No es casualidad que siete sean las bodegas que se hayan unido para celebrar la Cata del Barrio de la Estación de Haro. Son precisamente siete bodegas centenarias las que han sido las protagonistas de muchos años de la historia de esta localidad riojana. Y al siete se le considera un número de la suerte. Supercherías o no aparte, el siete en Haro representa la cifra de las bodegas centenarias del Barrio de la Estación y seguro que en esta ciudad se consideran afortunados con esta suma de empresas tan especiales tradicionalmente volcadas en el vino.

El Barrio de la Estación de Haro es un enclave singular y privilegiado, presenta la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo y su construcción tuvo un eje central y común: la estación de ferrocarril. De ahí que se le conozca como la milla de oro del vino de Rioja. Dar una paseo por la zona y adentrarse en las instalaciones de las bodegas es un gusto para los sentidos y tanto para los aficionados al vino, como para aquellos interesados en la historia. Las protagonistas: Bodegas Bilbaínas, Gómez Cruzado, La Rioja Alta S.A., López de Heredia, Muga, Roda y CVNE

La historia del Barrio

Esta es la historia breve de nuestra visita a Haro durante la jornada para profesionales organizada por las bodegas centenarias del Barrio de la Estación y que arrancó con una cata de catorce joyas vinícolas de estas firmas. Catorce vinos de los siglos XX y XXI de estas siete bodegas, dos por cada bodega y con el Master of Wine y periodista Tim Atkin como conductor estrella. De forma previa a la cata el conocido antropólogo Luis Vicente Elías hizo una introducción por la historia del Barrio de la Estación de Haro, la evolución de las bodegas y los datos más interesantes del desarrollo de la elaboración de vino en este lugar tan emblemático. Para entender este lugar y sus bodegas son vitales estos momentos históricos:

• El ferrocarril fue lo que movió a las bodegas a instalarse en este lugar, como forma de transportar sus vinos
• A ello se unió la necesidad de numerosos bodegueros franceses de acudir a La Rioja para adquirir vinos con los que sustituir las malas cosechas que el oidium y la filoxera en el último tercio del siglo XIX provocarían en sus viñedos, instalando sus centros de exportación en los alrededores de la provisional estación de ferrocarril. Por cierto los vinos riojanos se convertían «milagrosamente» como destaca Elías en vinos franceses nada más salir de las fronteras españolas.
• Cuando los franceses recuperaron su producción, las bodegas evolucionaron hacia una producción de vino no tan orientada a graneles como demandaban los franceses, sino a crear sus propios vinos y pusieron sus ojos en la venta en la península.

Ya no queda en pie ningún almacén-bodega de origen francés y de las firmas que hoy permanecen, la primera en instalarse fue la de R. López de Heredia y Landeta (en 1877); en 1879 se crea la Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE); en 1886, el Duque de Moctezuma funda la bodega A. y J. Gómez Cruzado; en 1890 se instala La Rioja Alta S.A. y se crea, en 1901, Bodegas Bilbaínas. En aquellos 30 años (1877-1904) es cuando definitivamente se configura el Barrio de la Estación tal y como hoy se le conoce, una época en la que también había fábricas de aguardientes, de jabones y abonos así como algunas viñas entre los almacenes de los bodegueros. A partir de 1970, Muga (fundada en 1932) traslada su sede del casco urbano de Haro al Barrio de la Estación, sumándose a la lista de bodegas en este singular emplazamiento. Y una década más tarde, Roda construiría también allí su instalaciones pasando a formar parte de tan singular vecindario.

Los años clave del asentamiento de las bodegas en este barrio son los siguientes:

• 1877: Bodegas López Heredia.
• 1879: CVNE.
• 1886: Bodegas Gómez Cruzado.
• 1890: Bodegas La Rioja Alta, S.A.
• 1901: Bodegas Bilbaínas.
• 1932: Bodegas Muga.
• 1987: Bodegas Roda.

Una cata histórica

Los vinos que aguardaban a los profesionales para realizar la cata eran estas catorce joyas:

• Viña Tondonia Tinto Gran Reserva (1981) de R. López de Heredia Viña Tondonia.
• Gran Reserva Viña Pomal (1987) de Bodegas Bilbaínas – Viña Pomal.
• Imperial Gran Reserva (1988) de CVNE.
• Prado Enea Gran Reserva (1994) de Muga.
• Roda I Reserva (1994) de Bodegas Roda.
• Gran Reserva 904 (1995) de La Rioja Alta S.A.
• Gómez Cruzado Gran Reserva (2007) de Gómez Cruzado.
• Gran Reserva 890 Selección Especial (2001) de La Rioja Alta S.A.
• Viña Tondonia Tinto Reserva (2004) de R. López de Heredia Viña Tondonia.
• Roda I Reserva (2004) de Bodegas Roda.
• Imperial Reserva (2010) de CVNE.
• Alto de la Caseta Viña Pomal (2010) de Bodegas Bilbaínas – Viña Pomal.
• Torre Muga (2010) de Muga.
• Gómez Cruzado Pancrudo (2013) de Gómez Cruzado.

Lo mejor: catarlos con la ayuda del Master of Wine Tim Atkin que hizo hincapié en que «la gran característica sobre Rioja es que cambia. Y el cambio puede ser bueno, incluso en la elaboración de vino«.
En muchas ocasiones se habla de un estilo de los vinos de Rioja, sin embargo, hay muchos Riojas dentro de Rioja, solo hay que probar y probar para aprender más sobre ellos.

Las siete bodegas de la Cata del Barrio de la Estación: siete motivos para una visita

El orden de los factores no altera el producto, pero dejamos por escrito el recorrido tal cual lo hicimos. En cualquier caso para quienes se animen a recorrer el barrio, vale cualquier orden, el que cada uno decida será el perfecto.

1. Bodegas Bilbaínas

Una bodega cuyos orígenes se remontan al año 1859 cuando Savignon Frères & Cie., se estableció en Haro huyendo de la filoxera que afectaba a los viñedos galos. En 1901, un grupo de empresarios bilbaínos adquirió la bodega y constituyó la sociedad Bodegas Bilbaínas. Actualmente forma parte del Grupo Codorníu, pero sus vinos son pura esencia riojana.

A su marca «Viña Pomal» la definen como «Puro Rioja» y cuenta con vinos muy interesantes. Entre sus últimos lanzamientos, su gama de «Vinos Singulares» que ponen en valor varietales, hay dos tintos, uno de Garnacha y otro de Graciano y dos blancos, el de Tempranillo Blanco y acaban de sacar el de Maturana Blanco. Otra de sus recientes apuestas es el primer cava blanc de noirs de Garnacha 100% riojana del que en breve informaremos. En el marco de la Cata del barrio de la Estación de Haro han presentado este cava, el Viña Pomal Reserva Blanc de Noirs que tendrá una producción limitada de 4.000 botellas, cuando han pasado 100 años desde el lanzamiento del primer cava de esta histórica marca de Haro.

2. CVNE

Imperial, Viña Real, CVNE y Contino son las bodegas que se integran en CVNE. Sobre el Imperial, muchos sabrán que Imperial Reserva y Gran Reserva, sólo se elaboran cuando se producen cosechas excepcionales en Rioja. En lo que a Viña Real se refiere, CVNE dice que «un cuidado equilibrio entre tradición y modernidad han definido la forma y el fondo» de esta bodega. Sus instalaciones en Laguardia, diseñadas por el arquitecto francés Philippe Maziéres constan de tres edificios, el principal de los cuales está construido en cedro rojo y tiene forma de tina. La luz natural, las cuevas excavadas para almacenar el vino y la tecnología puntera – con el uso de la gravedad, instalación de la primera tolva vertical en España – definen esta monumental obra.

En cuanto a Cvne sus vinos son muy conocidos y su blanco Monopole este año ha cumplido su aniversario número cien. Por último, Contino representa el primer château de la Rioja y nace en 1973 impulsado por la bodega centenaria CVNE y los propietarios de la finca de 62 hectáreas situada en la Rioja Alavesa, aunque la historia de la propiedad se remonta al siglo XVI y sus calados que datan de ese siglo guardan los vinos en las mejores condiciones de temperatura y humedad.

3. Bodegas Muga

Su edificio bicentenario combina piedra y roble y esa esencia mantienen a la hora de elaborar sus vinos, como clarificarlos de manera natural o el trasiego por gravedad. Disponen de maestro cubero y toneleros propios. A sus conocidos vinos Muga, Torre de Muga, Aro o Prado Enea se han unido dos cavas que sorprenden: Cava Conde de Haro (viura y malvasía) y Cava Conde Rosé (garnacha).

Bodegas Muga dispone de 4 salas de fermentación con 90 tinas de madera cuyas capacidades varían desde los tres mil hasta los quince mil kilos de capacidad. Gracias a éste amplio abanico de posibilidades, indican que pueden vinificar individualizadamente las uvas en función de su calidad y viñedo de procedencia.
En Muga dicen que sus vinos «aúnan tradición y modernidad, siendo fiel reflejo de unas singulares características climáticas y orográficas, que les confieren una marcada personalidad».

4. Bodegas Gómez Cruzado

Gómez Cruzado se define como la ‘bodega boutique’ del Barrio de la Estación de Haro, con una producción anual cercana a las 200.000 botellas. Su objetivo: «hacer vinos de altísima calidad, marcados por el origen y la tipicidad, apostando por el estilo de los ‘vinos finos’ del Barrio de la Estación de Haro».

Sus vinos con etiquetas de corte clásico no pasan desapercibidos. A su blanco, crianza, reserva y vendimia seleccionada han añadido Honorable, elaborado con sus viñedos más antiguos, en los que la variedad mayoritaria es la Tempranillo, pero también aparecen Garnacha, Graciano, Mazuelo y Viura. Y su gama de vinos la completa también Pancrudo, un vino con etiqueta moderna 100% de Garnacha, de viñedos viejos cultivados en vaso en el pueblo de Badarán (alto Najerilla).

5. Bodegas La Rioja Alta, S.A.

La historia de Bodegas La Rioja Alta se inicia en 1890 cuando cinco familias la fundan. Marca para esta empresa el comienzo de «una permanente búsqueda de la excelencia que, en pleno siglo XXI, perseguimos con idéntica ilusión extrayendo lo mejor de la sabia tradición enológica –fabricación de nuestras barricas, trasiega artesanal, largas crianzas, etc.- y conjugándola con la más moderna tecnología elaboradora«. Y efectivamente así es, este año ha realizado una inversión de 9 millones de euros en viñedos y en unas innovadoras instalaciones de vendimia, incorporando para la cosecha un dispositivo óptico para la selección de la uva.

Son partidarios de la trasiega artesanal de sus barricas cada seis meses: «todo un arte mediante el que favorecemos la evolución del vino, limpiamos de forma natural los sedimentos y controlamos cada barrica individualmente». Tras el paso por barrica «la crianza se traslada a los botelleros, donde nuestros vinos pulen su personalidad, redondeando y desarrollando todas sus cualidades». Entre sus vinos insignia: Gran Reserva 890, Gran Reserva 904, Viña Ardanza, Viña Arana y Viña Alberdi.

6. Bodegas Roda

En un balcón junto al río Ebro en el Barrio de la Estación y sobre un calado centenario se ubica Bodegas Roda, fundada en 1987. La construcción de sus instalaciones empezó en 1991 y acabó en 2001. Tiene diecisiete tinas de roble francés, una innovadora sala bioclimática y dos naves de crianza excavadas directamente en la roca.
En Bodegas Roda les gusta añadir complejidad a sus vinos, juegan con distintos toneleros, pero siempre respetando el origen: el viñedo.

Sus vinos: Roda II, Roda, Roda I, Cirsión, Bodegas Roda Sela I. Son sabrosos, frutales y largos, «con taninos fundidos y suaves» recalcan desde Bodegas Roda.

7. Bodegas López Heredia Viña Tondonia

Dentro de Bodegas López Heredia Viña Tondonia, además de degustar sus vinos, tuvimos ocasión de vivir toda una experiencia, como por ejemplo ver el taller de barricas donde hacen las nuevas y restauran las estropeadas, pero aún hubo más ya que nos ofrecieron una visita guiada por sus calados acompañados por el antropólogo Luis Vicente Elías. La bodega subterránea de 3.433 metros cuadrados, con calados de hasta 200 metros de largo, a una profundidad de más de 10 metros, está perforada en el corazón de un colosal bloque de piedra arenisca, a cuyos lados se prolongan hileras interminables de barricas bordelesas. Como curiosidad Elías explicó que tanto el moho de sus paredes, como las telarañas, cumplen su función, la de mantener la humedad, regular la temperatura y evitar los insectos.

Los comienzos de esta bodega se remontan a 1877, son las más antiguas por tanto, el fundador Rafael López de Heredia y Landeta se lanzó a elaborar vinos gracias a los conocimientos adquiridos en su relación con los negociantes franceses residentes en Haro y apoyado en sus estudios de comercio y contabilidad. Una vez que los empresarios bordeleses regresaron a Francia decidió empezar con la perforación del calado.
En esta firma consideran «al viñedo y su meticuloso cuidado como el primer paso de la elaboración. Para nosotros no puede existir otro comienzo, pues nada es posible sin el mejor fruto«.

Enoturismo en el Barrio de la Estación

Este fue nuestro recorrido durante la jornada para profesionales realizada dentro de los actos de La Cata del Barrio de la Estación y que se celebró el 18 de septiembre. El día siguiente era el destinado al consumidor final y ha tenido gran éxito de convocatoria. Las entradas para acceder al evento daban derecho a consumiciones de vinos y tapas, acompañadas de actividades, animación en la calle y actuaciones musicales.
Sin duda, La Cata del Barrio de la Estación con estas siete bodegas y sus 150 años de historia en este barrio singular constituye una gran iniciativa. Haro ya está en el mapa de los enoturistas y tras este evento lo estará más.