Un ambicioso proyecto sobre la DOP Cariñena pretende definir las mejores adaptaciones entre terroir y variedad con el objetivo de crear fichas con recomendaciones sobre cultivo y vinificación para que las bodegas las apliquen en su producción. Este estudio pone de manifiesto el gran potencial de los Vinos de las Piedras, por la diversidad de terrenos y variedades de uva cultivada. En su primer año de trabajo ya se han se han identificado y descrito seis principales unidades de terroir.
La Denominación de Origen Protegida Cariñena presentó los primeros resultados del proyecto que tiene como objetivo buscar las variedades y técnicas más adecuadas a cada parcela en la DOP Cariñena. Enólogos y técnicos del Consejo Regulador y de las propias bodegas de la denominación cataron seis vinos cultivados en el territorio pero elaborados en una bodega experimental de Montpellier.
Los trabajos del estudio titulado: «Caracterización y potenciales viticulturales y ecológicos de los terroir de la DOP Cariñena» no concluirán hasta 2022, pero su máximo responsable, Laurent Duret, ingeniero agrónomo, enólogo y asesor en viticultura de la empresa francesa Groupe ICV, ya destaca el «gran potencial» de los Vinos de las Piedras, por la diversidad de terrenos y variedades de uva cultivada que caracterizan a la mayor Denominación de Aragón.
«Comencé a trabajar a finales de 2017 para la Denominación de Origen Protegida Cariñena y, aunque es pronto para sacar conclusiones, ya puedo decir que se caracteriza por la diversidad. Me parece que hay una gran diversidad de terroirs, mucho más compleja que en otras denominaciones de Aragón». Así de contundente es la afirmación de Duret, que durante cinco años realiza un trabajo de análisis de los suelos, viñas, climatología de «El Vino de las Piedras» para identificar y caracterizar los diferentes terroirs y, de esa forma, «decidir qué plantar en cada situación«.
Los objetivos y primeros datos aportados por este estudio se dieron a conocer en el XII Congreso Internacional sobre el Terroir, celebrado en junio del pasado año en Zaragoza. Ese encuentro, en el que se da cita la comunidad científica cada dos años desde 1996, cuenta con el respaldo de la Organización Mundial de la Viña y el Vino y reunió a más de 200 expertos de una veintena de países relacionados con el vino.
«La D.O.P. Cariñena es compleja porque tiene muchos suelos diferentes, muchas variedades… y tiene que aprovechar esa enorme diversidad para diferenciarse«, asegura el ingeniero. Este experto recuerda que «hay 14 variedades de uva en la Denominación, eso es mucho, un gran potencial» y, por eso, añade que «hay que plantar teniendo en cuenta la mejor adaptación de la planta, del tipo de suelo, los niveles hídricos, etc«.
Cada año, mientras dure el estudio, está previsto que se realicen visitas a unas 100 parcelas de la D.O.P. Cariñena y mantenga un seguimiento, a través de la observación y los análisis del suelo, la vid y la uva, para poder clasificar los diferentes terroirs
Cada año, mientras dure el estudio, está previsto que se realicen visitas a unas 100 parcelas de la D.O.P. Cariñena y mantenga un seguimiento, a través de la observación y los análisis del suelo, la vid y la uva, para poder clasificar los diferentes terroirs. De forma paralela, un jurado experto catará muestras de vinos de diferentes bodegas para estudiar y clasificarlos en condiciones normales de producción y vinificación.
En este sentido, el ingeniero agrónomo y enólogo francés explica que ya se han tomado «100 muestras de parcelas, pero es demasiado temprano para que aporten datos de los terroirs. De momento, sirven para tener datos de la variedad, pero hay que esperar a los años siguientes para estudiar la vinificación en cada bodega y por cada vino y, si es posible, por terroir«, añade Laurent Duret. El objetivo para esas próximas temporadas es realizar visitas durante el desarrollo vegetativo de la viña para identificar parámetros como el vigor de la planta, la sensibilidad al estrés hídrico y la precocidad. Esos datos se recogerán durante el ciclo de la viña y también durante las vendimias para lograr un análisis más completo y detallado.
Identificadas seis unidades de terroir
El trabajo llevado a cabo a lo largo de este año ya está dando algunos frutos. «Hemos identificado ya las principales unidades de terroir con un análisis basado en la observación y anotaciones del suelo y los parámetros de la vid, como el vigor de la planta, que nos ha aportado una clasificación básica, pero que ya puede comenzar a utilizar la Denominación«, ha afirmado Duret. De hecho, ya se han identificado y descrito seis principales unidades de terroir:
- Suelos aluviales recientes, con suelos pardos limoso-arcillosos profundos y poco pedregosos.
- Suelos de terrazas pedregosas de llanura, con suelos pardos o rojizos y muy pedregosos.
- Suelos rojos oxidados de terrazas, con suelos rojos, arcillosos profundos y pedregosos.
- Suelos de semiladeras y vertientes, de suelos pardos heterogéneos, arcillosos y pedregosos.
- Suelos de mesetas de calizas, con suelos blancuzcos grumosos, muy calizos y pedregosos.
- Suelos de laderas con pizarras, de suelos pardos o grises, arcilloso-arenosos y pedregosos.
Tras esta primera fase, el objetivo es observar y analizar cómo se desarrolla la viña en cada época e identificar los datos de la red de referencia de los vinos y también del ciclo de la vid, de la climatología, entre otras cuestiones.
Para ello, sobre esta zonificación, que en años sucesivos se espera completar con subdivisiones, se han identificado 20 parcelas para formar una «red de referencia», estudiando el desarrollo de las variedades de uva consideradas de más interés. La garnacha tinta, la cariñena y la tempranillo se seguirán en todos los tipos de terreno, completadas con otras uvas según la unidad, como la cabernet sauvignon en los suelos aluviales recientes.
Laurent Duret recalca que «todas las unidades son interesantes y cada una tiene su potencial» y que el estudio de los terroirs permitirá potenciar la elaboración de vinos de calidad pero para un público amplio como los vinos más selectos, sector para el que los primeros datos del estudio ya han destacado las posibilidades de la uva cariñena en dos de los tipos de terreno, los de cascajo y los de pizarras, «que producen dos vinos muy equilibrados, pero muy diferentes, el primero con menos acidez«.
Junto al seguimiento de las parcelas, el estudio incluye catas de expertos de la cosecha en las distintas bodegas de la Denominación de Origen Protegida, «específica para caracterizar las diferencias» y se completa con microvinificaciones; en las que una muestra (cajas de 50 kilos de uva) de las parcelas estudiadas se traslada a la bodega experimental de Groupe ICV para caracterizar al máximo cada terroir.
Duret señala que la presentación de los resultados del primer año (análisis de las parcelas y minivinificaciones de 2018 y cata de los vinos de la cosecha de 2017) ya está mostrando datos de interés para las bodegas, como el adelantamiento de la época óptima de vendimia con el aumento de las temperaturas.
De todas formas, el enólogo francés recuerda que son impresiones tras unos primeros meses de trabajo y que las propuestas definitivas saldrán del estudio completo que se va a desarrollar en la D.O.P. Cariñena hasta 2022, y que dará lugar a una serie de fichas con recomendaciones sobre cultivo y vinificación para que las bodegas las apliquen en su producción. «Luego hay que desarrollar el marketing, pero yo soy muy optimista por el potencial que hay en esta Denominación», finaliza Duret.
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