Los buenos propósitos para el año nuevo son un clásico cada vez que termina uno e iniciamos otro. Esta es nuestra propuesta, relacionada, como no podía ser de otra manera, con el mundo del vino.
1. Celebrar con vino y con buena compañía los buenos momentos
Igual no hace falta decirlo porque qué sería de nosotros sin las celebraciones con la familia y los amigos, en las que seguro que muchas veces está presente el vino. Brindar y celebrar es algo arraigado en nuestra cultura. ¿Seguiremos manteniendo las buenas costumbres?
2. Probar vinos de variedades que nunca hayamos degustado antes
Hay muchas más variedades de uva de las que podamos imaginar. Descubrir qué aportan y cómo son los vinos que se obtienen con ellas puede ser apasionante. Detrás de cada vino, hay una gran uva… o varias, ¿las conocemos?
3. Hacer enoturismo y visitar nuestras bodegas favoritas
Un plan perfecto para amantes del vino. El turismo ligado al vino en España aumenta, fans del vino, gourmets y viajeros de todo tipo eligen las bodegas, los museos del vino o diferentes actividades relacionadas con el vino, como pasear entre viñedos y hasta vendimiar. ¿Nos apuntamos?
4. ¿Bebemos vinos de nuestra zona? Si no es así, es el momento de redescubrirlos
Vale, llevan ahí toda la vida, los hemos tomado en muchas ocasiones, pero ¿los conocemos lo suficiente? Si no recordamos ni las uvas más utilizadas en nuestra región o comunidad, ni sabemos el nombre de algunas de sus bodegas hay que empezar a buscar nuestros vinos más cercanos y, desde luego, probarlos.
5. Pensar qué región vitivinícola española tenemos descuidada y probar alguno (o varios) de sus vinos
Si no conocemos ni los vinos de nuestra región, ¿cómo podemos saber acerca de los de otros que nos quedan más lejos? Bueno, además de las zonas más conocidas, seguro que hay otras que apenas nos suenan, una buena característica de nuestro país es que hay producción en todas las comunidades autónomas. Tenemos algo de trabajo para empezar.
6. Apuntarnos a una cata de vinos o a una cena maridada
Si algo bueno tiene el vino es que basta con que nos guste, nuestra opinión es la que cuenta, pero además está la opción para los que quieran saber más de aprender a catar o realizar una cena o una comilona con maridaje de vinos, que permite abrirse a la cultura del vino. Si queremos ampliar nuestros conocimientos el hecho de compartir el aprendizaje con lo lúdico es una buena forma de iniciarse.
7. Poner en marcha nuestra propia bodega en casa y adquirir nuestras botellas favoritas
Si nos gusta el vino, es evidente que siempre habrá un espacio especial para algunas botellas en nuestro hogar. Se puede empezar con nuestros vinos favoritos y luego ampliar miras y probar y probar. Sea mediante una bodega climatizada o no, habilitar un espacio en casa para nuestro hobby será muy gratificante. Y si además lo compartimos con los que nos visiten terminará siendo mejor aún.
8. Descargar una app sobre vinos ¡y usarla!
Hay apps (aplicaciones) para todo y para todos los gustos, las del vino son legión y sirven para infinidad de propósitos, las hay de denominaciones de origen, de bodegas, de publicaciones y guías de vino, de tiendas de vino, de enoturismo, para gestionar la bodega personal, las que permiten identificar vinos o llevar un registro de aquellos que catemos… Las posibilidades son infinitas, en este post de El blog del marketing y el vino proporcionan muchas en detalle, al igual que en este artículo de Tecnovino. Si queremos estar al día o sin más divertirnos con el vino y nuestros móviles o tablets, una app puede facilitarnos y alegrarnos la vida.
9. Algunas bodegas permiten apadrinar una cepa, ¡elijamos una!
Ya podemos decir que somos o seremos padrinos… ¡de una cepa! Las bodegas ofrecen esta fórmula bajo diversas propuestas, bautizadas como apadrinar o adoptar una cepa o viña. ¿Para qué sirve? Para seguir su evolución, vincularnos más a su proyecto, conocer sus instalaciones, su marca, su forma de producir, hasta para recuperar viñedos o para fines solidarios.
10. No dejemos de tomar vino, siempre con moderación
Si todos los anteriores motivos no nos animan a tomar vino (de forma moderada), no insistiremos más, pero hay que consumir vino, porque lo producimos, porque forma parte de nuestro patrimonio cultural, porque está considerado un alimento, porque nos gusta… Cada cual que encuentre su motivo.
Se nos han ocurrido estos diez buenos propósitos vínicos, ¿coincidimos? ¿Cuáles son vuestras buenas intenciones en lo que a vino se refiere? Las sugerencias y comentarios son bienvenidos en Tecnovino. ¡Feliz año nuevo!