Por Ángel Villafranca Lara, presidente de Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha
El viñedo de Castilla-La Mancha se encuentra en una posición competitiva equiparable a nuestros más directos competidores europeos y mundiales.
Las expectativas de primeros de septiembre, tras la celebración de nuestra asamblea anual ordinaria para la vendimia 2013 en Castilla-La Mancha, se han ido modificando claramente al alza desde que se generalizó la vendimia en nuestra región, en la que se podría alcanzar un récord histórico de producción sin precedentes. Esta abultada estimación al alza tiene dos explicaciones, y solo dos, que no pueden hacernos cambiar de rumbo:
La primera es que, sin lugar a dudas, nuestras explotaciones son cada vez más competitivas, ya que con menos superficie vitícola (recordemos que en Castilla-La Mancha se han perdido en la última década algo más de 100.000 hectáreas de viñedo), somos capaces de producir igual o más uva que hace diez años, y de mejor calidad; lo que denota que los viticultores de nuestra región han hecho bien los deberes de la reestructuración y reconversión de nuestro viñedo, que en la mayoría de los casos se ha realizado con “variedades mejorantes” adaptadas al mercado mundial; un eficiente y más racional manejo del agua, que junto a prácticas culturales respetuosas con el medio ambiente, y optimización y adaptación del manejo de las plantaciones en espaldera, han colocado al viñedo de Castilla-La Mancha en una posición competitiva equiparable a nuestros más directos competidores europeos y mundiales.
«No podemos seguir con un sector tan atomizado y
tan poco estructurado».
La segunda explicación a lo acontecido en esta vendimia es que hemos tenido una climatología excepcional y muy favorable para el viñedo: tras un período largo de sequía, hemos tenido un otoño y sobre todo una primavera muy lluviosa, retraso de la brotación hasta principios del mes de mayo, verano muy caluroso, y con noches frías desde finales de agosto, lo que ha configurado una maduración óptima del fruto tanto en calidad como en cantidad, aunque con cierto retraso; circunstancias que no se daban desde hacía más de 20 años…, todo lo cual ha provocado situaciones en muchos casos impredecibles (porque la gran mayoría de los viñedos de secano se han comportado como si fueran de regadío).
Estrategia que nos permita competir
Este escenario descrito nos lleva a una reflexión clara: no podemos seguir con un sector tan atomizado y tan poco estructurado (con más de 200 bodegas cooperativas vendiendo vino y mosto prácticamente de las mismas características y “a cualquier precio”). Nuestra falta de vertebración comercial es nuestro mayor enemigo, convirtiéndonos en competidores unos de otros, al “subastar” a la baja nuestro producto para que los compradores se lo lleven y lo paguen lo más rápidamente posible, sin controlar de ninguna forma su destino final, y sin tener ninguna estrategia definida…
«Nuestra falta de vertebración comercial es nuestro
mayor enemigo».
Desde luego, el trabajo de nuestros socios viticultores es producir uva en cantidad y calidad; y lo han hecho muy bien, como ha sucedido en esta excepcional campaña. A partir de que la materia prima ha entrado en su empresa cooperativa, es nuestra responsabilidad planificar su correcta elaboración y su comercialización, a través de una estrategia previa que nos sirva para competir en un mercado europeo y mundial absolutamente libre y sin medidas de intervención, como las que había antaño y que la nueva PAC ha abolido definitivamente.
La ausencia de medidas de regulación de mercado en el sector vitivinícola europeo no quita que, ante situaciones excepcionales como la cosecha de las características a las que este año nos enfrentamos, se deban articular medidas excepcionales por parte del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y/o por parte de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha, como se actuaría ante cualquier situación de crisis sobrevenida en cualquier sector productivo. Las administraciones, desde luego, no deberían mirar hacia otro lado en cuestiones que afectan a más de 85.000 familias, que en mayor o menor medida viven directamente de la viña y el vino en Castilla-La Mancha.
Integración y dimensión
Dichas situaciones coyunturales, excepcionales a todas luces, no nos deben hacer perder el rumbo de la integración, sobre todo comercial, cuya responsabilidad es única y exclusivamente nuestra (rectores y dirigentes de empresas cooperativas). Debemos estar muy atentos a las posibilidades que puedan abrirse a raíz de la nueva legislación que el Ministerio de Agricultura ha puesto en marcha sobre fomento de la integración cooperativa, y que junto a herramientas que contempla la nueva PAC a través de la OCM única en todos los sectores, como son las Organizaciones de Productores (OP´s), podrían servir como verdaderos instrumentos vertebradores que en momentos como los que vive actualmente el sector vitivinícola en nuestra región, prevendrían posibles perturbaciones o situaciones graves de mercado como las que podrían acontecer en esta campaña.
Desde luego, el mayor empeño en el que debemos trabajar con generosidad y dedicación todos los que nos sentimos cooperativistas, es en establecer estrategias de integración y dimensión; el mercado es mundial, y si actuamos con fe ciega y con pasión, podremos dejar a generaciones venideras estructuras mucho más sólidas y eficientes para seguir manteniendo la actividad agraria en nuestros pueblos.
Ángel Villafranca Lara, presidente de Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha
Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha es la entidad creada para representar, defender y fomentar el cooperativismo agrario castellano-manchego y prestarle los servicios necesarios para hacerlo más competitivo. Está asociada a Cooperativas Agro-alimentarias de España y a través de ésta a la Confederación General de las Cooperativas Agrarias de la Unión Europea (COGECA), entidad que representa al cooperativismo agrario europeo.