La consultora especializada Wine Intelligence formula esta cuestión. ¿ante una situación adversa de subida de precios e inflación qué posibilidades de supervivencia tiene el vino sostenible? En el caso de la actividad vitivinícola la sostenibilidad está muy presente. La total influencia de la climatología en el viñedo y los efectos del cambio climático son aspectos que no se pueden obviar y precisamente por eso el vino está más que sensibilizado con este concepto. A continuación las reflexiones desde Wine Intelligence.
En muchos sentidos, parece que el concepto de sostenibilidad en la era del cambio climático está hecho para la industria del vino. También es cierto que esta actividad lleva mucho más tiempo hablando del cambio climático y tratando de mitigarlo que muchas otras categorías de productos.
¿Por qué? Cultivar uvas de vino y elaborar vino cada año es una experiencia delicada y en continua evolución, a menudo sujeta a los caprichos de la naturaleza. Las condiciones de cultivo en una determinada estación, en un determinado microclima, tienen un impacto mucho más sustancial en el producto vinícola final que, por ejemplo, la cerveza o los licores. El vino ha sido descrito a menudo como el «canario en la mina de carbón» en términos de cambio climático. La viticultura es tan sensible a los pequeños cambios incrementales y persistentes de la temperatura y las precipitaciones como a los fenómenos meteorológicos catastróficos, como las heladas y el granizo, que en 2021 en Francia se combinaron para producir la menor cosecha en medio siglo.
El cambio climático y la sostenibilidad también se prestan a la afición de la industria del vino por los datos, los detalles y el debate. La sostenibilidad, en general, es un concepto un tanto amorfo, y los argumentos sobre la mejor manera de ser «sostenible» son complejos y llenos de matices: por ejemplo, ¿se controlan las malas hierbas con herbicidas (malos para el suelo, no son orgánicos) o se quema mucho más gasóleo para controlar las malas hierbas con un tractor y una segadora (añaden carbono y partículas tóxicas a la atmósfera)? Este es exactamente el tipo de rompecabezas al que están acostumbrados los participantes de la industria del vino y con el que se sienten cómodos.
No es de extrañar, por tanto, que existan numerosas marcas y certificaciones de sostenibilidad en el sector del vino. La mayoría llevan al menos cinco años, y en muchos casos más de diez. Muchas giran en torno a temas similares, como la mejora de la biodiversidad, la reducción de los insumos energéticos y químicos, y la reducción de los residuos y la huella de carbono, aunque cada una tiene prescripciones y énfasis ligeramente diferentes.
En total, los esfuerzos de sostenibilidad de la última década han supuesto una inversión asombrosa por parte de la industria del vino, en términos de dinero, pero también de tiempo y energía intelectual. Y, como hemos informado anteriormente, su recompensa en el mercado de consumo ha sido desigual. Los consumidores se sienten bien con la idea de la sostenibilidad en los productos que compran, pero parecen estar menos dispuestos a pagar una prima para adquirirlos.
Lo que plantea la siguiente pregunta en la mente de muchos líderes de la industria del vino en este momento: si la sostenibilidad lucha por justificar su precio prémium en tiempos de bonanza, ¿qué sucede cuando la inflación y los costes de la energía diezman el poder adquisitivo de los consumidores? ¿Será la sostenibilidad, por recurrir a una vieja analogía ecologista, el «camino del dodo»? (El «dodo» es un ave extinta, la expresión traducida del inglés se refiere a extinguirse o quedar anticuado u obsoleto).
Según los datos de que disponemos, el impacto de una próxima recesión o una desaceleración significativa del crecimiento en las principales economías puede reducir el deseo de productos sostenibles, pero lo más alentador a largo plazo es el hecho de que las tendencias demográficas y de estilo de vida a largo plazo están actuando como vientos de cola positivos para el vino sostenible.
Las empresas vitivinícolas con un programa de sostenibilidad (y un precio elevado que lo acompañe) tendrán que esforzarse en los próximos 12 meses para mantener su posición en la lista, centrándose en la relación calidad-precio y la conveniencia del producto, en lugar de atributos más esotéricos. Los datos de consumo de Wine Intelligence sugieren que, independientemente de lo que digan sobre lo mucho que les gusta la sostenibilidad, las decisiones de compra de los consumidores se rigen principalmente por el valor subyacente y la utilidad personal. Al final, los consumidores no comprarán un producto cuyo sabor no les guste sólo porque esté haciendo algo bueno en el mundo. Sin embargo, si una marca puede ofrecer un producto de gran sabor, buen valor, interesante y edificante y llevar un mensaje positivo sobre la sostenibilidad, podría ganar el pedido.
El juego a largo plazo para los vinos sostenibles parece más positivo. El deseo de comprar vino que se anuncia como sostenible muestra una marcada división generacional entre los consumidores más jóvenes en edad de consumo legal, los que suelen tener entre 20 y 30 años, que están fuertemente motivados para comprar en la categoría (y en muchos casos ya lo están haciendo) y los consumidores de más edad, de 50, 60 años y más, que en gran medida no se sienten atraídos por las declaraciones de sostenibilidad.
Estos bebedores de mayor edad dominan actualmente la mayoría de los principales mercados desarrollados en términos de volúmenes consumidos, y también son, en general, mucho más conscientes del precio. Los consumidores más jóvenes de la categoría de vino tienden a beber menos y a gastar más en una botella cuando deciden beber vino.
Por tanto si se avanza 5 o 10 años, estos jóvenes consumidores de LDA (Legal drinking age: edad legal para beber) entrarán en su edad de consumo principal de vino, y sus deseos y gustos empezarán a dominar la categoría. Si pueden llevar una visión positiva del vino sostenible a esta era, su comportamiento puede hacer que los vinos sostenibles pasen a ocupar una posición más importante dentro de la categoría, rematan las valoraciones sobre este tema en Wine Intelligence.