Familia Torres apuesta por la reutilización de agua y la retención de aguas pluviales para optimizar recursos hídricos y reducir su dependencia de agua de red y subterránea. Desde 2016, la bodega ha logrado disminuir su consumo de agua en un 18% y sus emisiones de CO2 en un 37%, reafirmando así su compromiso con la sostenibilidad.
Optimizar los recursos hídricos y reducir su dependencia de agua de red y fuentes subterráneas, estos son los objetivos que se han marcado desde Familia Torresy para lograrlos está potenciando la reutilización de agua regenerada y la retención de aguas pluviables. Estas medidas se engloban dentro de su programa de sostenibilidad ambiental Torres & Earth, implantando en 2008 para adaptarse al cambio climático y reducir sus efectos.
En el año 2023, Familia Torres reutilizó el 45% de las aguas de proceso asociadas a la elaboración del vino de su bodega de Pacs del Penedès, la cifra más alta desde que puso en marcha, en 2016, la planta regeneradora de agua depurada, posiblemente la primera instalada en una bodega. Esta agua regenerada se destina principalmente al riego, limpieza y refrigeración.
Por otro lado, la bodega ya recoge prácticamente la totalidad del agua de lluvia de los tejados de sus instalaciones de Pacs del Penedès, y está estudiando aumentar su capacidad de retención de agua, recogiendo también la de los viales. Además, cuenta con unas 45 balsas en sus fincas de Cataluña que suman una capacidad total de almacenaje de agua de 122.000 m3.
Estas prácticas, sumadas a otras medidas para mejorar la eficiencia del uso del agua, ha permitido a la bodega reducir su consumo hídrico en sus instalaciones en un 18% desde 2016, una cifra que espera aumentar en los próximos años.
Instalación de riego de soporte en todos los viñedos
Los esfuerzos de regeneración y retención del agua responden a la necesidad de Familia Torres de instalar riego de soporte en sus viñedos en Cataluña para preservar la calidad de las uvas y asegurar la supervivencia de sus viñas, ante un clima cada vez más árido. Prácticamente un tercio de los viñedos propios, unas 300 hectáreas, ya cuentan con riego por goteo, y está previsto ampliar la superficie de riego hasta las 600 hectáreas en los próximos 3 años, lo que supondrá una inversión de más de 5 millones de euros.
El sistema de riego elegido por Familia Torres es el de riego enterrado, para evitar con ello pérdidas por evaporación. También aplica una serie de medidas para maximizar la eficiencia del riego, como la activación en horas nocturnas, sondas de humedad y sensores y estrategias de cultivo que permiten retener mejor el agua o reducir el estrés hídrico.
Reducción de emisiones de CO2
La bodega también se centra en reducir sus emisiones de CO2. De hecho, En el último balance auditado (correspondiente a Miguel Torres S.A.), la bodega ha reducido un 37% sus emisiones de CO₂ por botella de 2008 a 2023 en los alcances 1, 2 y 3, es decir desde la viña hasta el consumidor. Si solo se contabilizan las emisiones directas (alcances 1 y 2), esta reducción alcanza el 50%. Un balance que mejora el del año anterior, aunque se ha visto frenado por la situación de extrema sequía y la consecuente bajada de la producción de 2023.
Otras medidas llevadas a cabo para reducir la huella de carbono de Familia Torres ha sido la autogeneración de energías renovables, la reducción del peso de las botellas y la reducción del uso de fertilizantes gracias a la implementación de la viticultura regenerativa. También se han ampliado medidas relacionadas con la movilidad sostenible y la captura y reutilización de CO2 de la fermentación del vino. El objetivo de la bodega es reducir las emisiones de CO2 por botella (directas e indirectas) en un 60% en 2030 respecto al 2008 y alcanzar las cero emisiones netas en 2040.
Sobre estas prácticas, Miguel A. Torres, presidente de Familia Torres, defiende que la reutilización de las botellas de vidrio podría contribuir considerablemente a la reducción de emisiones asociadas al packaging y la distribución. Torres declara que “el vidrio es el mejor material para el vino, ya que no libera sustancias nocivas a diferencia del plástico. Para ciertos mercados como los monopolios escandinavos, la reutilización de las botellas podría ser una buena alternativa a otros formatos que contienen plástico. Hay que dejar de utilizar el plástico porque es un material que, además de proceder del petróleo y contaminar el planeta, es perjudicial para nuestra salud”. Y añade que “otra medida para reducir emisiones es embotellar en destino; ya realizamos una experiencia en Québec y queremos replicarla en los países nórdicos”.
En línea con estas actuaciones en sus instalaciones, lleva a cabo otras iniciativas con este enfoque como ser cofundadora de International Wineries for Climate Action, que impulsa la descarbonización del sector a nivel global, y de la Asociación de Viticultura Regenerativa, que promueve un cambio de paradigma en la gestión de los viñedos para convertirlos en sumideros de carbono.