Alta Alella ha presentado El Celler de Les Aus, su bodega de vinos naturales, cuyo arquitecto Alfons Soldevila ha querido destacar la sombra y el silencio como sus principales características. El ecodiseño, la sostenibilidad y la arquitectura orgánica respetuosa con el medio ambiente han sido las bases para su construcción.
Alta Alella, firma productora de vinos de agricultura ecológica y pionera en la creación del primer cava natural de la Península, da un paso adelante en su apuesta por la ecología y el medio ambiente con la inauguración de El Celler de les Aus, su bodega de vinos naturales. La familia Pujol-Busquets Guillén ha trabajado con el compromiso de obtener vinos puros, transparentes, que reflejen sin maquillaje el alma del paisaje y del terroir donde se cultivan. Por eso, Alfons Soldevila, arquitecto encargado de la construcción de la bodega, recibió tres premisas claras para desarrollar el proyecto: paisaje, Mediterráneo y compromiso con el Parque Natural de la Serralada de Marina.
En la nueva bodega se elaboran vinos de calidad sin utilizar sulfitos y reciben el nombre de las aves que habitan en su entorno: Bruant, Capsigrany, Merla, Tallarol y Puput.
El Celler de les Aus es un proyecto de futuro que une dos generaciones, la de Josep Maria Pujol-Busquets Camps y sus hijas Mireia y Georgina Pujol-Busquets Guillén. Josep Maria ha entregado al Celler de les Aus el conocimiento, la técnica y la experiencia adquirida durante 40 años dedicados al mundo del vino como director técnico en bodegas de prestigio y como profesor de enología en diversas universidades.
La nueva bodega y su arquitectura
Está ubicada en la entrada de la finca novecentista de Can Genís, casa de la familia, y cuenta con 2.000 metros cuadrados dedicados a la producción del vino natural, entre los que destaca un mirador con vistas al Mediterráneo y a Barcelona.
El arquitecto Alfons Soldevila ha sido el encargado de dirigir el proyecto siguiendo una filosofía basada en el ecodiseño, la sostenibilidad y la arquitectura orgánica respetuosa con el medio ambiente. Soldevila destaca «la sombra y el silencio» como los principales factores de la nueva bodega: “Por este valle no transcurre ninguna carretera. Esto es insólito en el conjunto de valles del Maresme y lo convierte en un espacio privilegiado que hay que preservar».
Alta Alella: «Los consumidores ya han comenzado a valorar vinos con alma, que transmitan su añada, el factor humano y su territorio.»
Para construir la bodega hicieron un corte en la montaña y consiguieron que las paredes de sauló (granito arenoso), al tener una inclinación natural del 30% o el 40%, no necesitaran cimientos ni muros de contención, ya que la construcción se aguanta por sí misma. Después, insertaron seis contenedores de barco reciclados provenientes del Puerto de Barcelona. La bodega está cubierta por unas mallas que, con el tiempo, quedarán tapadas por hojas de parra.
Soldevila ha prevenido al máximo la contaminación en todo el proceso constructivo y ha previsto también las necesidades futuras mediante la llamada arquitectura reversible: “Todos los elementos que forman la bodega -los bidones de cemento armado, las mallas o los contenedores– son transportables. Si en el futuro Alta Alella quisiera trasladarlo a otro espacio de la finca, lo podría hacer y el terreno quedaría tal y como era antes».
Preservar el hábitat natural
Para preservar y observar el hábitat natural del entorno que rodea la bodega, el Celler de les Aus cuenta con un bebedero diseñado por el ornitólogo e ingeniero técnico Jordi Mares (ingeniería y creatividad aplicadas a la conservación de la naturaleza) con la colaboración de Mireia Pujol-Busquets, bióloga.
Una de las técnicas más importantes de la agricultura ecológica es la de mantener el equilibrio de la naturaleza y que los insectos o animales, que podrían suponer una plaga, estén controlados por sus depredadores. El bebedero tiene la función de facilitar el baño y el agua para hidratarse a numerosas especies de pájaros que tienen su hábitat en las viñas y bosques del entorno. Estos pájaros son depredadores de insectos o de plantas que podrían ser una plaga para la viña y son los encargados de mantener el equilibrio.
El diseño del bebedero está inspirado en los recogedores de agua de lluvia que construían antes los elaboradores de vino. Como los de entonces, está formado por un pequeño depósito que permite almacenar el agua durante meses y por una rampa que facilita que pájaros de varias medidas puedan acceder a ella sin problemas. Los vinos del Celler de les Aus reciben el nombre de estos pájaros.
Una filosofía: elaborar vinos cada vez más naturales
La familia Pujol-Busquets Guillén asegura que «la búsqueda de la elaboración de vinos cada vez más naturales nace de su compromiso por respetar el entorno» en el que viven. Según Josep Maria, «en Alta Alella está nuestra casa y, entre las viñas, han crecido nuestras hijas». Desde sus inicios, Alta Alella elabora vinos ecológicos y, fruto de la profundización y el estudio en esta dirección, nació hace 10 años NU (AA Bruel), rebautizado ahora como AA Bruant, el primer cava natural de la Península. Los sulfitos son un elemento ajeno al vino y se añaden como estabilizador y antibacteriano.
Desde Alta Alella explican que comenzaron a elaborar estos vinos cuando aún no existía legislación para regularlos ni tampoco la terminología «natural» para definirlos. Sin embargo, esta «manera de hacer» ha comenzado a generalizarse en los últimos años. “Los estándares de calidad habían quedado muy definidos bajo criterios muy homogéneos. Esto ha dado lugar a vinos repetitivos y que no hablan de la tierra que les ve nacer. Pero los consumidores ya han comenzado a valorar vinos con alma, que transmitan su añada, el factor humano y su territorio.»
El proceso de elaboración
En el viñedo de Can Genís se destinan 4 hectáreas a la elaboración de vinos naturales, 3 de ellas dedicadas al cultivo de la Pansa Blanca (Xarel·lo) que da lugar al cava AA Bruant y al vino blanco AA Tallarol; 0.5 hectáreas de Pansa Rosada (Xarel·lo rosa) para el cava AA Capsigrany 0.5 hectáreas de Mataró (Monastrell) que da lugar al tinto AA Merla y al dulce AA Puput.
Se realiza la poda en verde y la vendimia es avanzada para la variedad Pansa Blanca y tardía para la Mataró. Son uvas con una sanidad impecable, elegidas y separadas una a una tanto en el viñedo como en la bodega.
En la vinificación no se adicionan sulfitos ni ningún otro producto añadido. Para el cava se aplica un método ancestral mediante el que no se añade azúcar y el tiraje se realiza con el azúcar natural de la uva. Se utilizan levaduras neutras de Champagne para la segunda fermentación.
Alella, una denominación de origen a la vanguardia de los vinos naturales
Alta Alella y su denominación de origen, la D.O. Alella, han estado a la cabeza de una tendencia que, aun siendo minoritaria, comienzan a seguir bodegas de todo el mundo. Hace años que este territorio vinícola es pionero en la elaboración de vinos ecológicos y naturales y que está a la cabeza en criterios de paisaje, sostenibilidad, investigación, salud y calidad.
La región D.O. Alella es mucho más que vinos y bodegas. En pleno litoral mediterráneo, es la denominación más pequeña de España. Ocho elaboradores se distribuyen las 300 hectáreas de terreno en producción de la zona –17 de las cuales pertenecen a Alta Alella–, y que se asientan sobre un suelo arenoso de origen granítico que, unido a las pocas precipitaciones y a la alta concentración de humedad, proporciona al vino una buena acidez, mineralidad y frescor.
Antaño, Alella era el centro de veraneo de la alta burguesía catalana. El vino se elabora en la zona desde el tiempo de los romanos (siglo III a.C.) y, en sus inicios, fue controlado por las familias de Barcino, que suministraban incluso a la Corte de Aragón. Fueron los primeros vinos blancos embotellados de fama y llegaron a alcanzar su máximo esplendor durante el siglo XIX e inicios del XX, época en la que los vinos y cavas de Alella fueron considerados los preferidos por la burguesía barcelonesa.