Este artículo lo han realizado los expertos del mundo del vino Stuart Pigott y Paula Redes Sidore por encargo de la feria ProWein que los ha bautizado como cazatendencias. Apuntan aquí a tecnologías que parecían del futuro pero ya están aquí, como la inteligencia artificial y los avances robóticos aplicados al viñedo.
Parte del encanto del vino reside en la historia del pequeño agricultor que se afana en los viñedos, trabajando la tierra, acariciando las vides plantadas por su abuelo o bisabuelo, pisadas por pies llenos de ampollas que recorren con amor el camino familiar. Es una historia romántica. Pero, al igual que la diferencia entre la Cenicienta contada por Disney y el cuento de los hermanos Grimm, el precio de ese romanticismo se esconde con demasiada frecuencia dentro de unas zapatillas de plata: la dificultad de encontrar y mantener equipos de viticultores cualificados y el terreno difícil e irregular que tienen que trabajar. La IA y los robots están irrumpiendo en el viñedo.
Los avances tecnológicos apuntan ahora a una solución prometedora, aunque muy técnica y muy discutida: la inteligencia artificial. Los avances robóticos en imagen, posicionamiento y aprendizaje de los últimos años no sólo están creando soluciones sostenibles en el viñedo, sino que también abren la posibilidad de una agricultura ecológica e incluso biodinámica a mayor escala de lo que antes se consideraba posible. Así que, aunque el trabajo futuro en el viñedo se parezca más a Crónicas Marcianas que a «Bajo el sol de la Toscana», los robots están impulsando la viticultura en una dirección inesperada y ecológica.
A lo largo de sus treinta años de historia, ProWein, la mayor feria mundial del vino y las bebidas espirituosas, ha sido a menudo una de las primeras en mostrar estos avances de vanguardia. Con unos 5.700 expositores de unos 60 países, los resultados de estos «ayudantes» de última generación (es el caso de la IA y los robots en el viñedo) que se exhibirán en ProWein 2024 prometen ser apasionantes.
Robots para trabajar en los viñedos
Tuvimos el honor de presenciar de primera mano uno de los primeros robots Bakus de la startup de Reims VitiBot en 2019. En un día brutalmente caluroso, nos plantamos en los campos del productor de champán Aspasie (pabellón 9, Champagne Lounge) mientras el propietario Paul-Vincent Ariston mostraba su recién entregado Bakus. El robot autónomo de cuatro ruedas no se inmutó por el calor, moviéndose arriba y abajo y entre las hileras con facilidad. Bakus ha sido diseñado por Cédric Bache, ingeniero e hijo de viticultor. Esta plataforma universal totalmente eléctrica es capaz de desplazarse incluso por hileras de viñas estrechas para realizar diversas tareas en el viñedo, desde escardar hasta podar o deshojar, y puede trabajar en pendientes de hasta 45 grados.
En 2017, Naïo Technologies causó sensación internacional con el debut en Médoc de un robot a horcajadas ligero (2,1 toneladas), totalmente autónomo y 100% eléctrico llamado Ted. Sus arcos modulares le permiten adaptarse a distintas alturas y variedades de vid. Es uno de los primeros dedicados exclusivamente al trabajo en viñedos. El preciso desherbado mecánico de Ted no sólo limita la necesidad de herbicidas o los elimina por completo, sino que también ofrece una solución a las tareas que requieren mucha mano de obra en el viñedo. Utilizando GPS para un posicionamiento preciso, puede funcionar por sí solo durante el equivalente a una jornada laboral completa (8 horas) y trabajar hasta 5 hectáreas al día.
Parte de lo que diferencia a Ted, y a otros robots emergentes como él, de las soluciones mecánicas del pasado es que estas herramientas se centran tanto en mejorar la sostenibilidad como la eficiencia. En ese bastión de la tradición que es Châteauneuf du Pape, también nos topamos con un robot muy similar que había asombrado al copropietario y director de Chateau Mont-Redon, Pierre Fabre, con su capacidad para desherbar los viñedos de esta famosa finca plagados de los galets empedrados por los que es famosa esta denominación. «Nos sorprendió su precisión y fiabilidad», nos dijo. Si los robots pueden desherbar en un lugar tan difícil, ¡podrán hacerlo en cualquier sitio! Tras el éxito de las pruebas realizadas en Francia, entre ellas las del productor de coñac Hennessy y el Château Clerc Milon de Burdeos, Ted se presentó por primera vez en el mercado estadounidense en 2022.
Ted y Bakus representan sólo unos pocos del creciente ejército de avances lanzados en los últimos años por las regiones e instituciones productoras de vino del mundo. España estrenó en 2016 VineScout, un robot autónomo para la supervisión, cartografía y gestión de viñedos, capaz de recoger más de 3.000 puntos de datos por hora, como temperatura, disponibilidad de agua y biomasa en terrenos difíciles e incluso hostiles.
Y continuando con el uso de la IA y los robots en el viñedo, al otro lado del océano, investigadores de la Universidad de Cornell, en la región vinícola estadounidense de Finger Lakes, han diseñado una serie de pequeños PhytoPatholoBots (PPB) patrulladores para ayudar al desarrollo de nuevas variedades de uva resistentes a las enfermedades. Los primeros robots se introdujeron en la primavera de 2023 en cuatro programas de cultivo de uva de Estados Unidos, en el primer año de un proyecto de cuatro años de duración. Mediante visión por ordenador, inteligencia artificial y robótica, estos robots recopilarán datos en tiempo real hoja por hoja para evaluar la salud y el estado de cada cepa. El proyecto de Cornell espera utilizar esta investigación para convencer a los cultivadores de que adopten nuevas variedades resistentes a las enfermedades y reduzcan así significativamente el uso de pesticidas.
Gusto digitalizado
Pasando del viñedo a la sala de cata, las mejoras diarias en traducción y textos siguen reduciendo el limitado ámbito del redactor y el crítico, especialmente en lo que se refiere a la nota de cata. Sin embargo, aunque la IA puede copiar con éxito el estilo de redacción de un crítico o escritor concreto y sintetizar eficazmente las características típicas, las condiciones específicas de la añada y otras opiniones publicadas, lo que no ha sido capaz de hacer -todavía- es oler, saborear y puntuar.
Esto no quiere decir que no haya quien intente hacer algo importante en este campo. El año pasado debutó en ProWein PINOT: Proyecto para el Desarrollo de la Inteligencia Artificial en la Tecnología Enológica. En cooperación con el Weincampus DLR Neustadt (Pabellón 1, A65) y el Instituto Frauenhofer de Circuitos Integrados, el proyecto, lanzado en 2021, busca desarrollar un análisis del aroma del vino apoyado por IA que, según su literatura, «cierra la brecha entre la percepción sensorial y el análisis químico».
Combinando algoritmos de IA con sensores de compuestos orgánicos volátiles, esperan ser de los primeros en digitalizar la percepción sensorial. A pesar de la preferencia binaria por los unos y los ceros y la claridad del código, los robots son herramientas, no sustitutos. Pocos abogan por viñedos totalmente automatizados, ni siquiera los ecológicos. Pero al aprovechar la velocidad de procesamiento de la robótica, los productores de vino esperan tener más tiempo para hacer lo que los robots no pueden (hasta ahora): tomar decisiones estéticas y seguir su instinto. Eso es algo por lo que podemos brindar con gusto.
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