Desde sus inicios la bodega Herència Altés ha entendido la viticultura como una actividad protectora del ecosistema y muchas de sus acciones se centran en objetivo de respetar la herencia cultural en torno al cultivo de la vid y la elaboración del vino. Así, entre otras actuaciones, actualmente la bodega catalana de la DO Terra Alta se ha adherido a la red de seguimiento de mariposas Catalan Butterfly Monitoring Scheme y está reintroduciendo el cernícalo a la zona utilizando la técnica de crianza del hacking, entre otras muchas acciones de cuidado medioambiental.
El respeto por el medio ambiente y el paisaje, la sostenibilidad y la recuperación de la biodiversidad son valores que constituyen uno de los pilares fundamentales de la bodega Herència Altés, que tiene como objetivo integrar todo el ciclo del cultivo de la vid y la elaboración de sus vinos dentro del ecosistema y con el mínimo impacto ambiental. Así, la bodega de la DO Terra Alta, no sólo practica la viticultura ecológica y es, en gran parte, autosuficiente energéticamente, sino que ha desarrollado y ejecutado un proyecto medioambiental propio.
Así, desde hace 5 años, los propietarios Núria Altés y Rafael De Haan han impulsado, en la finca Lo Grau de l’Inquisidor -Gandesa, Tarragona-, una serie de medidas para recuperar el patrimonio natural de la zona ya que entienden que la práctica de la agricultura debe ir vinculada al respeto por el entorno: «creemos que la recuperación de la fauna y la flora autóctonas y de espacios donde puedan habitar es hoy más necesaria que nunca ya que las prácticas de agricultura intensiva y de monocultivo, la mayoría de veces, no favorecen la biodiversidad. Nosotros entendemos la elaboración del vino como una actividad protectora del territorio en el sentido más amplio«, explica Núria Altés.
Por ello, la bodega Herència Altés, fiel a su compromiso, se ha adherido recientemente a la red de seguimiento e identificación de mariposas Catalan Butterfly Monitoring Scheme (CBMS), proyecto que tiene como objetivo conocer con precisión los cambios de abundancia de mariposas a partir de la repetición semanal de censos visuales para relacionarlos después con diferentes factores ambientales, ya que las mariposas son uno de los principales indicadores de biodiversidad o bioindicador animal.
Herencia Altés cuenta con más de 54 hectáreas de viñedo, repartidas en diferentes fincas, una de ellas es El Grado del Inquisidor donde se está llevando a cabo el proyecto de seguimiento de mariposas y donde, hasta el momento, se han podido observar hasta 26 especies de mariposas diurnas entre la viña y la vegetación natural. La mayor parte de especies observadas corresponden a los hábitats del clima templado y de media montaña, siendo la mariposa Blanquita de la Col (Pieris rapae) la más abundante hasta ahora, también se han observado, entre otros, la Mariposa Reina (Papilio machaon), la plateada Común (Argynnis paphia) u otras especies migratorias que provienen del norte de África, como la Vanessa cardui (Vanessa cardui).
Otras actuaciones dentro del proyecto medioambiental
Entre las actuaciones realizadas hasta el momento también destaca el proyecto de hacking para la reintroducción de especies como la Lechuza Común (Tyto Alba) o lo que se está llevando a cabo actualmente, con 3 polluelos de cernícalo. El objetivo de esta técnica es establecer una dependencia entre los pájaros liberados y el lugar de liberación, al menos durante un periodo. La realización del hacking consiste en colocar los pollitos en una caja-nido en la que terminarán de crecer, para luego emprender los primeros vuelos hasta llegar a ser totalmente independientes.
En el marco del proyecto medioambiental de la bodega, también se han plantado miles de plantas y árboles de especies autóctonas para reproducir los ambientes naturales de la zona; se ha construido un jardín botánico con un estanque natural ya que los puntos de agua son espacios con gran biodiversidad y son cada vez más escasos, y se han recreado muchos hábitats para fomentar el retorno de especies autóctonas de animales.
En la zona más cercana a las viñas, con el objetivo de ayudar a combatir plagas y enfermedades se han instalado cajas nido para aves insectívoras y refugios para murciélagos, especies importantísimas en el control de insectos perjudiciales para en la viña.
En definitiva, el proyecto medioambiental tiene como objetivos respetar la herencia cultural en torno al cultivo de la vid y la elaboración del vino, entender la viticultura como actividad protectora del ecosistema, conservar y potenciar el paisaje y la biodiversidad, así como, museizar la finca Lo Grau de l’Inquisidor para poder hacer divulgación de estos valores, ya que, en última instancia y como parte de la responsabilidad corporativa de la bodega, se quiere educar y formar en términos de agricultura sostenible y de recuperación de la biodiversidad.