La variedad garnacha blanca, autóctona y minoritaria, ha sido la elegida por Rioja Vega para elaborar un vino blanco al que suma la tempranillo blanco. El resultado es un vino elegante, complejo y con brillante acidez.
El objetivo de Rioja Vega es continuar con la tradición de elaborar grandes blancos de Rioja. Apostar por la identidad de las variedades blancas procedentes de pequeñas parcelas que dan lugar a nuevas expresiones, en este caso, un vino blanco original y de calidad. Al fin y al cabo, más de 135 años de historia permiten a Rioja Vega mantener su línea más clásica sin olvidar al público más exigente. Así la bodega centenaria Rioja Vega apuesta por la diferenciación y la originalidad a través de un nuevo vino blanco elaborado con garnacha blanca, variedad histórica y minoritaria en Rioja que, acompañada del tempranillo blanco, da como resultado un vino elegante, complejo y con brillante acidez.
En palabras de su creadora, la enóloga Esperanza Elías: «Queremos enriquecer esa cara menos conocida de los vinos de nuestra región». Añade: «estamos ante un blanco para amantes del vino, atentos a la evolución de las diferentes zonas vitivinícolas» y afirma que «además, resultará familiar para aquellos que mantienen una relación estrecha con sus vinos blancos de confianza».
Los viñedos: Finca Cubillas y Finca Majalpozo
Las parcelas de las que nacen las uvas se encuentran flanqueada al norte por la Sierra de Codés y al sur por el río Ebro. El microclima de la zona y sus suelos generan las condiciones perfectas para estas variedades sienten las bases de un vino blanco elegante, complejo y con brillante acidez.
Finca Cubillas: 1,4 ha de garnacha blanca (410 m altitud). Los suelos son pobres en una zona fresca. Tierras ligeramente pedregosas y calizas. Rendimientos bajos. Estas condiciones potencian la frescura de esta variedad y favorece su longevidad.
Finca Majalpozo: 1 ha de tempranillo blanco (375 m altitud). Zona con un suelo arcillo calcáreo más estructurado. Aporta volumen a los vinos.
Elaboración de Rioja Vega Garnacha Blanca
Rioja Vega Garnacha Blanca y Tempranillo Blanco ha sido elaborado con un estilo actual en una apuesta por su personalidad y diferenciación. Vendimia seleccionada de madrugada. La obtención del mosto flor se produjo por escurrido directo sin presión. Fermentación controlada a baja temperatura durante un mes. Trasiegos posteriores con conservación de sus lías finas en suspensión.
El resultado para esta bodega es un vino blanco complejo y sutil, en el que el tempranillo blanco actúa como soporte y cede protagonismo a la profundidad de matices florales y herbáceos de la garnacha blanca. Untuoso y maduro. Muy bien equilibrado, con una acidez que prolonga en el tiempo las sensaciones frutales envueltas de seda. Un vino primaveral, expresivo y con personalidad.
Nota de cata
Color amarillo claro brillante con ribetes verdosos.
Persistentes aromas frescos de heno y hierba recién cortada sobre golosos de caramelo de violetas y fruta de hueso. Una nariz que no deja de evolucionar.
En boca arranca untuoso y maduro. Muy bien equilibrado con una acidez que prolonga en el tiempo las sensaciones frutales envueltas de seda. Un vino blanco primaveral, expresivo y con personalidad.
Las características de la garnacha blanca y la tempranillo blanco
La garnacha blanca es la variedad que menos superficie ocupa de todas las aturorizadas en Rioja y puede proceder de una mutación de garnacha tinta. Variedad que en este área alcanza unos niveles de calidad óptimos para su elaboración. Cultivada en zonas frescas produce un vino agradable y con buena acidez.
En cuanto a la tempranillo blanco es el resultado de una mutación natural encontrada en una cepa de tempranillo tinto en 1988 en un viñedo de Rioja. Son escasas sus diferencias genéticas. Su piel es de color amarillo verdoso, con bayas circulares ovoides y tamaño de hoja adulta, racimos menores.