La plaga de la filoxera hizo que se abandonara la tradición agrícola de la vid en el Valle de Guadalest hace ya un siglo. Ahora Masos, una bodega incipiente asesorada por el enólogo Antoine Medeville, que dirige el gabinete enológico Oenoconseil en Burdeos, pretende recuperar la viticultura en esta zona.
Bajo el sello de la Denominación de Origen de Alicante, Masos, una bodega incipiente y sostenible que apuesta por la historia agrícola y por las variedades de la zona, vuelve a recuperar con sus vinos el modelo de actividad económica del Valle de Guadalest, 100 años después.
En Mas de la Mona y Alcalá, se han plantado más de cinco hectáreas de viñedos, respetando al máximo los bancales de piedra que ya existían hace ocho siglos. De aquí nacen los tintos Vidal Balaguer y Albor de Masos, de la añada de 2020. El chardonnay Mas de la Mona y el monastrell Penya del Castellet, ambos de 2021.
El objetivo de la bodega es reactivar la viticultura de la zona con vinos de alta calidad gastronómica, sostenibles y de limitada producción.
Presentación en sociedad
La presentación de la bodega se basó en un recorrido por el viñedo situado en Mas de la Mona y una cata de los vinos en su bodega, Mas de Ondara, con un evento dirigido a profesionales y guiado por el equipo de expertos de Masos: Antoine Medeville, enólogo asesor de Oenoconseil, Edouard Massie, Henri Boyer, Thomas Marquant y Emilien Delalande. Javier Velasco, sumiller internacional y director comercial de Masos, también estuvo presente.
A la degustación de sus vinos, le acompañó una selección de quesos con José Ángel Escorial, miembro de la Real Academia de Gastronomía; y jamón ibérico al corte de Florencio Sanchidrán. También se pudieron catar otros productos de la firma, como los aceites ‘Oli del Clot’ y ‘Oro de Masos’, con el oleólogo Pau Ferrando.
Vuelta a la tradición agrícola de Guadalest
Hace unos 100 años, la llegada de la filoxera al Valle de Guadalest hizo que se se perdiera más del 60% de las viñas de la Comunidad Valenciana, extinguiendo muchas variedades autóctonas. Fue una catástrofe agrícola, económica y social, que provocó que muchos habitantes de la zona tuvieran que emigrar a Argelia, Argentina y EEUU.
Ahora, la familia Vidal Balaguer recupera las plantaciones como motor económico y agrícola. Tras limpiar, arar el terreno y recuperar todos los árboles (como olivos o higueras) que ocupaban los bancales, han otorgado espacio al viñedo para aprovechar al máximo su eficiencia.
En las 5,6 hectáreas de Masos, se han recuperado las variedades autóctonas monastrell, garnacha tintorera (también conocida como Alicante bouschet) y crecen además las foráneas cabernet sauvignon, syrah, petit verdot y chardonnay. Además, en febrero comienzan el cultivo de cinco hectáreas más en Mas de Ondara. A las que se añadirán otras dos variedades más: viognier y tempranillo.
Masos pretende posicionarse también como un nuevo modelo de turismo en la zona de Guadalest. Por eso, ‘Mas de la Mona’ se convertirá en un hotel de 5 estrellas con 24 habitaciones, con un restaurante y estará diseñado por la interiorista Alejandra Pombo. En 2024 continuarán con la reconversión en hotel de ‘Mas del Molí’, otra de las masías que componen el proyecto.
Esta reactivación gastronómica-hotelera creará alrededor de 30 puestos de trabajo entre bodega y almazara; y 40 más para el proyecto turístico.
Eficiencia y calidad en su proyecto de producción
El Valle de Guadalest presenta cualidades excepcionales para el cultivo de la vid, como la tierra caliza y arcillosa, su altitud de hasta 650 metros sobre el Mediterráneo, la temperatura media anual de Guadalest y la frescura de sus noches de verano.
Además, la altitud de su bodega en Mas de Ondara, a 750 metros, y la fachada tradicional de piedra (típica de montaña) juegan a favor de una buena regulación de la temperatura, que es muy similar tanto en verano como en invierno.
Dentro de la Denominación de Origen Alicante, Masos apuesta por un concepto de bodega novedoso con su producción limitada y con un proyecto de futuro que promete recuperar el paisaje agrícola del Valle de Guadalest: «Buscamos ser un Château, abogamos por la eficiencia y la calidad por encima del nivel de producción. Conseguimos así un vino con muchísimo recorrido tanto en boca como en evolución, en tiempo, en guarda», afirman desde su dirección.