¿Qué zonas pueden resultar más afectadas por el cambio climático? Un estudio se ha centrado en la vulnerabilidad de más de 1.000 denominaciones de origen protegidas de vinos europeos frente al cambio climático. Asimismo han calculado la capacidad de adaptación de cada indicación geográfica.

El estudio, llevado a cabo por la Universidad Ca’ Foscari de Venecia y Eurac Research, se centra en las regiones vitivinícolas europeas y el cambio climático. Toma en cuenta no solo diferentes escenarios climáticos, sino también los marcos normativos y los recursos socioeconómicos de cada zona vitivinícola. regiones vitivinícolas cambio climático

Se ha publicado en Nature Communications y ha realizado, por primera vez, un mapeo de la vulnerabilidad de más de 1.000 denominaciones de origen protegidas de vinos europeos frente al cambio climático.

Tecnovino superficie de viñedo ecológico España Oive
Foto: Oive

En relación al nivel de cambio climático anticipado, las indicaciones geográficas revelan que la mayor vulnerabilidad se observará en Rumanía, Croacia, Bulgaria, Italia y Hungría. En contraste, los lugares con menor exposición se hallaron en regiones con una marcada influencia oceánica, como Portugal o las Islas Canarias, o en latitudes más elevadas, como Bélgica y los Países Bajos.

Al analizar las condiciones climáticas pasadas de las variedades de uva tradicionales en diversas regiones, se observa que las zonas del sur de Europa son especialmente susceptibles a los cambios. Esta vulnerabilidad se atribuye a las rigurosas normativas sobre las variedades cultivables y al hecho de que estas áreas suelen estar muy cerca de los límites máximos de temperatura que son adecuados para las variedades de uva actuales.

Los investigadores también calcularon la capacidad de adaptación de cada indicación geográfica, es decir, la posibilidad de desplegar acciones y recursos capaces de hacer frente a las nuevas condiciones climáticas, teniendo en cuenta 15 indicadores. Entre los parámetros socioecológicos analizados se encuentran la estructura de la población, la solidez financiera, la capacidad de los recursos humanos y las características naturales del territorio que permiten una mayor adaptabilidad.

Viticultura resiliente al clima

El índice integrado de vulnerabilidad de las regiones vitivinícolas viene determinado por la combinación de su exposición, sensibilidad y capacidad de adaptación, e indica su susceptibilidad a los efectos adversos del cambio climático. Analizando el efecto combinado de estos tres indicadores, es posible identificar grupos de regiones con características similares y dar pistas sobre posibles vías hacia un sector vitivinícola más resistente al clima.

Gráfico sobre la exposición y sensibilidad al cambio climático de las IG vitivinícolas europeas.

El 5% de las regiones vitivinícolas europeas tienen un índice de vulnerabilidad integrado muy alto. Es probable que se enfrenten a los impactos negativos más fuertes en las próximas décadas, debido a sus altos niveles de exposición y sensibilidad, y a sus limitados recursos para la adaptación. Ejemplos de este grupo se localizaron en Bulgaria (p. ej., el sur del Mar Negro), Rumanía (p. ej., Oltina), Hungría (p. ej., Hajós-Baja), partes de Italia (p. ej., las regiones vinícolas de Trebbiano d’Abruzzo y Lambrusco Mantovano) y España (p. ej., Sierra de Salamanca). Algunas de estas regiones ya han empezado a emplear estrategias específicas de adaptación al cambio climático en sus normativas de producción, como la redefinición de algunas categorías de productos vitivinícolas (por ejemplo, Kunság (HU)) o la actualización de los parámetros analíticos de los vinos (por ejemplo, Cebreros -España). En última instancia, sin embargo, la capacidad de estas regiones altamente vulnerables para hacer frente al cambio climático se ve restringida por sus limitados recursos de adaptación.

Los grupos 3, 4 y 5 representan regiones con un alto índice de vulnerabilidad integrada que se encuentran en una mejor posición en comparación con las regiones del grupo 6, pero que aún podrían sufrir graves impactos del cambio climático. Algunos ejemplos son las regiones del sureste de Francia (por ejemplo, Côtes de Provence), el norte de Italia (por ejemplo, Conegliano Valdobbiadene Prosecco), Eslovaquia (por ejemplo, Eslovaquia Oriental), la Península Ibérica (por ejemplo, Alentejo en Portugal y Rioja en España) y algunas regiones de los Apeninos.

Las regiones de estos grupos son muy heterogéneas en cuanto a la composición de la exposición, la sensibilidad y la capacidad de adaptación. Por ejemplo, las regiones del Grupo 3 se enfrentarán probablemente a impactos negativos muy fuertes del cambio climático debido a su alta exposición y sensibilidad. Sin embargo, también tienen una capacidad de adaptación comparativamente alta y, por tanto, pueden adaptarse mejor a estos impactos que las regiones con menos recursos disponibles. Por el contrario, las regiones del Grupo 4 tienen una menor sensibilidad pero también menos recursos disponibles para la adaptación, mientras que las regiones del Grupo 5 tienen una exposición comparativamente baja combinada con una alta sensibilidad y una baja capacidad de adaptación. En conjunto, las características individuales de cada grupo, como la diversidad varietal, la disponibilidad de recursos para la adaptación o la magnitud de los cambios previstos en las condiciones climáticas, determinarán el desarrollo futuro y la resistencia climática de estas regiones vitivinícolas.

Estrategias

Por lo general, las estrategias de adaptación deben elegirse en función de cada región, ya que dependen de las características individuales de cada una de ellas. En general, sin embargo, la mayoría de las IG tratarán de mantener la identidad y las características de los vinos por los que son conocidas actualmente también en condiciones futuras. Sobre la base del índice integrado de vulnerabilidad de las regiones vitivinícolas europeas, combinado con los resultados de estudios anteriores, es posible esbozar algunas posibles vías futuras para el sector vitivinícola europeo. Estos pueden ayudar a identificar opciones de adaptación sólidas y aumentar la resiliencia del sistema de IG.

Por ejemplo, se ha demostrado que el ajuste de los procesos vitícolas compensa hasta cierto punto un cambio en las condiciones climáticas, por lo que podría ser útil en regiones con altos niveles de exposición. Esto incluye estrategias como la gestión del dosel, el uso del riego, la modificación de la estructura del viñedo, la selección de portainjertos o el uso de cultivos de cobertura.

Pueden utilizarse para modificar las interacciones entre las vides y el medio ambiente (por ejemplo, la absorción de agua y nutrientes) o para alterar directamente las condiciones microclimáticas de los viñedos (por ejemplo, la exposición a la radiación entrante) y reducir así los efectos negativos del cambio climático.

En el caso de niveles de sensibilidad elevados, el ajuste de las proporciones y composiciones de las mezclas de vino o la introducción gradual de nuevas variedades podrían ser opciones prometedoras para mitigar los posibles cambios en la composición de la uva y el estilo del vino. Esto es lo que está ocurriendo actualmente, por ejemplo, en la región de Burdeos, donde se han añadido nuevas variedades a la normativa de producción y se están probando ampliamente. Los impactos climáticos más fuertes se producirán en las regiones más expuestas y sensibles, lo que puede provocar cambios significativos en las características de los productos. En casos extremos, pueden ser necesarias medidas de adaptación que vayan más allá de la gestión de los viñedos, como la reubicación de los emplazamientos en nuevas condiciones climáticas.

Sin embargo, el alcance de tales medidas de adaptación suele implicar un alejamiento parcial o total de las normas de producción tradicionales y también podría modificar fuertemente las características del producto resultante. La alerta temprana y la concienciación son, por tanto, fundamentales para el éxito de la aplicación y para proporcionar el apoyo necesario para preparar eventuales modificaciones en estas regiones.

Mientras que la exposición y la sensibilidad determinan la necesidad de ciertos tipos de adaptaciones, la capacidad de adaptación permite conocer el potencial de una determinada región para aplicar diferentes estrategias.

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Capacidad de adaptación de las IG vitivinícolas europeas

Estrategias como el desplazamiento de los viñedos a zonas más elevadas o la explotación de nichos microclimáticos favorables, por ejemplo, pueden ser muy eficaces en las zonas vitícolas de montaña, pero pueden no ser geográficamente posibles en otras regiones.

Del mismo modo, ampliar las posibilidades de regadío puede ser una opción prometedora, pero la elevada carga económica, el coste intensivo de la mano de obra, la disponibilidad de agua, los requisitos de mecanización y las limitaciones legales hacen que esta opción sólo sea viable en regiones con suficientes recursos socioeconómicos.

Las regiones que tienen un amplio acceso a los recursos, incluidos los activos naturales, físicos o económicos, los conocimientos y la educación, así como la mano de obra necesaria, son las que tienen más posibilidades de aplicar y elaborar estrategias de adaptación extensivas que no serían viables en otras regiones. Por lo tanto, especialmente en el caso de las regiones con fuertes impactos negativos, es fundamental contar con una elevada capacidad de adaptación. Sin embargo, las estrategias específicas aún deben identificarse y seleccionarse a escala regional, basándose en evaluaciones detalladas. Esto puede ser especialmente importante para las regiones muy vulnerables con una baja capacidad de adaptación, donde la aplicación oportuna de las estrategias de adaptación y la asignación de recursos pueden convertirse en un factor crítico.

Además de las repercusiones negativas del cambio climático en muchas regiones vitivinícolas europeas, algunas partes del sector vitivinícola europeo también podrían experimentar beneficios del cambio climático en un futuro próximo. Esto afecta sobre todo a regiones con una sensibilidad muy baja, situadas normalmente en condiciones climáticas frescas. Las estrategias en estos casos incluyen la identificación de variedades ya cultivadas que podrían beneficiarse de las condiciones climáticas futuras y una expansión gradual de su cultivo o la introducción de nuevas variedades. Sin embargo, debe prestarse especial atención a limitar los efectos ecológicos negativos relacionados con el desplazamiento de la viticultura intensiva hacia sistemas naturales y seminaturales.

La investigación y sus resultados se pueden encontrar en línea en este enlace mediante un mapa interactivo, que permite a los usuarios examinar cada denominación de origen protegida en Europa y sus particularidades.