Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado un estudio para entender las diferentes asociaciones de emociones que provocan los vinos dependiendo del género y la edad. Entre las principales conclusiones se desvela que las mujeres son más discriminantes que los hombres entre tipos de vino en el plano emocional. Lo mismo ocurre con los consumidores más jóvenes, discriminan más que los adultos mayores de 55 años.
Las pruebas sensoriales de consumidores de vino son una de las herramientas más importantes en la industria vitivinícola de cara al desarrollo de nuevos productos y a su posterior comercialización. Un estudio, en el que han participado investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), sugiere que a nivel emocional las mujeres son capaces de discriminar entre diferentes tipos de vino, mientras que los hombres generan emociones positivas más elevadas pero más uniformes y no tan discriminantes.
“El vino siempre se ha considerado una bebida que tiene un valor simbólico y emocional muy importante y que establece una asociación entre las emociones y diferentes aspectos culturales”, explica Carolina Chaya, investigadora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas y directora de este trabajo. “De ahí que nuestra idea fuese averiguar si podían existir diferencias de edad y género a la hora de desarrollar estas asociaciones”.
Para ello, los investigadores seleccionaron un total de 208 personas, hombres y mujeres, de diferentes rangos de edad. A todos ellos, les dieron a probar seis vinos muy variados sensorialmente (dos blancos, uno rosado y tres tintos) y se les pidió que evaluaran cuanto les gustaba cada una de las muestras, así como las emociones que les generaba cada una de ellas.
“Lo más interesante del estudio es que encontramos diferencias significativas en la respuesta emocional frente a los vinos que se testaban en función de la edad y el género”, añade Carolina Chaya. “Las mujeres, presentaban una respuesta emocional menor que los hombres en los distintos vinos, pero era más discriminante entre las muestras”, explica la investigadora de la ETSIAAB. Se trata de que las mujeres a nivel emocional y subjetivo son más discriminantes entre vinos que los hombres.
También en el plano emocional, sin embargo, los hombres daban mayores puntuaciones, algo que también sucedía con adultos de más edad (tanto hombres como mujeres) concluye la investigadora. Es decir, mientras que los jóvenes discriminan emocionalmente entre vinos, los adultos de más de 55 años, aun dando una buena valoración a todos ellos, son más lineales en su respuesta.
Los aromas frutales y florales provocaron emociones más positivas
En el trabajo se evaluaron vinos con diferencias muy notables en cuanto a su perfil sensorial. “Dentro del conjunto de vinos evaluados, los aromas frutales y florales provocaron emociones más positivas. Por el contrario, los aromas de regaliz, clavo y vainilla se vincularon a emociones más negativas”, comenta Chaya.
“Las conclusiones de nuestro trabajo se tienen que valorar respecto al conjunto de vinos estudiados. Sin embargo, no cabe duda de su importancia de cara a establecer qué características pueden contribuir en mayor medida a la respuesta emocional que sugiere cada tipo de vino y al desarrollo de nuevos productos vitivinícolas en función del tipo de público al que van dirigidos”, concluye la investigadora de la UPM.
El trabajo, en el que han participado también investigadores del Basque Culinary Center y de la Fundación Euskampus del País Vasco, ha sido publicado recientemente en la revista Food Quality and Preference.