Un estudio sugiere que el cambio climático permite la aparición de una enfermedad de la vid que Europa logró evitar hace 150 años. La bacteria Xylella fastidiosa, causante de la enfermedad de Pierce en viñedos, no se propagó en Europa en el siglo XIX gracias al clima y la plaga de filoxera, según un estudio del IFISC-CSIC-UIB. Sin embargo, el cambio climático actual aumenta el riesgo de propagación de esta amenaza para el sector vitivinícola.
La bacteria Xylella fastidiosa, culpable de provocar la letal enfermedad de Pierce en viñedos, se consideraba un patógeno exclusivo de América del Norte hasta el siglo XXI. Sin embargo, en 2017 se detectó el primer caso en la isla de Mallorca y, de manera más reciente, en Portugal e Italia.
Las cepas infectadas por esta epidemia que transmiten unos insectos producen pocos frutos y de poca calidad, sus ramas necrosan y caen, llegando a perecer a los pocos años. Un panorama que el cambio climático empeora y por el que el sector vitivinícola está preocupado debido a las pérdidas millonarias que acarrea en otros cultivos como olivos y almendros, ya que las plantas afectadas han de ser arrancadas de inmediato.
![Tecnovino- Enfermedad de Pierce en viñedos](https://www.tecnovino.com/wp-content/uploads/2025/02/Tecnovino-enfermedad-de-Pierce-en-vinedos.jpg)
Entre los brotes europeos de la enfermedad de Pierce analizados, con muestras de Italia, Francia, Alemania y España, se ha rastreado el origen de la bacteria X. fastidiosa hasta California (Estados Unidos). Ahora, en un nuevo trabajo científico que aplica modelos epidemiológicos a la investigación histórica, científicos del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC-CSIC-UIB) han querido conocer cómo Europa se libró de la enfermedad hace 150 años.
El estudio de este centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat de les Illes Balears (UIB) fue publicado en la revista científica especializada Proceedings of the Royal Society B y ha sido nombrado como “lo más destacado en investigación de la literatura científica” de otras cabeceras por Science.
Una mirada al pasado
La nueva línea de investigación aclara un suceso histórico clave: a mediados del siglo XIX, la exportación de nuevos linajes de parras desde Norteamérica al sur de Francia introdujo múltiples organismos insólitos hasta ese momento en los campos europeos. Lo que ocasionó un declive masivo en la industria vitivinícola de la época, debido sobre todo a la plaga de filoxera en la península ibérica, provocada por un pulgón que aniquilaba las planta devorándolas por la raíz. No obstante, la X. fastidiosa no se propagó por el Mediterráneo en 1875 y no se ha dado rastro de la enfermedad de Pierce hasta dos siglos después.
La relación entre la biogeografía y la virulencia de las epidemias
Eduardo Moralejo, primer autor de este nuevo trabajo perteneciente al Grupo Tragsa, apunta a cómo fue probablemente el clima europeo de la época, de “temperaturas más frescas”, lo que impidió que la X. fastidiosa se expandiera por el continente. “El clima fue una barrera natural frente a la enfermedad”, explica Moralejo. Así como que las zonas de Estados Unidos desde donde se exportaron los nuevos injertos para los viñedos franceses no habían contraído todavía la enfermedad de Pierce.
Entre las múltiples coincidencias históricas del trabajo, Manuel Matías, coautor del estudio y líder del equipo, subraya que la masiva importación de vides norteamericanas resistentes a la filoxera se realizó durante la década de 1870 para luchar contra esta plaga de la vid que arrasaba en ese momento los viñedos del sur de Europa.
Explica que “la importación masiva de vides se debió a su resistencia a la filoxera, precisamente porque históricamente habían convivido, por eso sorprende que la Xylella no se implantase en Europa, ya que se trataban de parras potencialmente infectadas”. Matías también alerta de que las conclusiones de la investigación también sirven de advertencia para el futuro de las epidemias: “el aumento de las temperaturas provocadas por el cambio climático, muy pronunciadas especialmente a partir de 1990, hace más probable la propagación de la enfermedad de Pierce en zonas que antes no estaban afectadas”. Además su equipo científico documenta de cerca esta bacteria que devora olivos en el Mediterráneo.
El análisis de la filogenia de la bacteria X. fastidiosa ha permitido a los científicos “rastrear el último antepasado común” y datar su origen a 1884, en Anaheim, California (EE UU). Desde donde, en menos de una década, se propagó de Napa Valley, una zona todavía hoy reconocida por sus viñedos, al norte del estado.
El investigador del IFISC-UIB-CSIC y coautor del análisis, Àlex Giménez-Romero, sostiene que existen pocos ejemplos documentados que concreten los procesos por los que “se paraliza o propaga una enfermedad a nivel geográfico”. De ahí la necesidad de aplicar modelos matemáticos que aúnen historia, estadística y genética de plantas para explicar por qué, en un momento donde la enfermedad de Pierce ya era un problema en EE. UU. hacia finales del s. XIX, sin embargo, Europa permaneció al margen.
El investigador del IFISC-UIB-CSIC comenta que los viñedos europeos esquivaron esa pandemia gracias a sus “condiciones climáticas, la mayoría por debajo del umbral necesario para desarrollar la enfermedad”. Una conclusión a la que llegan gracias a su enfoque desde la epidemiología y ecología que analiza “el desarrollo del patógeno X. fastidiosa a lo largo de 150 años”.
Por ello, Giménez-Romero, del IFISC-UIB-CSIC, insiste en que la industria vitivinícola y las autoridades deben “conocer el fenómeno” de la enfermedad de Pierce y ser conscientes de que “Europa se enfrenta a un riesgo inminente de epidemias, especialmente en las regiones del sur”.
Referencia científica
Moralejo E, Giménez-Romero À, Matías MA. 2024 Linking intercontinental biogeographic events to decipher how European vineyards escaped Pierce’s disease. Proc. R. Soc. B 291: 20241130. https://doi.org/10.1098/rspb.2024.1130