El descenso de las ventas de vino en España se cifra en un 7% des que empezara la crisis, según un informe de Nielsen elaborado con motivo de la “Cumbre Internacional del Vino” que se celebra estos días en Toledo. El futuro de los vinos españoles indican que se encuentra en el mercado exterior y en los países emergentes.
Como la gran mayoría de los sectores de la economía española el mercado del vino no ha permanecido ajeno al impacto de la crisis económica. Desde el año 2007 se ha registrado una caída en torno al 7% en volumen de ventas de vino en el mercado interior, lo que supone marcar un mínimo dentro de las ventas globales en los últimos veinte años. Al final de 2012 se vendieron en España, tanto en el canal de hostelería como en alimentación, 594 millones de litros de vino frente a los 661 millones de 1991, son datos de un informe de Nielsen elaborado con motivo de la “Cumbre Internacional del Vino” que se celebra esta semana en Toledo.
En la recta final de la crisis, desde el año 2010 al cierre de 2012, las cifras de ventas de vino retrocedieron un 4,6%, dato que se explica por el contexto económico generalizado de recesión económica y contención del gasto que ha afectado directamente al consumo. En volumen de negocio, se percibe un descenso algo menor del 3,1% desde los 1.977 millones de euros que los españoles gastaron en vino en 2010 hasta los 1.914 millones al cierre del pasado año, debido principalmente a una clara democratización de la oferta.
Por tipología de vino, y pese a la caída de ventas de vino, los vinos con DO mantienen una evolución creciente en el mercado doméstico, sobre todo en el hogar, hasta alcanzar el 51% del total de ventas en el año 2012, frente al vino sin indicación geográfica que representa el 42,9%. Estos datos evidencian la buena aceptación que el consumidor español dispensa a aquellos vinos asociados a una procedencia geográfica, algo motivado también por mayor número de denominaciones de origen surgidas en estos últimos veinte años.
Esta misma tendencia se confirma con la irrupción en 2005 de los vinos de importación, aumentando desde entonces su presencia en el mercado español, hasta representar el 3,6% del total de ventas de vino en 2012. El volumen de vinos importados en España se basa principalmente en los conocidos lambruscos y otros vinos italianos, representando el volumen de caldos de otros grandes países productores del viejo y nuevo mundo una parte poco significativa de las ventas. El descenso en el consumo es mayor en el canal de hostelería que en los hogares, ya que muchos de los consumidores han dejado de tomar el vino en bares y restaurantes para disfrutar de un buen vino en la tranquilidad del hogar. En definitiva, el bolsillo de los españoles se resiente y la tendencia decae desde 2007, año que coincide con el estallido de la actual crisis económica.
El futuro del vino español está en el exterior
Frente al descenso de la demanda doméstica, los datos de Nielsen muestran cómo el vino español tiene una evidente oportunidad de negocio en el mercado exterior. El innegable crecimiento económico de los países emergentes generará en las próximas décadas un aumento sustancial de la clase media que alcanzará los 2.000 millones de consumidores en 2020, con su estilo de vida y forma de consumo como estandarte comercial. En este sentido, el reto de las empresas productoras residirá en aumentar la penetración en mercados como el chino, el ruso o el indio donde el consumo de vino está considerado como algo elitista y sofisticado.
Otro de los factores a tener en cuenta para la externalización del vino es la importancia de atraer al “público senior”, es decir, las personas mayores que además disfrutan de un mayor poder adquisitivo. Los ratios de crecimiento numérico de este sector de la población es muy potente en América, Asía y África. En Estados Unidos estos consumidores gastan más del 50% de su presupuesto en productos de gran consumo, pese a que tan sólo el 5% de las campañas publicitarias se destina a ellos.
Por último, el estudio de Nielsen menciona el papel de la mujer en los países emergentes es cada día más relevante. De hecho, el 66% del gasto en consumo pasa por sus manos. Esos sí, para seducir a este sector de la población los vinos españoles deberán variar sus actuales conceptos comerciales optando por vinos con una mayor demanda entre estos nuevos consumidores de alto potencial y desarrollando estrategias diferenciadas y adaptadas por tipo de mercado y consumidor.