El director general de la OIV, Pau Roca, tomó parte en la conferencia Wine Vision 2040, que organizaba el Centro de Investigación del Vino de la University of Bristish Columbia y donde intervinieron actores destacados del mundo del vino. El evento se centró en el futuro de la actividad vitivinícola y quería mostrar perspectivas de los líderes internacionales del vino.
Wine Vision 2040 es una conferencia promovida por el Centro de Investigación del Vino de la University of Bristish Columbia (UBC) que ha querido arrojar algo de luz sobre el futuro de la actividad vitivinícola. El pasado 25 de junio, diferentes expertos de organizaciones de diferentes partes del globo aportaron sus reflexiones. Pau Roca, director general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), participó también con una intervención titulada One Wine Planet (un planeta vino) donde exponía que solo tenemos un planeta vino y abordó la actividad y la economía desde una visión centrada en términos de conservación de la naturaleza.
El evento, moderado por Jacques-Olivier Pesme, director del Centro de Investigación del Vino de la UBC, también contó con líderes del sector vitivinícola que presentaron sus ideas sobre el futuro de la industria del vino. Es el caso de Laura Catena (directora general de la bodega Catena Zapata y fundadora y miembro de la junta del Catena Institute of Wine), Linda Reiff (presidenta y directora general de la asociación Napa Valley Vintners) y Pierre-Louis Teissedre (profesor en el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino –ISVV– de la Universidad de Burdeos y experto de la OIV).
El director general de la OIV insistió en el hecho de que solo tenemos “un planeta del vino” (One Wine Planet), que fue justamente el título de su intervención. Planteó la cuestión de cómo y por qué debemos cuidarlo de la mejor manera posible. Si hubiera que resumir en pocas palabras sus conceptos, serían: anticipación, evolución, conservación y resiliencia.
La situación actual es un punto de inflexión interesante para empezar, ya que “toda crisis es parte de una evolución y debemos mirar cómo otros sistemas evolucionan”, declaró el director general de la OIV. El cambio climático será, sin dudas, un desafío aún mayor.
En su opinión, a partir de ahora “la prioridad absoluta debe ser mantener este planeta con vida”. En términos biológicos, se puede realizar prestando atención al funcionamiento de ecosistemas maduros, donde el gasto de energía se minimiza a pesar de su complejidad.
Esta idea fundamental, desarrollada recientemente por el director general de la OIV, cuestiona la manera en que la economía reinventará sus modelos. Para predecir modelos futuros, necesitamos mirar a otros y cómo “los ecosistemas principales, al ser tan complejos y diferentes, son eficientes energéticamente”.
Pau Roca no tiene dudas de que “la próxima economía no medirá el desempeño humano en términos de crecimiento, sino en términos de conservación de la naturaleza”.
El sector vitivinícola es consciente de la problemática del cambio climático y ha sido pionero en la adopción de una conducta adecuada. El seguimiento cercano de los cultivos y el uso de un registro histórico son una muestra de esta relación duradera.
Finalmente, concluyó mencionando dos activos del sector vitivinícola. En primer lugar, la eficiente cadena de valor específica de este sector, ya que la amplia segmentación de precios, como también la marcada relación con el terroir y el origen son ventajas de la industria del vino. En segundo lugar, la multiplicidad de actores “debido a que la diversidad y la complejidad son factores clave para el rendimiento general y para la resiliencia”, resumió Pau Roca.
En conclusión, según Pau Roca, la economía del vino puede ser un “paradigma de sostenibilidad” y posee muchos de los elementos que requerirá la economía del futuro.