A través de un recorrido por los Museos del Vino que forman parte de las Rutas del Vino de España, se pueden observar los nexos que unen ambos mundos, el del vidrio y el vino.
Vidrio y vino, vino y vidrio, una unión en diferentes momentos, sea en el envase con las botellas, en el servicio con las copas o en el laboratorio de las bodegas con los instrumentos y objetos que emplean los enólogos. El mundo del vidrio está íntimamente relacionado con el del vino. Y ese universo de nexos y conexiones se puede seguir y conocer en las bodegas y, especialmente, en los Museos del Vino que forman parte de las Rutas del Vino de España.
De hecho, en el mundo del vino, el vidrio ha jugado y juega un papel esencial. Sin el vidrio no se podría disfrutar del vino como al principio se menciona: las botellas en las que se envasa (y en donde reposa necesariamente para hacer su crianza) son de vidrio; las copas en las que se cata y degusta son de vidrio (especial, premium, pero vidrio en esencia); por no hablar de los objetos e instrumentos con los que trabajan los enólogos en los laboratorios de las bodegas. Así que los enoturistas tienen una ocasión perfecta para prestar atención a esa relación entre el vino y el vidrio cuando visiten cualquiera de las 34 Rutas del Vino de España que, actualmente, forman parte de esta marca creada desde la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) y que se ha convertido en el referente del enoturismo en nuestro país. Prácticamente en todas ellas encontrarán un Museo del Vino, que son los centros perfectos donde comenzar un viaje enoturístico.
El año 2022 se declaró por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Año Internacional del Vidrio. Esta conmemoración pretende resaltar la importancia tecnológica, científica y económica del vidrio, un material que sustenta muchas de nuestras tecnologías y que “ha acompañado a la humanidad durante siglos, enriqueciendo la calidad de vida de millones de personas como uno de los materiales más importantes, versátiles y transformadores de la historia”.
La importancia del vidrio en la elaboración del vino
El vidrio, fabricado a partir de sílice y otras sustancias, es el material perfecto para conservar comidas y bebidas. De hecho, ha sido utilizado con ese propósito desde hace siglos.
En los Museos del Vino se explica la historia del vino de cada territorio; aspectos relacionados con el campo, la botánica, la cultura, la tecnología o la gastronomía; se presentan los envases para conservar y transportar el vino, etc. En casi todos ellos se expone, por ejemplo, la importancia de las
botellas en la última fase de elaboración del vino. Es lo que se llama crianza en botella: el vino debe pasar un tiempo en bodega, ya embotellado, para que se estabilice y acabe de definir sus matices. En la botella de vidrio se producen una serie de reacciones por las que se suavizan o eliminan los taninos y se reduce la astringencia del vino. Además, las botellas permiten que se frene la evolución biológica del vino, lo que alarga su vida.
Una de tamaños: de Piccolo a Melquisedec
Entre las muchas curiosidades que guardan los Museos del Vino están los diferentes tipos de botellas en las que se puede envasar el vino, atendiendo a su tamaño, que tienen nombre propio. La Estándar tiene una capacidad de 750 mililitros y una de las teorías que explica la generalización de esta medida tiene que ver con el vidrio y los sopladores de vidrio que eran quienes elaboraban las botellas. Según esa teoría, la capacidad pulmonar a la que mejor rendían los vidrieros daba como resultado botellas de ese tamaño.
Pero también se elaboran botellas más pequeñas y más grandes. Por debajo de la Estándar está la Media botella (375 ml) y el Cuarto (187,5 ml), también llamada Piccolo o Benjamín; y por encima están la Magnum (1,5 litros), la Doble Magnum o Jeroboam (3 litros), la Rehoboam (4,5 litros), la Imperial o Matusalén (6 litros), la Salmanazar (9 litros), la Baltasar (12 litros), la Nabucodonosor (15 litros), la Melchor o Salomón (18 litros), la Sovereign (25 litros), la Primat (27 litros) y la Melquisedec (30 litros). Algunas -como la Matusalén y, en general, las de mayor capacidad– se utilizan especialmente en los espumosos.
Museo Vivanco de la Cultura del Vino, en la Ruta del Vino de Rioja Alta
En este museo, se puede ver un audiovisual donde se muestra la fabricación de las botellas, tanto de la manera en que se hacía antiguamente (con el método del soplado de vidrio, que requería una técnica depurada, conocimientos de fundición y mucha habilidad), como de la forma en que se hacen hoy en día, con métodos industrializados.
Este museo también alberga una colección de objetos de vidrio relacionados con el servicio del vino: botellas, vasos, copas, jarras, decantadores, redomas, etc. Son piezas que van desde la antigüedad clásica a comienzos del siglo XX y en las que destaca la unión entre el carácter utilitario de estos objetos y su categoría artística, pues en muchas culturas y épocas el ritual del servicio y la degustación del vino se cuidaba al máximo ya que se consideraba la bebida de los dioses.
Además, sin salir de este museo es posible conocer la relación del vidrio con el vino en el ámbito de los laboratorios de los enólogos. La ciencia sirve para prever la evolución del vino en la bodega y en el viñedo, algo en lo que el vidrio ha jugado un papel muy importante gracias a instrumentos como microscopios, ebullómetros, densímetros, alcohómetros, refractómetros, entre otros.
Museo Provincial del Vino de Valladolid, en la Ruta del Vino Ribera del Duero
En este museo permite un encuentro con los antiguos oficios relacionados con el mundo del vino y donde resulta posible aprender más sobre uno en concreto: el vidriero. Los vidrieros se encargaban de fabricar, de manera artesanal, las botellas y las damajuanas donde se conservaba y transportaba el vino. Este es uno de los oficios relacionado con el mundo del vino que prácticamente ha desaparecido, a pesar de que desde hace unos años algunos enólogos han recuperado procesos de elaboración en estos recipientes (para blancos y dulces), por no hablar de los que se han mantenido, como el del vino rancio, de crianza oxidativa.
En el Museo de las Ciencias del Vino, en la Ruta del Vino y el Cava Ribera del Guadiana
En una de sus salas se ha recreado un antiguo laboratorio de análisis vínico; en otra se explica, a través de botellas con vino de diferente color, la importancia de la psicología en el proceso de degustación; y la física y la enología se unen al mundo del vidrio y el vino en las salas donde se habla del proceso de destilación y en la que se exponen las copas adecuadas para tomar vinos o cavas.
Museo de las Culturas del Vino de Cataluña VINSEUM, en la Ruta del Vino Penedès
Aquí se puede conocer también una gran colección relacionada con los recipientes de vidrio que ilustran los usos y costumbres que el hombre ha ido creando para el consumo del vino. Así se descubren cómo las modas y el diseño han influido en objetos como botellas y copas, cómo la degustación del vino se fue transformando casi en arte, la influencia en el mundo gastronómico, etc.
En definitiva, el patrimonio histórico y cultural -material e inmaterial- que custodian los Museos del Vino es enorme. Como en el resto de establecimientos que forman parte de las Rutas del Vino de España, la calidad es, además, uno de sus ejes fundamentales. Por todo ello son un claro referente en el mundo de la cultura del vino y en cualquier viaje enoturístico que se emprenda por las Rutas del Vino de España.