La recuperación es ya una realidad para el sector vinícola, que experimenta cierres trimestrales con cifras de ventas exitosas y el incremento del enoturismo. Los números hablan por sí solos y es que desde Bodegas de Logroño celebran haber recibido la visita de 75.000 enoturistas durante el año 2022 (datos hasta el final del mes de octubre).
El optimismo se palpa entre las personas responsables del enoturismo de las ocho bodegas que conforman Bodegas de Logroño, asociación de bodegas que busca posicionar a Logroño como destino enoturístico. Y es que las cifras que se han dado a conocer recientemente, señalan que superan los 75.000 turistas que han optado por visitarles, lo cual apunta a una clara y optimista recuperación del sector. Cifras que además, afirman las bodegas, crecerán notablemente durante la temporada alta en La Rioja en noviembre y diciembre.
El optimismo se palpa entre las personas responsables de enoturismo de Viña Ijalba, Bodegas Olarra, Bodegas Ontañón, Bodegas Franco-Españolas, Marqués de Murrieta, Marqués de Vargas, Bodegas Arizcuren y Campo Viejo, las ocho bodegas de Logroño que, ofreciendo diferentes modelos de enoturismo marcados por la singularidad de cada una de ellas, coinciden en la evolución y perfil del turista de vino, así como en las nuevas tendencias del sector.
Elena Pilo, portavoz de Bodegas de Logroño y directora de enoturismo de Franco-Españolas resume de esta manera la evolución en 2022: “El aumento de los visitantes internaciones ha sido considerable a partir del mes de marzo, debido a la relajación de las medidas sanitarias y la reapertura de fronteras, junto a la recuperación de cierta tranquilidad y pérdida de miedo del turista, que ha llevado a reanudar los desplazamientos más allá de los límites de sus ciudades regiones o países”.
Y añade: “Calculamos un 30 por ciento de turismo internacional en lo que va de año, principalmente en los meses de verano. El cliente extranjero que nos visita, proviene principalmente de Estados Unidos, Reino Unido, Bélgica, Francia, Portugal y Países Bajos, y tiene en su mayoría un nivel adquisitivo alto”.
Tendencias enoturísticas que se van implantando
La actividad enoturística de las bodegas de Logroño se está viendo reflejada de manera clara en una serie de tendencias que el sector comienza a interiorizar.
Así, por ejemplo la política de Bodegas Abiertas empieza a ser norma. Países con una clara cultura enoturística, como son Norteamérica o Francia, familiarizados con las visitas espontáneas, sin preaviso ni reservas, traen esta tendencia al enoturista español, que busca en estos espacios el lugar en el que pasar un rato lúdico, sin necesidad de realizar una visita guiada, aunque también pueda hacerlo.
Esa misma libertad a la hora de planificar las visitas a las bodegas está llevando a desestacionalizar y deslocalizar el turismo. La diversificación de la oferta del turismo enológico está contribuyendo a posicionar Logroño y La Rioja como oferta de turismo de interior en cualquier momento del año.
También impulsa esta tendencia el hecho de que las bodegas urbanas se hayan convertido en espacios de encuentro, entornos en los que organizar actividades lúdicas y profesionales, eventos, jornadas, conferencias o celebraciones privadas. La oferta de hoteles, gastronomía, logística y transporte en Logroño y su proyecto de enópolis, complementa a la perfección esta demanda, que también se apoya en la programación de actividades culturales y sociales, como festivales, mercados o conciertos, que se programan a lo largo de todo el año con una oferta, en muchos casos, ya consolidada. Las bodegas son nuevos escenarios de la oferta cultural y eso contribuye a un impacto positivo en el entorno y en la ciudad.
El perfil de turística enológico al descubierto
Desde la Asociación de Bodegas de Logroño destacan que se está observando que el perfil del visitante joven demanda un consumo responsable y moderado, que quiere acompañar el vino con una tapa o un aperitivo, y esta es una tendencia que se introduce en las bodegas y cala en el interés del consumidor. Igualmente se demanda un planteamiento sostenible de las visitas, entendidas como un turismo poco masificado.
El enoturista busca una oferta de calidad y original. Las bodegas también entienden que la flexibilidad a la hora de plantear experiencias a medida y adaptar sus horarios, ayuda a generar flujos constantes de turistas. Además, cada vez es más frecuente encontrar experiencias más allá de la tradicional visita y cata, que ofrecen una imagen mucho más atractiva y diferencial del conjunto del destino.
En definitiva, las ocho bodegas de la DOCa Rioja ofrecen a sus visitantes singulares y variadas propuestas que reflejan el carácter abierto, cosmopolita de la capital riojana a través del enoturismo, capaz de generar conexión entre el turista, la gastronomía, la cultura, el ocio y el vino.
Bajo el lema «Aquí el vino es capital» las bodegas que pertenecen a la Asociación de Bodegas de Logroño tienen sus puertas abiertas para mostrar su interior, historia, trabajo y los vinos que elaboran.
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