El Duero International Wine Fest ha dejado buen sabor de boca y muchas ideas, conclusiones y frases que merecen ser destacadas. Entre ellas, la importancia de una obra que va a recopilar el conocimiento sobre el vino, Sapiens del Vino, la influencia de los ríos en las zonas vitícolas, incidiendo en el Duero, por supuesto o la construcción de una gran marca de vino, estos son algunos de los temas que se tocaron en Burgos durante este congreso y que a continuación resumimos.
¿Cuánto sabemos sobre vino? Mucho, poco, casi nada o nada, cada uno tendrá su respuesta, aunque sea cual sea, esto es algo a lo que se puede poner remedio con el proyecto Sapiens del Vino y la Bullipedia. ¿Y qué conocemos sobre los ríos vitícolas y en especial el Duero? ¿O cómo se construye una gran marca de vino? Algunas de estas preguntas tuvieron su contestación durante varias ponencias y mesas de debate del congreso Duero International Wine Fest que se celebró en Burgos los pasados 7 y 8 de septiembre.
La Bullipedia y Sapiens del Vino
Los conocimientos e historia de esta bebida se van a recoger en una obra ambiciosa que se enmarca dentro del gran proyecto de Ferran Adrià, la Bullipedia, una enciclopedia de la restauración gastronómica y que el sumiller y escritor Ferran Centelles explicó en detalle revelando que su nombre es Sapiens del Vino.
En este marco privilegiado para el vino Centelles explicó que «el sueño es hacer una enciclopedia de gastronomía para que cualquier persona que se quiera dedicar a la restauración gastronómica pueda formarse y llegar a un grado de profesionalización muy elevado». Sapiens del Vino engloba seis libros, dos ya están terminados y en proceso de impresión. Para realizarlos emplean el método «sapiens», una metodología de estudio donde se hacen muchas preguntas.
La primera reflexión que recoge el primer libro es sobre la calidad del vino, Centelles matiza que «no es absoluta y depende del momento en que estamos, es una percepción, no se pueden tomar valores absolutos, que es lo que se está haciendo últimamente».
Recorrido por los grandes ríos vitícolas del mundo, culminando en el Duero
Fernando Mora Master of Wine y la periodista Amaya Cervera (periodista) hablaron de los ríos y su influencia e impacto en una zona vitícola y al final del trayecto desembocaron en el Duero. Partieron del análisis de lo que es un río a descubrir las zonas vitícolas óptimas en función del clima y calidad de la zona.
Mora repasó lo que aporta el río a una zona vitícola: modera el clima, refleja la luz solar, erosiona y modela el paisaje, variación térmica y funciona como puerta de entrada e implica vida y transporte. Se centró en los siguientes ríos vitivinícolas hablando de sus características y vinos influidos por ellos: Burdeos, Ródano, Mosela, Napa y Duero.
Sobre el Duero, Amaya Cervera hizo hincapié en los elementos comunes con otros ríos de zonas vitícolas: «como modelador de paisaje y clima, creador de vida, con variedades que traspasan fronteras y representan la imagen vitícola del país«.
La construcción de una gran marca de vino
Pilar Molestina, directora del Anuario de Vinos de El País, fue la encargada de moderar este debate donde participaban grandes bodegas y sus directivos que dejaron sus frases y reflexiones sobre su proyecto y su concepto de marca.
Enrique Valero, director general de Abadía Retuerta y del hotel-restaurante Abadía Retuerta LeDomaine
«En el proyecto decidimos tener una visión clara de qué queríamos ser y si podíamos serlo. Nuestra vocación es trascender, ser una marca de recorrido que aporte mucho a la Marca España. Hay temas tangibles que son claves, como dónde estamos, un terruño histórico donde desde el 1300 y pico había viñas, pero hay que mirar al futuro para crear grandes vinos que pertenecen a un paisaje, Villa Retuerta y que generen placer, disfrute. El otro tangible es el equipo humano que hace, crea o hasta destruye una marca. Y además es muy importante la comunicación».
José Manuel Pérez Ovejas, director técnico y enólogo de Bodega Hermanos Pérez Pascuas – Viña Pedrosa
Pérez Ovejas reflexionón con que «nadie tiene la varita mágica como ha explicado Enrique Valero, pero desde la perspectiva de bodega familiar, quiero explicar brevemente lo que fueron nuestros orígenes. Somos una bodega familiar que se puso en marcha en 1980 por mi padre Benjamín y mis tíos Manuel y Adolfo con mucho esfuerzo, trabajo, compromiso, con medios económicos muy limitados… Pero con esa ilusión, ya que fueron visionarios en su época, como lo fue mi abuelo, un labriego plagado de sabiduría y amor al terruño, que inculcó a los tres hermanos esa pasión por el viñedo». Y prosigiuó: «Ellos pusieron los cimientos y eran conscientes de que con un viñedo de alta calidad podrían conseguir elaborar un gran vino que pudiera competir al máximo nivel entre los grandes vinos de España y el mundo». Y puso el acento en que «una gran marca se construye con una vocación exportadora, si no lo hace y se queda en el mercado nacional, tiene una limitación». En su opinión «el relato está muy bien, hay que tenerlo, pero cada botella de vino se tiene que defender por sí sola en el mercado, cuando se descorcha y se somete al criterio del mercado y el consumidor final». Así recalcó que «en la credibilidad de la marca, la consistencia en la calidad del vino es fundamental«.
Pedro Ruíz Aragoneses, director general de Pago de Carraovejas y Ossian
El directo de Pago de Carraovejas explicó de forma breve su origen: «Nuestra historia es un poco diferente, mi padre empezó todo esto, fue de las primeras personas del mundo del vino de España que representó a nuestro país como sumiller en los años 70 y se dedicaba y dedica a la hostelería y era principalmente nuestro negocio, el restaurante José María en Segovia. Con mucha pasión y emoción se trató de hacer un proyecto propio y se buscaba simplemente el vino que maridara bien con el cochinillo, sin mayor intención que hacer un vino diferente, propio, singular, que acompañar bien a este producto estrella del restaurante».
Detalló de esta forma el arranque del proyecto: «diez hectáreas en Carraovejas, con un nombre muy complicado, antimarketiniano, aunque es curioso porque se ha hecho incluso más fuerte la marca». Por tanto regresaba a este concepto y remarcaba este aspecto singular: que sobre la creación de una marca «no hay criterios o reglas básicas, no está escrito». Actualmente cuentan con 230 hectáreas en la misma ladera de Carraovejas rodeando la bodega «algo impensable en los inicios». Expuso los cuatro pilares que tienen como fundamentales:
- «La misión, tener muy claro hacia dónde quieres ir».
- «La emoción, pasión».
- «La autenticidad, la honestidad, la identidad propia, no querer copiar a nadie, hacer tu propio proyecto, querer ser tú mismo y perseguir que el mercado te pueda identificar como algo único»
- «El cuarto pilar importantísimo es el equipo. No puedes hacer las cosas solo, tienes que apoyarte en los mejores para poder llegar a donde quieres».
Sin perder de vista «la cultura del detalle, la gestión 360 grados, que todo lo que interviene en cada proceso lo intentes cuidar al máximo».
Pablo Álvarez, consejero delegado del Grupo TEMPOS Vega Sicilia
Álvarez hizo un recorridopor la evolucion de Vega Sicilia: «Nosotros llevamos en Vega Sicilia 35 años, en una bodega que fue creada hace 154 años por un señor que sin haber tenido nunca viñas, las plantó y creó algo que considero único. Somos los cuartos propietarios y todas las propiedades que han pasado a lo largo del tiempo han respetado lo que se hizo desde el principio. Nuestro patrimonio es la viña que tenemos, de 200 hectáreas, unos suelos que conocemos y cuidamos año tras año. Si se quiere calidad, cada vez hay que hacerlo mejor, hay que sacrificar muchas veces vinos. Todo lo que se ha logrado es a base de sacrificios, de ilusión, mucho esfuerzo, trabajo«.
Preguntado por si los cupos tienen que ver con esa aura de Vega Sicilia de que sea un producto elitista, especial, exclusivo y si esa escasez ha marcado la marca, Álvarez considera que «es un factor más, no creo que sea el más importante, es la consecuencia probablemente de otras muchas cosas que se han hecho, no es la causa. Si nosotros compramos Vega Sicilia fue por su prestigio».
Al final de las aportaciones de estos destacados invitados, Molestina, recalcó que sobre las marcas «a veces hay algo, un pequeño gatillo en el cerebro que lleva en distintas direcciones, es el misterio de los misterios, si lo supiéramos todos tendríamos una marca potentísima y seríamos la «Coca-Cola» del vino… Pero no tenemos las claves, ni hay una llave segura de lo que hay que hacer. Tampoco se crea una marca en dos días, de forma cortoplacista».