneidad y carácter —cercano, elegante y genuino, como sus gentes— y está marcado por su ubicación entre el Pirineo y el Mediterráneo.
“Con entusiasmo, orgullo, responsabilidad y respeto a partes iguales, con la nueva bodega estamos dando un impulso decisivo a la proyección y prestigio del destino Peralada, no solo desde el punto de vista vinícola y del enoturismo de excelencia, sino aumentando de forma exponencial el atractivo de una propuesta excepcional que reúne alta gastronomía, patrimonio histórico, naturaleza, paisaje, deporte, ocio, arte y cultura. Una ecuación perfecta en la que reside el secreto del éxito de Peralada y el Empordà como destinos”, ha afirmado Eugeni Llos, director de la bodega.
La nueva bodega se integra en Peralada, un pequeño pueblo de algo más de dos mil habitantes situado en el corazón del Empordà que aloja un castillo del siglo XIV magníficamente conservado, un monasterio con una iglesia y un claustro góticos que posee una importante colección artística, un museo, un hotel de cinco estrellas, un wine spa, un golf y varios restaurantes (con el aval de los chefs Paco Pérez y Javier Martínez, discípulo del desaparecido y admirado Xavier Sagristà). Además, es el escenario de un acontecimiento operístico y de danza de referencia en Europa, el Festival Internacional Castell de Peralada fundado por Carmen Mateu en 1987, y se encuentra a pocos kilómetros de puntos tan relevantes como el Parque Natural del Cap de Creus o el Teatre-Museu Dalí de Figueres.
Las visitas a la nueva bodega de Perelada se han concebido en la línea del enoturismo experiencial, proyectando el sueño de la familia, su apuesta por el territorio, la arquitectura, la sostenibilidad, la calidad y el enoturismo. Con un lento y silencioso descenso a las profundidades de la tierra, buscando una experiencia introspectiva. El recorrido laberíntico por la bodega propone una experiencia inmersiva en las cinco fincas de Perelada y en el proyecto de arquitectura y sostenibilidad de RCR Arquitectes.
El itinerario prosigue a través de pasarelas situadas a tres metros de altura para no interferir en las dinámicas de los equipos de enología. La experiencia es especialmente “mística” en el Templo, donde la luz cenital envuelve en un halo mágico este espacio para la excelencia, la creatividad y la experimentación enológica. Para la parte final, se reserva la sala dedicada a catas, el wine bar Celler 1923 de Paco Pérez, el museo y la tienda. La actividad enoturística ya está en marcha.
“La nueva bodega está hecha para ser visitada. Queremos compartir esta magnífica bodega con todos los que, como nosotros, son entusiastas y amantes del vino”, ha añadido el director general de Pereleda, Eugeni Llos. “Pero no buscamos alcanzar altas cifras de visitantes, sino cuidar mucho la experiencia que les ofrecemos, sorprenderles y emocionarles.”
En palabras del arquitecto, Rafael Aranda: «el recorrido no dejará indiferente a nadie porque es la primera vez que se le dedica una profundidad para explicar de dónde proviene la uva. Aquí el visitante penetrará en distintas atmósferas desde la emoción, entendiendo el respeto con el que se aborda cada fase del proceso de crear vino. Todo aquel que se adentre en la nueva bodega sentirá que esta tierra de vinos le está obsequiando con una visita con alma”.
El itinerario enoturístico por la nueva bodega incorpora una propuesta enogastronómica propia. Se trata del wine bar Celler 1923, un proyecto para el que se ha contado con la colaboración de Paco Pérez, en el que el visitante tendrá la oportunidad de probar platos inspirados en la gastronomía ampurdanesa de 1923, año de fundación de la bodega, que complementan a los vinos de Perelada.
Con toda esta variedad y opciones Perelada son muchas visitas en un mismo lugar. Actualmente ofrece una de las mejores y más innovadoras experiencias enoturísticas. Hay muchas miradas dentro de Perelada y merece la pena darse un tiempo para encontrarlas.
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