¿Quién no tiene en la retina imágenes recientes de viñedos a la luz del fuego y las velas para evitar las heladas? Sobre todo en primavera este fenómeno es noticia porque ocurre en uno de los momentos en que más daño puede hacer al viñedo según el estado vegetativo de la vid. Tras unas imágenes potentes y hasta bonitas, con fotos nocturnas de viñedos rodeados de velas y llamas, hay mucho trabajo detrás, inversión y por supuesto preocupación para conseguir que la planta no sufra daños irreparables.
El consabido dicho de «la primavera, la sangre altera», no hace alusión a una estación con un tiempo variable y loco, que con el cambio climático se puede decir que se ha extendido a otras estaciones del año. La climatología siempre puede sorprendernos y en el viñedo, viticultores y bodegueros miran al cielo, intentando adivinar qué vendrá: lluvia excesiva, sol extremo o una helada que pueda cogerles fuera de fuego… En el caso de las heladas en el viñedo es cierto que con las nuevas tecnologías, como las estaciones meteorológicas, cada vez resulta más posible anticiparse tanto a fenómenos atmosféricos, como a posibles enfermedades en el viñedo.
Aún así, ¿qué supone una helada y cómo se puede afrontar?
En Bodega Laus hablan de que en primavera hay que «seguir muy atentos a los termómetros ya que una caída de las temperaturas provocaría en la planta un choque térmico». Y añaden que «para entender el gran peligro de las heladas tardías es importante tener en cuenta el ciclo vegetativo en el que se encuentra la vid. Tras la poda realizada en febrero, las vides comienzan a rebrotar, retomando así todas sus funciones vegetativas. Conociendo este dato, una helada tardía podría llegar incluso a causar la muerte de la planta debido a que bloquea su capacidad de fotosíntesis».
Otra preocupación es el choque térmico, así lo ven en Bodegas Carlos Serres, que se centran en los «días que calientan las plantas y que permiten al suelo caldearse, guardando incluso algunos grados de más con la llegada de la noche». Visto así no parece malo pero resaltan que «si es en días así cuando la temperatura nocturna se desploma, la planta sufrirá un auténtico choque térmico entre su temperatura almacenada y la exterior».
Precisamente ponen el foco en que «una helada tardía puede provocar daño en las yemas que estén brotando o en los tallos jóvenes pero, también, un debilitamiento de la actividad de la planta o, incluso, la destrucción de las inflorescencias de las que brotarán las uvas. Es tal el impacto que puede tener este tipo de helada sobre la vid que puede ser incluso mortal para la planta, ya que puede afectar a su capacidad de fotosíntesis bloqueándola en la absorción de cualquier nutriente«.
Medidas de prevención ante posibles heladas
Desde Laus hacen una serie de recomendaciones sobre las llamadas heladas tardías, precisamente se llaman así a las de primavera de las que dicen que «pueden llegar incluso a provocar la pérdida total de la cosecha y es muy importante utilizar medidas preventivas para minimizar su efecto».
- Una poda larga: «Antes de la brotación, una de las medidas más comunes es la realización de una poda larga que consiste en dejar más yemas en cada pulgar, reduciéndolas una vez pasado el tiempo de riesgo de heladas. Esta práctica suele realizarse en zonas con elevado riesgo de heladas ya que conlleva más trabajo al ser necesario realizar la poda dos veces».
- Retrasar la poda de invierno: «Otra de las técnicas utilizadas para combatir las heladas es atrasar la poda de invierno. Las podas precoces provocan un desborre más rápido de las yemas y las exponen a las heladas. Por lo que, a través de las podas tardías se consigue prolongar la brotación».
- Empleo de productos fitosanitarios: «La agresividad del clima provoca en algunas ocasiones que las medidas preventivas no sean suficientes. Para estos casos se suele recurrir a métodos fitosanitarios como la aplicación de bioestimulantes».
¿Qué hacer tras una helada en la viña?
«La solución es actuar de manera rápida tras este descenso de temperaturas para ayudar a las plantas a reponerse en la medida de lo posible» dicen en Bodegas Carlos Serres. Y dan unos consejos para abordar una helada tardía:
- Riego: Tras ese un golpe de estrés, señalan que el cultivo «necesita de nuestra ayuda para volver a brotar». Así «tendrá que emplear unos niveles altísimos de energía que solo puede conseguir si elevamos sus reservas hídricas. De esta manera, la planta podrá adquirir los nutrientes que necesita para poder volver a rebrotar».
- Revisión rigurosa de las plantas: «Lo ideal es esperar entre una semana y diez días para poder realizar esta evaluación del impacto de la helada tardía sobre nuestro viñedo». ¿Y dónde centrarse? En comprobar «el estado de una de sus partes fundamentales: los pámpanos, esa amalgama de hojas que forman las de la vid antes de abrirse». Precisamente el estado de los pámpanos será «el que marque nuestra actividad. Si se han helado por completo, tendremos que esperar a que caigan esperando a que brote de ellos una yema secundaria. Si la helada ha afectado a la parte superior del brote pero no a los racimos, dejaremos que la naturaleza siga su curso para ver si pueden llegar a buen puerto. En caso de que sí haya afectado al racimo, entonces no queda más remedio que cortar».
- Ayudar a los nuevos brotes: aquí lo importante es que crezcan «con fuerza con algún producto rico en algas o aminoácidos». Hablan de que «las primeras tienen la capacidad de regenerar los tejidos vegetales, mientras que los segundos ayudan a la planta a mantener el calor».
Bodegas Carlos Serres matiza que estas medidas «no solo permiten que el viñedo continúe con su actividad sino que buscan, fundamentalmente, prolongar la vida de la planta a pesar del golpe de frío».
«Cada viñedo es un caso particular»: los consejos de Anna Pedró, Crop Manager Fruits & Grapes Spain de Basf
Para Anna Pedró, Sales Área Manager NE en Basf Agro España: «las heladas de primavera son muy perjudiciales y devastan la futura producción porque las yemas ya han iniciado su actividad con los primeros brotes». Añade que «cada viñedo es un caso particular y se debe tratar de forma diferente según el nivel de afección. Por ello, en cualquier caso se debe esperar unos 10 días después de la helada para evaluar perfectamente los daños y ver cómo reacciona el viñedo, con objeto de adoptar la medida cultural más adecuada».
Pedró considera que «si los brotes se han visto afectados por las heladas, puede producirse una nueva brotación de las yemas prontas (nietos), de las ciegas y/o de las casqueras (yemas de la base), e incluso de las yemas adventicias. En determinados casos conviene realizar medidas culturales, ya que en caso de no realizarse pueden brotar numerosos brotes (adquiriendo la cepa un aspecto de “escoba”), que dificulta el manejo, la formación del viñedo y la poda a realizar para el año próximo».
Sus recomendaciones tras ver cómo rebrotan los viñedos afectados por la helada, y conforme a los resultados bibliográficos, son las siguientes:
- 1. No tocar si los pámpanos o las yemas se han helado totalmente, o si se ha helado solamente el extremo superior del pámpano sin afectar a los racimos. El sólo caerá y brotará alguna yema secundaria y/o ciega.
- 2. Si se ha helado el extremo superior del pámpano sin afectar a los racimos no tocar tampoco para poder salvar la cosecha.
- 3. Si se ha helado el extremo superior del pámpano afectando a los racimos:
- A. Viñas en formación (menos de 3 años): podar a la ciega.
- B. Viñas en producción: quitar a mano los pámpanos helados (o realizar una repoda).
Además, sobre todo para poder mejorar las situaciones 1 y 2 expuestas, y para poder mejorar la sanidad de aquellos viñedos menos afectados y con superficie foliar se recomienda:
- 1. Regar (en la medida que sea posible) para ayudar a la planta a brotar de nuevo o a reducir el estrés ocasionado por las heladas.
- 2. Aplicar un bionutriente. En este caso recomendamos un aminoácido para activar el crecimiento y el desarrollo de la planta con nutrientes directamente asimilables. Folcit® Amino-K20 de BASF es un bionutriente de última generación enriquecido con una alta cantidad de potasio y está especialmente indicado para ofrecer una rápida recuperación de la planta tras períodos críticos como una helada ya que reactiva las células afectadas por el frío. La dosis para aplicar Folcit® Amino K-20 es de 300cc/hl.
«Viñedos en llamas» y otros métodos usados durante la helada
¿Y por qué se usan las llamas o el fuego por las noches en los viñedos cuando se sospecha que habrá un gran descenso de temperaturas? Esto se hace mucho más en el país vecino, Francia, como en una ocasión ya publicamos en Tecnovino. Seguramente nuestros vecinos lo hagan así por una cuestión meramente económica, toca hacer un gran desembolso para aumentar la temperatura en el viñedo tanto en coste de compra de velas o elementos para quemar y la supervisión consiguiente para que todo vaya correctamente sin riesgo de incendio.
Sarmientos, ascuas de carbón o las velas de parafina, sirven para el propósito de subir la temperatura en noches muy frías. Para este fin se usan calentadores entre las filas del viñedo o bidones donde quemar leña o restos de poda o bien el uso de fuel como combustible y las velas mencionadas. Los vinos franceses se venden a precio mayor y por tanto afrontar estas eventualidades realizando una inversión es algo que pueden asumir. En España de todos modos cada vez se utilizan más estas opciones.
Otros sistemas requieren haber hecho una instalación con tiempo de antelación. Sería el caso de tener ventiladores de gran formato que se usan en algunos lugares, con el fin de provocar el movimiento del aire y que no se quede estático. Incluso hay ventiladores que empujan el aire caliente suministrado por torres calefactores hacia abajo, desde la parte superior; que son efectivos, pero pueden causar daño a las plantas cercanas a la torre. Otra posibilidad es el riego por aspersión, otra instalación que implica un coste alto y que se basa en la idea de regar las viñas por aspersión para que en los órganos vegetales y los brotes de la vid se forme una capa de hielo de forma que quedan atrapados en una burbuja de agua congelada y que actúan como un «abrigo» natural o capa aislante.
En Francia y Suiza se emplean hasta helicópteros que vuelan a baja altitud (menos de 20 metros) con el propósito de que agiten el aire sobre los viñedos y que ayuden así a calentar el aire a la altura de las cepas.
Al final la decisión sobre cómo proceder queda en manos del viticultor y la bodega, que saben si es un fenómeno del que protegerse por ser habitual en la zona de sus viñedos o si en cambio serán episodios puntuales o aislados y por tanto no es necesario realizar una gran inversión. El reto de hacer vino empieza en el viñedo y no es tarea fácil, desde luego.
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